El laberinto de la producción local de alimentos: hacia el fracaso
Elías Amor Bravo economista
La producción local de alimentos es el último experimento ensayado por los comunistas cubanos pero será un fracaso. Como tantos otros. Los municipios no sirven para producir alimentos suficientes. La idea alocada de trasladar al ámbito local todo un conjunto de competencias estatales para que sean gestionadas por los órganos comunistas territoriales es un ejercicio inútil, ineficiente y que lejos de mejorar la calidad de vida de la gente, va a provocar un auténtico caos, agrandando las diferencias entre cubanos en función de residir en una zona u otra del territorio, y muchas más cosas.
Pero el empeño de Díaz Canel por implementar los cambios estructurales y de gestión y eliminar trabas, para que los municipios desarrollen estas funciones, parece firme. Y la prensa estatal no pierde la oportunidad para glosar la gesta.
Es lo ocurrido en Artemisa este mismo lunes, donde Díaz Canel participó en una reunión para “evaluar el cumplimiento de los compromisos contraídos por este territorio, en el pasado mes de enero, para superar las complejidades que en los órdenes económico, social y político-ideológico vive la nación”. Una especie de reunión de balance ministerial que, como se extienda al resto de provincias, va a mantener ocupada a la junta que dirige el régimen durante bastante tiempo.
Y aquí vino el resultado más destacado, cuando se constató que cinco meses después de un encuentro similar celebrado en la provincia, en que se delinearon estrategias para dar respuesta a la forma de producir alimentos en el territorio, “falta mucho por hacer y son amplias las potencialidades en múltiples lugares que no se aprovechan”.
Nuestra posición en este asunto es clara. Si en vez de centrarse en crear y fortalecer sistemas productivos locales, apuestan por la unidad de mercado nacional para aprovechar las potencialidades de la producción con economías de escala crecientes, que asegura la dimensión superior de los procesos productivos, otro gallo cantaría.
Es que cualquier estudiante de primer curso de economía les habría corregido la iniciativa “localista” que se ve ahogada por un fenómeno que los economistas conocen bien: los rendimientos decrecientes. Estos ocurren, precisamente, cuando la escala en que se opera por un factor, digamos la tierra, por ejemplo, es insuficiente para la cantidad de trabajo disponible. La obsesión con producir de este modo genera ineficiencia y se pierden, como dice la nota de la prensa estatal, “múltiples potencialidades”.
Pero esto de la producción local de alimentos es otra conclusión de los congresos comunistas, de esas que cuando se llevan a la práctica, acaban provocando destrozos en la economía de los cubanos. Recuerden lo ocurrido con la tarea ordenamiento, que también vino impuesta por obligación comunista. Anteponer la ideología a la racionalidad económica es uno de los ejemplos más evidentes del fracaso comunista en Cuba.
Querer que el municipio pase a ser escenario fundamental de la producción de alimentos es un error. Que se puedan cumplir los objetivos de soberanía alimentaria, otro, y que las autoridades locales tengan competencia para decidir sobre las empresas estatales que se encuentran enclavadas en su territorio y lograr que produzcan más, es otra idea ineficiente.
Los comunistas están empeñados en este cambio de estructura y de gestión de los recursos, porque el presupuesto del estado central ya no puede más y necesitan trasladar gastos a los territorios, donde la recaudación de tributos suele ser mayor. Pero no se dan cuenta que al imponer este modelo lo que realmente hacen es trasladar las ineficiencias y deficiente funcionamiento del estado central comunista a los territorios, lo que acabará implosionando el sistema. Los responsables locales deberían enfrentar al gobierno central por esta imposición que solo puede llevarlos al caos.
Más aun, porque las condiciones actuales de la economía y el complejo escenario internacional no son las más adecuadas para andar con experimentos absurdos. Si malo es depender de las importaciones, como le ha ocurrido a la economía de planificación central comunista, peor es ponerse a ensayar fórmulas para que cada territorio sea capaz de producir buena parte de los alimentos que su población consume. Lo pequeño no funciona, es ineficiente y además, poco rentable.
