La fiesta del turismo cubano, ¿Quién la paga?
Elías Amor Bravo economista
Anunciamos que en este blog se va a realizar un seguimiento directo de la política turística del régimen para detectar sus incoherencias y errores, y antes de empezar FITCuba ya tenemos un buen ejemplo. La prensa estatal comunista se deshace en halagos y califica de éxito que "casi 400 turoperadores españoles vayan a asistir a la FITCuba".
Cuando se trata de invitar a amigos y pagar comidas y estancias de hotel a los afectos, el régimen comunista cubano ya se sabe, no escatima en gastos. Lo hacía en los años 60, 70 y 80 del siglo pasado con las delegaciones de partidos comunistas extranjeros que venían a admirar las construcciones del socialismo cubano. De aquellos dirigentes La Habana, en concreto Fidel Castro, esperaba que hablasen bien de su régimen al volver a sus países. Era la solidaridad que precisaba Cuba para ganar más adeptos con los que enseñorear su penetración en movimientos de izquierda y revolucionarios de todo el mundo. Ya se sabe.
Y ahora de los turoperadores, los dirigentes del turismo esperan viajeros e ingresos. Así de fácil. Entonces, aquí viene la segunda derivada. Si alrededor de 400 turoperadores españoles van a viajar a la feria del turismo ¿Cuántos turistas españoles llegaron a Cuba en los mejores años del turismo antes de la pandemia? 60, 70, 80 mil, podrían ser más. ¿Qué mas da? La cifra sitúa a los españoles en el cuarto o quinto puesto del ranking de procedencia del turismo que llega a la Isla. Por delante, Canadá o Estados Unidos, incluso Rusia en sus años favorables. Desde antes de la pandemia el turismo español a Cuba había descendido muchos puestos en la clasificación. Los españoles viajaban a otros destinos distintos y no repetían a la Isla a diferencia de otros destinos. La imagen de Cuba quedó desdibujada tal vez.
Pero da igual. La prensa estatal celebra que el aeropuerto de Barajas en Madrid parecía “un hervidero con la presencia de 389 agentes de viaje españoles, que tomarán parte en una convención y en la Feria de Turismo de Cuba”, muchos de ellos, turoperadores, asociados DIT Gestión de España, en vuelo de Iberojet.
¿Qué ha pasado con el turismo español a Cuba para acabar quedando como uno de los menos relevantes? Uno de los viajeros que dijo algo que podría servir de interés. Uno de los representantes españoles de una agencia de viajes aclaró una cuestión que no hace falta ser gran entendedor y dijo “que desde hace 20 años no visita a la mayor isla del Caribe y ahora lo hace con muchas expectativas para conocer sus infraestructuras hoteles y otras facilidades”.
Veinte años sin viajar a Cuba. Es decir, la última vez que estuvo en la Isla fue a comienzos de siglo cuando la Isla empezaba a salir del período especial y Fidel Castro daba orden de parar, al tiempo que enviaba a los campos de reducación a las jineteras y demás que ofrecían sus servicios a los turistas españoles, hombres que viajaban solos, decía la estadística de ONEI sobre el perfil sociodemográfico de aquellos viajeros. Se acabó la diversión, llegó el comandante con el petróleo de Venezuela y mandó parar, como había anunciado Carlos Puebla varias décadas antes. Aquello hizo que el turismo español cayera en picado y las cifras no se volvieron a repetir.
Estos españoles que viajan ahora a la isla invitados por el régimen eran prácticamente unos niños a comienzos de este siglo, y en estos 20 años han podido viajar a innumerables destinos de nivel de calidad y competitividad muy superiores. Por eso, van a observar lo que hay en la Isla y muchos de ellos se van a sorprender, pero no para bien. La gran oportunidad para promover la nación caribeña, que espera el régimen comunista de estos gastos en los que no van a escatimar durante la feria, se vendrá abajo, porque los dirigentes del turismo cubano no pueden pensar que en 2023 puedan atraer demanda de turismo con una oferta similar, en cantidad y calidad, a la que había en 2000.
Y, desde luego, con mucha menos “diversión” a pesar de que los agentes de viaje españoles van a disfrutar del entorno paradisíaco de Cayo Santa María. Espero que los arrendatarios de tierras con contratos de suministro, hayan obtenido las cantidades de productos agrarios suficientes para que disfruten del buffet y desayunos del hotel. A veces no hay.
Que las autoridades hayan planificado recorridos por La Habana a estos viajeros dice mucho de su edad y de las veces que han visitado la Isla: ninguna. Ya veremos qué opinan de las calles sin agua ni luz, con los edificios semi destruidos, las colas del hambre o la falta de gasolina. Ah no, claro, ese recorrido no está previsto. Una recomendación: sería bueno que estos agentes de viajes se dieran un paseo en libertad para conocer la verdadera realidad a la que van a mandar a turistas. No parece que esta idea se encuentre en los planes del socio del régimen, el grupo DIT Gestión, sito en Guipúzcoa, que espera lograr negocio una vez finalice la acción de la feria. La pregunta es, ¿Por qué ese negocio no lo puede hacer una empresa privada cubana y hay que dejarlo en manos de extranjeros?
En medio de toda esta parafernalia, la prensa estatal informó de que la empresa turística TUI España lanzó una campaña promocional denominada Quincena de Cuba, que estará activa hasta el 7 de mayo próximo, o que la firma TUI AG, de Alemania, cuenta con más de 2.300 plazas con salidas garantizadas de mayo a octubre hacia la isla caribeña. Se dijo igualmente que a partir del próximo mes de junio las conexiones entre España y Cuba aumentarán en función del turismo, con la nueva ruta aérea de Enjoy Travel Group/Enjoy Barcelona-La Habana.
Todo muy bonito y con grandes expectativas, pero el objetivo del plan para 2023, de 3,5 millones, no se va a conseguir. Es muy fácil. El turismo a Cuba procede principalmente de Canadá. Es casi el 65% del total. ¿Han oído algo de Canadá en esta feria de La Habana? No. ¿Por qué el régimen desdeña y no presta atención al turismo procedente del principal mercado? ¿Es que tan seguros se sienten de hacerlo? Hagan sus números. En este blog ya hemos hecho los nuestros. La política turística del régimen es un fracaso absoluto, y además, estos fastos los acaban pagando los cubanos. Los mismos que los turistas van a ver, si consiguen escapar de sus controladores, en las colas del hambre.
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