El fracaso absoluto de la visita de Borrell a Cuba
Elías Amor Bravo economista
Borrell, alto representante de la política exterior de la UE, al igual que su predecesora en el cargo, la señora Mogherini, aquella comunista italiana que definió el régimen totalitario cubano como una “democracia de partido único”, ha finalizado una polémica visita a la Isla comunista del 25 al 27 de mayo que ha generado cierto interés mediático. Sobre todo, en la prensa española, porque la cubana apenas le dedicó unas líneas en el último momento y no fue recibido a la llegada, como autoridad que es, como ocurre cuando arriban a la Isla visitantes de otros países y organizaciones.
Es igual, si en la prensa española ha tenido algún interés no es por otro motivo que España se va a encargar de la dirección política del próximo semestre comunitario, con Pedro Sánchez a la cabeza de los 27. De otro lado, España ha tenido cierto predicamento en los países de la UE con respecto a la política a desarrollar en América Latina, si bien es cierto que este liderazgo se ha ido perdiendo bastante en los últimos años. Cabe suponer que esta vez ocurra otro tanto. De modo que la avanzadilla de Borrell, de perfil europeo, y lo que pueda ocurrir en La Habana durante estos días, tendrá mucho interés para prever lo que pueda venir después.
La cuestión es que Borrell ha tenido tiempo y oportunidades para contactar con la realidad en que viven los cubanos y si no hace caso omiso de su experiencia y conocimiento político, que nadie pone en duda, habrá llegado a las siguientes conclusiones:
1.- Una economía devastada por la aplicación de la tarea ordenamiento en 2021, tras la crisis de la pandemia, en el peor momento posible y que ha generado un cuadro dramático de inflación fuera de control, pérdida de poder adquisitivo, empresas estatales insolventes, descontrol fiscal y monetario, falta de electricidad y gasolina y escasez de alimentos y servicios básicos.
2.- Un partido único, el comunista, atrincherado más que nunca antes en su incompetencia y vehemencia ideológica, que se acaba de rearmar conceptualmente para mantener el dominio del estado, sus instituciones con mayor poder e influencia que nunca, cerrando el paso a cualquier organización política que pueda suponen un cuestionamiento.
3.- Un régimen político represor que prefiere invertir recursos antes en vigilancia, control y hostigamiento a la población que en alimentos; antes en habitaciones de hoteles vacías que en la mejora del suministro eléctrico, y que sigue otorgando toda la responsabilidad de la quiebra del sistema a un supuesto embargo inexistente que saldrá en todas las conversaciones.
4.- Una población cansada de tantas consignas ideológicas, promesas e incumplimientos, que revive en estos momentos situaciones pasadas muy similares, como el llamado “período especial” y que sigue intentando enderezar la situación que vive el país, aunque sabe el coste que está asociado a hacerlo. Lo ha intentado, pero la represión ejercida por el régimen es tan brutal y despiadada que elimina cualquier opción de cambio.
5.- Gente que solo quiere irse del país y como sea, porque su vida en Cuba es un fracaso. Los cubanos sueñan con el extranjero y, en concreto, Europa se ha convertido en una referencia para muchos, sobre todo España. Es una auténtica desgracia que los nacionales de un país lo único que deseen es huir a otros para poder llevar sus vidas en paz y libertad. Cuba no tiene futuro.
6.- Desatención y burla hacia los compromisos de la deuda internacional, como se pudo comprobar en la farsa del juicio de Londres. Cuba está fuera de todos los indicadores que elaboran las empresas de calificación de riesgos financieros y es por ello que tiene cerrado el acceso a los mercados de capitales institucionales. Como no paga sus deudas, el mismo régimen se cierra una puerta que podría tener abierta en beneficio de todos los cubanos.
7.- Atracción de inversores con un alto riesgo en sus proyectos y que caen en los mismos errores de siempre: la economía cubana no existe. Son muchas las empresas europeas con intereses económicos en Cuba, siempre al límite, con cuentas de explotación mínimas que nunca serían aceptables en otros mercados, y que mantienen sus operaciones en la Isla pensando que cuando cambie el sistema político habrán tomado posiciones de seguridad con anterioridad. Grave error.
8.- Un firme aliado de Putin en Diaz Canel que secunda al pie de la letra las palabras y hechos del dirigente ruso con respecto a la guerra de Ucrania. Cuba apoya a Putin en esa guerra cruel, y además, denuncia una supuesta expansión de la OTAN por parte de Estados Unidos, hasta las fronteras de Rusia. Es bueno tener en cuenta lo que piensa y dice quien puede estar al otro lado de la mesa, sobre todo teniendo en cuenta que la UE se encuentra en las antípodas de esa posición.
9.- En realidad un país con un sistema político que no significa nada, irrelevante en cuestiones económicas porque no tiene nada que ofrecer al mundo, pequeño e ineficiente por voluntad expresa de sus dirigentes, con escasa solvencia financiera, apartado de las grandes corrientes de pensamiento político, ajeno a la geopolítica de la región a la que pertenece, cerrado a cualquier posible apertura a la economía de mercado o los derechos de propiedad privada, y además, interesado en seguir siendo una referencia para la izquierda internacional, incluso cuando ya no tiene nada que ver con ello.