Y nos damos cuenta del despropósito de la iniciativa de Díaz Canel cuando vemos que lo importante para él es tener un censo ganadero para lograr un control sobre la masa; agilizar la aprobación de inversión extranjera y evaluar bien los proyectos de producción de alimentos con cooperación internacional; vincular fuerzas del ejército juvenil del trabajo en el cultivo de tierras actualmente ociosas; o potenciar el desarrollo de áreas de autoconsumo en empresas y centros de trabajo. Trabajo burocrático y administrativo. Puestos a cambiar cosas, ¿no sería mejor y más correcto, restauran los derechos de propiedad de la tierra y facilitar la transformación estructural de la economía cubana en un modelo de economía de mercado libre?
Por su parte, los gobiernos locales justifican sus incumplimientos ante Díaz Canel alegando “mucha subjetividad y desconocimiento en la aplicación de la Ley de soberanía alimentaria y educación nutricional”, por la falta de “un trabajo de capacitación que incluya a todos los implicados en su implementación”. Otro buen ejemplo de la improvisación que trae consigo la aplicación de las medidas ideológicas por el régimen.
Nadie se atreve a decir públicamente que es una idea absurda que lo mejor que puede hacer es guardarla en el cajón. No hay una sola posición contraria que defienda tesis como las que se plantean en esta entrada del blog. Todo el mundo sabe que la fórmula es inútil, pero todos avanzan unidos al desastre. Y por ello, lo más curioso es que se dedican a contar “compromisos” y hay alguien que se auto felicita al señalar que de los 111 compromisos contraídos de manera general en la reunión anterior hasta la fecha 72 se han cumplido, 24 están incumplidos, y otros 21 tienen posibilidades de cumplirse. ¿Qué les parece? Contando boberías y mientras tanto, el pueblo pasando privaciones, escasez y aumentos descontrolados de precios.
Y claro, llega el momento de las previsiones para este año y es como para apagar y decir adiós. Un amplio espectro de incumplimientos que recae sobre los gestores locales y exime a Díaz Canel y los suyos. Da igual, la cuestión es que los cubanos seguirán pasando hambre. Se ha informado que no se van a cumplir las producciones pactadas de carne y azúcar, ni tampoco con el plan previsto de llegada de turistas internacionales al territorio. Se destacó que sí se sobrecumple la exportación de servicios, pero no se logra así en la de bienes; en tanto aun cuando no se ha detenido la entrega de tierras en usufructos, fueron 14.000 hectáreas en ocho meses, todavía los productores no están satisfechos con el ritmo al que se desarrolla este proceso. Es decir, los arrendatarios piden más tierra y los comunistas no la entregan. Y esto en la productiva Artemisa.
La reunión siguió por otros derroteros, valorando a continuación la atención a programas priorizados como la dinámica demográfica, la Tarea Vida y la producción local de materiales de la construcción. Se informó que en seis meses se crearon más de 600 empleos, tanto en el sector estatal como en el no estatal; y se dijo que continuaron las reparaciones de instituciones de salud y educación, y se abrieron 141 nuevas capacidades en círculos infantiles.
De manera general, en la provincia se ha trabajado a partir de la implementación de las líneas estratégicas del Plan nacional de desarrollo económico y social 2030. También se destacó la escasa preparación de los cuadros del partido para enfrentar las complejidades que tenemos por delante. También se habló de integrar todas las formas productivas a nivel municipal; promover una mayor agilidad en los trámites que se deben realizar para llevar a cabo la exportación de bienes; y en la importancia de hacer más uso de la ciencia y la innovación. De las insatisfacciones de la población, los reunidos solo hablaron de la “insatisfacción revolucionaria con lo que hacemos tiene que ser todos los días”.
Yo creo que es hasta preferible que no hagan nada bien para ver si podemos tirar el sistema y sus lideres completamente a la basura y comenzar de cero... lamentable sin embargo por el sufrimiento del pueblo llano, el hambre y la desesperacion..
ResponderEliminarEstimado profesor creo que el principal problema de los experimentos es que se realizan desde la perspectiva de la propiedad estatal. Cuando era niño en mi ciudad Camagüey habían varias hortalizas muy pequeñas atendidas por chinos y nunca faltaban los productos, cuyos excesos llevaban a los merados. Al igual pequeñas colonias de caña en las que los dueños sembraban frijoles entre las guardarrayas y los pequeños ganaderos que vendían las frutas de los árboles de sombra del ganado. Todas estas pequeñas producciones en un mercado libre pueden ser muy beneficiosas.
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