Marrero en el Mindus "se debe trabajar de forma incansable para lograr la satisfacción de las necesidades de la población"
Elías Amor Bravo economista
No es verdad. Los cubanos no se deben dejar engañar. No. La forma de recuperar el sector industrial manufacturero cubano no pasa necesariamente por el reciclaje, ni mucho menos por esa “mirada transformadora” de la que habló Marrero en la reunión de balance del departamento Ministerio de las industrias, Mindus. Ese no es el camino.
¿A qué llaman mirada transformadora? Pues básicamente a la automatización de la industria pensando que es la vía para mejorar la producción y satisfacer la demanda nacional. Pero eso no es cierto. El estado de postración en que se encuentran la mayoría de actividades industriales en Cuba (alrededor del 20% por debajo de los niveles medios de los años 80 del siglo pasado según el índice de producción industrial elaborado por la ONEI) exige mucho más que apostar por la automatización.
Marrero orienta mal a la industria y confirma que su visión del sector, o la que le ponen por escrito sus asesores, pertenece más a la historia del último cuarto del siglo XX que este primero del siglo XXI en que nos encontramos.
Ya la automatización ha quedado atrás por las exigencias tecnológicas de primer nivel que trae consigo la cuarta revolución industrial. O dicho de otro modo, Marrero está hablando de una industria 2.0, pero en realidad ya estamos en la industria 4.0 y las estrategias de los gobiernos y las empresas no pasan por mirar atrás, sino ir adelante.
¿A dónde? Pues básicamente al internet de las cosas, la inteligencia artificial, la robotización, las tecnologías de almacenamiento energético y otras que exponer aquí sería mucho más extenso que el contenido de la entrada del blog. Pero aquí está la cuestión. Marrero como “responsable” del régimen no mencionó en su discurso estos avances necesarios, y en cambio otorgó especial atención al reciclaje, es decir, a la economía de la chatarra, que parece que es su opción para la industria cubana.
Y aquí se vuelve a observar otra curiosidad. Marrero confundió el reciclaje, que es un concepto del pasado siglo, con la economía circular, que es más moderno y tiene que ver con la responsabilidad social de las empresas en los países de economía de mercado. Y lleva razón cuando afirma que este modelo “aún es poco aplicado en el mundo empresarial cubano y este organismo debe trabajar para convertirlo en una referencia de las prácticas de la economía circular”, pero obviamente se equivoca al pensar que este modelo lo tiene que aplicar el Mindus. No es así, la economía circular es una actividad empresarial porque genera beneficios y rentabilidad. No entender esta idea es volver a perder el tren.
Y como no hay dos sin tres en el régimen comunista cubano, ya tienen en marcha un Grupo Empresarial de Reciclaje, que pretenden expandir a otros sectores, con el lineamiento de que hay que poner en marcha de forma inmediata la economía circular. Una idea errónea, porque no se dan las bases en el sector empresarial cubano, estatal y no estatal, para que este modelo se aplique de forma eficiente por las empresas. El fracaso está a la vista.
Ideas alocadas, como la chatarra electrónica, que Marrero reconoció que “sigue siendo un recurso con el que no saben qué hacer” para apostar por lo que ahora se está haciendo, que es su venta a las nuevas formas de gestión, pero entendiendo que esto no es lo que se debería hacer, quieren orientarlo a la industria electrónica del país. Absolutamente increíble.
La venta de chatarra electrónica a la actividad de la industria que debe ir por delante en tecnologías, lo único que van a hacer es retrasarla más aun. Se ve que el modelo de Díaz Canel de ciencia, investigación y sociedad no ha entrado en el discurso de Marrero. Por eso, lo tuvo que ayudar el ministro de las industrias que citó como un ejemplo práctico del paradigma con la producción de “pasta dental”. Ese es el resultado de la ciencia e investigación en Cuba. Asombroso.
Otro subsector de la industria que el primer ministro calificó “de vital importancia” es el que se dedica a la producción de envases y embalajes, entendiendo que se tienen que garantizar para la demanda procedente de los nuevos actores de la economía nacional, y confirmó su intención en “desterrar que las producciones se comercialicen a granel”. En realidad, la mayoría de las producciones se venden a granel, basta acudir a cualquier establecimiento comercial del estado para comprobar que los envases son faltantes en la economía cubana desde hace años, incluso para comercializar productos como refrescos en lata o botellas.
Marrero Cruz dijo que se deben evaluar bien los proyectos que permitan elevar más la automatización y disminuir los niveles de obsolescencia del sector industrial, y señaló que debe ser el Mindus el que intervenga de forma directa en estas cuestiones, no las empresas y actores económicos de forma independiente. Marrero debería leer a Schumpeter para entender de qué depende la reducción de la obsolescencia y la innovación industrial. No lo entiende.
Su forma de potenciar la automatización, insisto un concepto de finales del siglo pasado, es que todos los proyectos de inversiones “que se hagan en la nación sean portadoras de niveles altos de automatización”, y verlo como una obligación. Un aviso a los inversores extranjeros para que vayan recuperando las tecnologías de finales de siglo pasado, que ya abandonaron, si van a venir a Cuba. Increíble.
Marrero dijo también querer que se utilicen al máximo las capacidades disponibles de los equipos tecnológicos de la industria para, y aquí viene la sorpresa, “incrementar la producción de piezas de repuesto, así como la recuperación de las mismas” en una clara referencia del estado de postración y atraso en que se encuentran la mayoría de actividades industriales (por ejemplo, el sector eléctrico) que no pueden funcionar por la falta de piezas que ya ni se fabrican en otros países.
También hubo mensajes para los cuadros, asumiendo que se viven momentos complejos en los que los dirigentes deben tener los valores políticos y humanos para llevar a cabo su misión; y de nuevo el Mindus debe intervenir para “completar los cargos vacantes y continuar el proceso lógico de la política de cuadros de renovación y promoción de jóvenes”. La salida de cubanos está afectando al sector industrial de forma intensa y acaba siendo preocupación para el régimen que tiene que dedicar recursos, que no tiene, a preparar y cualificar en tiempo récord a los directivos más jóvenes.
Tras Marrero, intervino el ministro del ramo, que después de identificar la producción de pasta dental como un hito del paradigma de ciencia tecnología y sociedad, definió como prioridades de trabajo para el presente año “consolidar el papel del Mindus en la estrategia económica y social, y lograr un mayor desarrollo industrial y la satisfacción de la demanda de los sectores vitales de la nación”.
Tarea de "consolidación" en la que llevan décadas y que no va a llegar, de seguir como van las cosas. ¿Por qué decimos esto? Pues básicamente porque el ministro de industria habló de “fortalecer a la empresa estatal socialista”, la certificación de la economía en todas las entidades, el incremento de la productividad del trabajo y de los ingresos de los trabajadores. Y ese camino, en el ámbito de la empresa estatal en la industria, es un camino perdido. Ya se sabe.
Saludos Elías. Leo sus artículos desde hace mucho tiempo. Por el actualizado y académico lenguaje técnico-económico empleado por usted en sus artículos y demás comparecencias en el ámbito de la comunicación y la información, parece ser usted un lúcido teórico de esta rama. Le agradecería que me explicara, qué haría usted(concretamente), si tuviera la posibilidad de decidir sobre los destinos de Cuba(su país natal) para sacar al país - lo más rápido posible - de esta crisis, pero, eso sí, sin cambiar el rumbo socialista. Como lo hizo, por ejemplo, Vietnam.
ResponderEliminarGracias.