Pero lo peor de todo es que no ha podido ni hablar, ni visitar, ni mostrar su solidaridad a los más de 1.000 presos políticos que desde el 11-J siguen desaparecidos sin que el régimen acepte las exigencias de organismos internacionales de derechos humanos. No ha podido decir que no sabía la existencia de esos presos políticos, porque ha sido ampliamente informado. Pero tampoco pudo plantear de forma abierta la cuestión de los derechos humanos, porque los comunistas le habrán dejado muy claros los limites.
Borrell no es de los españoles que siguen creyendo en aquel “más se perdió en Cuba”. Por el contrario, es un político que ha reforzado su perfil europeo, que ha dado muestras de dominar los temas ciertamente complejos que han recaído durante su etapa como alto comisario, y que debe estar preparado para saber qué hacer con los dirigentes comunistas cubanos, que tienen un perfil mucho más bajo que el suyo.
Al final, la visita ha pasado desapercibida, y además del cursillo a emprendedores y algún paseo ridículo por la Habana vieja para rellenar tiempos, el visitante ilustre fue recibido por Díaz Canel tras la celebración de la reunión de trabajo bilateral que estaba programada en el viaje con las autoridades de la Isla comunista.
Díaz Canel se felicitó de que ”visitas como estas, que han tenido una agenda intensa, un programa amplio en varios ámbitos, nos permiten conocernos mejor”, y como no tenía otra opción no tuvo más remedio que reconocer “la comprensión que ha tenido la UE de la situación cubana, y cómo los proyectos de cooperación se han mantenido”. Al fin y al cabo, Borrell llegó con 14 millones de euros en la cartera, y a eso nadie le hace ascos, tal como están las cosas en la Isla.
Al final, de la visita el principal ganador ha sido el régimen, porque ha conseguido todo lo que pretendía sin mover un solo dedo. En particular, el desarrollo e implementación del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación que desde 2017 se trabaja entre Cuba y la UE. Un acuerdo que ha servido para que la UE mire en otra dirección y no saque a relucir la dramática situación de los presos políticos en la Isla y el respeto a los derechos humanos.
A esto Díaz Canel lo denomina la “comprensión que ha tenido la UE de la situación cubana” y al mismo tiempo se mantiene una insólita cooperación económica con un régimen político que no solo se encuentra en el extremo contrario a la UE, sino que además, no hace demostración del menor indicador de transformación, como dice Borrell que la UE quiere, “acompañando a Cuba en esos cambios”.
En contra de lo que habría sido conveniente, Díaz Canel no tuvo que avergonzarse públicamente de crítica alguna del alto representante de la UE por mantener a miles de presos políticos en las cárceles, sino que se permitió agradecer el apoyo de la UE contra el bloqueo, y la posición explícita en su rechazo a la inclusión de la Isla en la lista de países patrocinadores del terrorismo, y Borrell escuchando tranquilamente.
No solo se mantuvo impávido hacia los ataques del régimen de La Habana al concierto democrático al que pertenece la UE, apostando por “sacar a Cuba de la lista de países terroristas porque es una barbaridad y no tiene ninguna justificación” además, Borrell se permitió ratificar “la voluntad de seguir impulsando dentro de la UE la implementación del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación”, que no es otra cosa que un suministro de subsidios a fondo perdido de esos que tanto gustan en La Habana, porque no se tiene que responder ni justificar un solo céntimo. Esto le va a salir caro en el parlamento europeo donde los diputados del norte le sacarán los colores por esta oportunidad perdida.
La prensa estatal también aludió al “ambiente constructivo en Consejo Conjunto entre Cuba y UE”. Este fue el espacio de protagonismo para Cabrisas, flamante nuevo ministro del comercio exterior e inversión extranjera, en sustitución de Malmierca, del que ni se acordaron en la reunión.
Por el contrario, este III Consejo Conjunto entre Cuba y la Unión Europea (UE) se concentró en el análisis del estado de la implementación del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación (ADPC), suscrito el 12 de diciembre de 2016, y que entró en funcionamiento en 2017.
Cabrisas y Borrell orientaron el sentido de la reunión, que se desarrolló según dijeron ambos, en un ambiente constructivo, poniendo el objetivo del punto de mira, sin duda alguna, en la próxima presidencia del semestre de la UE que recaerá en España, que seguramente no tendrá inconveniente alguno en financiar de forma generosa la cumbre CELAC-UE que se celebrará en esas mismas fechas.
Y poco más ha trascendido a la prensa estatal de esta visita de Borrell a Cuba en la que, de buen seguro, se habló de otras muchas cosas que pasaron a la caja de sombra que el régimen de La Habana mantiene bajo control en sus archivos. La prensa estatal se refirió a esos asuntos como “todos los temas e intereses comunes que emanan de estas conversaciones”. Vaya usted a saber. Si me permiten la maldad habitual, bien haría Borrell de observar que el trato que le ha dado la prensa estatal comunista ha sido el mismo que al canciller de San Marino de visita en la Isla para un supuesto refuerzo de relaciones.
El discurso de Borrell dió vergüenza agena, al verlo casi mendigando los favores del comercio de la dictadura y recordándoles la ayuda recibida desde Europa al recordarles que España era su primer socio comercial y no respondiendo las preguntas incómodas que le hicieron durante su discurso, por algún periodista independiente cubano, en este caso periodista (femenina) que transmitió la visita en directo.
ResponderEliminarEs evidente el chantaje que asume Borrell por no mostrar principios políticos en los acuerdos con los comunistas y porque sabe que sus negocios están en peligro con el acercamiento ruso
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