¿Qué es el "pensamiento diferente" de Marrero?
Elías Amor Bravo economista
Si es que no tienen remedio. Salen a dar una vuelta por ahí y descubren que hay muchas cosas que se pueden hacer. Tantas, que parece que no se haga nada. Esta es la impresión que se obtiene de una entrevista a Marrero en la prensa estatal, en la que valora las reuniones de los dirigentes del régimen con las autoridades de los territorios durante los últimos días.
“Saber a donde tenemos que ir”. Este es el mantra que se ha inventado Marrero porque, sinceramente, ya no sabe qué decir cuando contempla la realidad en la que se encuentra la economía cubana y debe ser conocedor también que cuanto más hable de embargo/bloqueo mayor rechazo conseguirá de una sociedad que está harta.
64 años después, a estas alturas de la historia y con todo lo que ha llovido, este esclarecimiento de conceptos para saber hacia dónde se tiene que ir, traslada una sensación de precariedad, provisionalidad y de falta de ideas para un sistema económico y político que se encuentra acabado.
El problema es que Marrero reconoce que ha dicho al pueblo que “este tiene que ser un año mejor”, pero la realidad es que, conforme pasan los meses, la situación empeora. Y de un escenario de estancamiento económico se ha pasado al temor a una profunda recesión que aleja más aún en el tiempo el retorno a la normalidad perdida en la economía tras la pandemia del COVID-19. Cuanto más se tarde en reaccionar, mayor será la pérdida de bienestar de los cubanos y aumentará el enfado y la tensión social hacia los dirigentes, a los que se hace responsables de la situación.
Fue en Camagüey, donde Marrero conversó con el equipo de prensa de la presidencia, y en ese diálogo expuso sus ideas sobre las reuniones que se han venido produciendo en estos días.
En primer lugar, la necesidad de explicar al pueblo en qué consiste el sistema de trabajo del gobierno. Bastante le importa al ciudadano que pierde el tiempo vital en una cola para conseguir algo que llevar a la comida de ese día, el sistema de trabajo de Marrero y los comunistas. El cubano de a pie lo que está es desesperado de ver que tanta promesa del gobierno acaba en nada, y lo peor es que no puede salir huyendo del país, como hacen muchos de sus familiares y vecinos.
Marrero sigue usando el argumento del bloqueo recrudecido, al que añade la crisis en Europa, para no molestar al aliado Putin por su invasión criminal en Ucrania, y trata de justificar el caos económico con estos argumentos, pero la gente no le cree. La gente está harta de argumentos vacíos y quiere soluciones a los problemas, y ya.
Ni siquiera se fían de los compromisos que al final se acaban perdiendo en ondas de trabajo burocrático e ineficiente. La gente ha dicho basta, y ha echado a andar.
En segundo lugar, Marrero habla de lo que hemos encontrado en estas reuniones por la Isla. Y lo califica de “experiencias muy interesantes”, pero al final no va a lo concreto, y se acaba perdiendo en loas al trabajo del partido que más que un incentivo es una rémora que sigue limitando el potencial económico de la nación.
Los cubanos saben que allí donde los comunistas meten las narices, las cosas no pueden salir bien. Lo que sucede es que esas “experiencias buenas, en muchos casos y en muchos lugares todavía son excepciones, y no se logran generalizar” y esto lo dijo Marrero para justificar, en su opinión, las principales inquietudes e insatisfacciones".
En tercer lugar, y con referencia a la producción de alimentos afirmó que no se logra satisfacer la demanda del pueblo, en particular la producción agrícola, que en su opinión corre a cargo en un 80% de la iniciativa privada, no estatal. Marrero dijo que las tierras se fueron entregando, y así se sigue haciendo, a las personas, a las cooperativas, para añadir a continuación, “no siempre se cumplen, sin embargo, los objetivos", y entonces, ¿Quién tiene la responsabilidad?
¿A quién reclama el pueblo por la garantía de los alimentos?: al gobierno. Y el gobierno, a través de las empresas estatales, tiene que lograr llegar a esos productores, tiene que contratar para garantizar esa distribución de alimentos”. Pregunta, ¿No sería mejor que el gobierno no tuviera que intervenir? ¿No sería más adecuado generalizar los derechos de propiedad de la tierra y que los productores no dependieran de las decisiones de entregas de los comunistas locales? ¿Por qué no se va al origen del problema? ¿Por qué en Camagüey se produce leche que no se está contratando y que obliga a importar ese producto del exterior?
¿No se da cuenta Marrero que el problema es el encaje del sistema económico, que, en manos del estado, simplemente no puede funcionar? En contra de su criterio, que la economía funcione no depende de disciplina, ni de exigencia ni de pagar o compensar, sino de que se instale la libertad económica, la propiedad privada y el mercado de forma generalizada en todos los sectores, y dejar que el estado se retire a sus funciones clásicas. No hay alternativa.
En cuarto lugar, y en materia del comercio y la gastronomía, Marrero dijo que “nos hemos topado con un tema, que lo conocemos: todavía no es suficiente la oferta, y la mayor oferta gastronómica está concentrada en las formas privadas, con unos precios elevados”. Y ante esta evidencia que responde a las crecientes desigualdades económicas y sociales que se producen por el acceso desigual de la población a las divisas, Marrero apostó por “exigir la ficha de costo y evitar esos precios abusivos”. Se equivoca. No es él quien tiene que resolver el problema con el aparato estatal, sino la oferta y demanda, los actores económicos privados, el sistema de economía de mercado que se debe implantar en el país.
En quinto lugar, los temas de la vivienda, finalmente identificados por el régimen como una preocupación importante de la población, y donde los límites vienen de la falta de cemento, de acero, de la producción local de materiales de la construcción. Marrero consideró difícil activar el motor de la construcción como elemento dinámico de la economía y no dijo mucho más.
En sexto lugar, y relativo a las políticas sociales, sobre todo las dirigidas a aquellas personas con más situaciones de vulnerabilidad, Marrero dijo que se han identificado “las necesidades de las madres trabajadoras, entre ellas los círculos infantiles, y estamos pidiendo que las empresas asuman las casitas infantiles para resolver ese problema de conjunto con los gobiernos” y así, de una manera u otra, hemos abarcado aspectos principales que impactan en la población. ¿Es este el problema social más importante de Cuba en estos momentos? Pensar que empresas descapitalizadas, sin recursos, próximas a la insolvencia y de pésima gestión, van a dedicar recursos a financiar escuelitas, no tiene sentido.
En séptimo lugar, habló de la preocupación de la gente por el tema del delito. Para Marrero el delito consiste en que se tiene que ver cómo las cosas que a veces faltan y a veces no se pueden garantizar, se están revendiendo en la calle, a veces sustraídas de una empresa, de una fábrica, a unos precios abusivos para el pueblo. Delitos que están provocados por las estructuras del sistema, que la gente no entiende ni acepta. El colectivismo ha acabado siendo un desastre para los cubanos. Los delitos se producen porque para evitar la asfixia solo queda esa opción. Si los precios no son los establecidos, tal vez sea porque no se han establecido correctamente, y se tienen que revisar. El modelo tampoco sirve para eso.
En octavo lugar, la autonomía municipal el nuevo mantra del régimen, que se considera que es fundamental para “satisfacer las necesidades de su población, y ver cómo explotamos todas las potencialidades del municipio para resolver los propios problemas que tiene su población”. Pronto se darán cuenta de que ello no es así y que se producirá justo lo contrario.
De las palabras de Marrero cabe concluir dudas, incertidumbre y temor por el escenario abierto. Limitaciones del bloqueo, de la falta de divisas para poder adquirir medios y materia prima desde el exterior, y se insiste en que hay “muchas cosas que podemos hacer cuando se trabaja de manera cohesionada, cuando se busca con un pensamiento diferente”.
¿Qué es ese “pensamiento diferente” y hasta dónde puede llegar?
Estimado profesor ante este escenario hay dos celebres frases que lo representan: “No hay peor ciego que el que no quiere ver” y «Cuando un hombre no sabe hacia dónde navega, ningún viento le es favorable». Soy de ideas liberales y usted tiene toda la razón, la solución es muy sencilla: que libere la economía y permitan que las leyes del mercado y “la mano invisible” según Adam Smith dirijan la economía. Pero si desea mantener las taras del comunismo que copie los modelos de China y Vietnam, no hay otra solución. Pero es bueno que Marrero conozca, por su ignorancia, que son más eficaces las regulaciones que las nacionalizaciones o confiscaciones comunistas.
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