El problema del transporte en Cuba es el sector estatal

Elías Amor Bravo economista 

Había cierta expectación por lo que pudiera decir el ministro de transporte Eduardo Rodríguez, sobre la situación del sector y perspectivas para el 2023, en el programa Mesa redonda. No en vano, este mes de enero el precio de los Transportes en el IPC se había disparado en tasa interanual a un 15,18%, tres veces más que en el mismo mes de enero de 2022, cuando aumentó un 5,58%. Preocupante. Los precios del transporte tienen una importancia destacada en cualquier economía, porque se suelen trasladar a otros precios, lo que provoca la consolidación de los procesos de inflación.

Y, sorprendentemente, el ministro habló de casi todo menos de los precios del transporte por los que pasó de largo. Se ve que este tipo de asuntos ni le interesan, ni los considera de su competencia (tal vez Meisi Bolaños). El ministro vino al programa con un guion planificado, empezó valorando la situación actual del transporte de pasajeros en el país y las proyecciones para 2023, para acabar informando de las decisiones adoptadas por el régimen en este sector.

El ministro hizo una descripción lamentable de la situación general del transporte, que caracterizó por un deterioro progresivo de las capacidades de transporte de pasajeros y las infraestructuras durante los últimos tres años. La menor oferta de servicios ha provocado, “una gran insatisfacción de nuestro pueblo y una afectación en la disciplina y calidad de los servicios”. A ello se ha llegado, en primer lugar, por la “insuficiente disponibilidad de moneda libremente convertible para la adquisición de piezas de repuesto, agregados y componentes para el mantenimiento y la reparación de los medios de transporte”. Se necesitan cada año más de 40 millones de dólares para mantenimiento, sin mencionar las inversiones, consecuencia del envejecimiento de las flotas. Más o menos el mismo drama que los centrales eléctricos y los apagones. En segundo lugar, por las dificultades en la disponibilidad de combustible. En tercero, por el estado de las infraestructuras que requieren inversiones (incluyendo la Autopista Nacional y la Carretera Central, y en especial, los viales del Plan Turquino), y en cuarto, acabó citando la “difícil situación financiera de las empresas a partir de los precios de los servicios públicos, que no cubren los gastos directos de la actividad, acumulando cuantiosas pérdidas” (secuelas de la tarea ordenamiento).

Al respecto, el ministro se limitó a denunciar cierto descontrol del precio público de los Transportes, y dijo que “las empresas estatales cobran precios asequibles a la población, pero están en pérdidas, y reciben apoyo del presupuesto del estado; mientras que las formas de gestión no estatal cobran precios que son solo asequibles a una parte de la población, dejando fuera los que cobran precios abusivos que debemos enfrentar y no reciben apoyo del presupuesto del Estado”. Dicho de otro modo, el ministro culpa al sector privado del transporte del descontrol de precios y la inflación. Mal asunto.

Y no tiene razón, porque el origen del problema se encuentra en el déficit de oferta del transporte estatal que, pese a recibir apoyo del presupuesto, ha exigido una mayor participación no estatal que no la tiene. La ineficiencia del estado en la prestación de servicios explica la mayor demanda del transporte privado, superior a una oferta que el régimen no permite crecer y consolidarse libremente.

Todo lo anterior es culpa del bloqueo/embargo. El argumento, hilarante. Trump prohibió la entrada de cruceros a Cuba y por ello se redujeron los ingresos en MLC que servían para financiar el mantenimiento del transporte. Además, se retiraron licencias a Cubana de Aviación para arrendar aviones (se ve que la compañía no tiene naves propias) limitó los vuelos internacionales, reduciendo los ingresos en MLC, lo mismo que “la persecución con los transportes de combustibles, impidiendo realizar las operaciones previstas”. 

El bloqueo/embargo siempre aparece en los análisis de los problemas, a los que se añaden la crisis mundial (provocada por el aliado de Cuba, Putin) que también afectó a los ingresos de MLC. Al mismo tiempo, aumentó los precios de los fletes del transporte marítimo. El efecto combinado de la reducción de ingresos en MLC, unido al aumento de los gastos en estas monedas, obligó al régimen a definir como prioridades la alimentación, los combustibles, los medicamentos, y a pesar de ello, no fue posible atender al transporte y su infraestructura desde el punto de vista financiero.

El problema, al final, es que el transporte es un servicio que se cobra en moneda nacional pero que requiere de moneda libremente convertible para su adquisición y mantenimiento. Grave problema de la economía cubana, que en otros países del mundo es inexistente y está resuelto. El sector transporte cubano es otra víctima del sistema cambiario diseñado por la tarea ordenamiento.

A partir de esta presentación de la situación general, el ministro abordó el análisis de los problemas que caracterizan al transporte en la actualidad, y el foco volvió a la situación interna y el modelo económico.

Citó la deficiente regulación de los precios que cobran los diferentes actores económicos estatales y no estatales, las violaciones de los parámetros de los servicios regulares (tales como los desvíos de rutas, incumplimientos de los horarios, maltrato a los pasajeros, transporte de cargas o de más pasajeros de los establecidos en los medios, compras ilícitas de pasajes y exceso de velocidad), el deficiente trabajo de los inspectores, y, las indisciplinas y violaciones.

Mencionó la paralización de medios a largo plazo, cuyas piezas se utilizan para mantener otros trabajando, con efectos de robo y malversación; la indolencia y falta de sensibilidad de los conductores de vehículos estatales que evitan paradas y no obedecen las indicaciones de los inspectores.

Un cuadro realmente demoledor frente al cuál el régimen actúa sobre los medios y recursos, no los resultados. Y así, citó actividades como el proceso de homologación y legalización de vehículos armados por partes en todas las provincias, la implementación de la normativa que regula el arrendamiento de medios de transporte estatales y elimina las trabas que impedían la prestación de servicios por todas las entidades; la gestión de donaciones de ómnibus procedentes de Japón o Bélgica. La puesta en función de triciclos eléctricos y de bicicletas del Proyecto Neomovilidad del PNUD, y minibuses retirados del turismo incorporados al servicio en la capital. Material de desecho para la población.

También mencionó la contratación de un ferry para la Isla de la Juventud que todavía no ha iniciado su actividad, el mantenimiento del servicio de trenes nacionales y servicios en diversas provincias. Y otras decisiones, como la adaptación de horarios de clases en la Universitaria Tecnológica de La Habana (Viaje) y la Universidad de La Habana para garantizar un transporte diferenciado de estudiantes y profesores con medios de Transmetro y Escolares. Refirió el lanzamiento de la aplicación Beta de MW Urbanos para ofrecer información, en tiempo real los servicios que brindan las rutas de transporte público de la Empresa de Transporte La Habana y anunció la finalización del Plan de Movilidad Urbana Sostenible de La Habana. En suma, todo acciones sobre los medios, pero nada que ver con los resultados.

El ministro refirió las proyecciones del ministerio para el 2023:

- Continuar perfeccionando el trabajo con los cuadros a todos los niveles del sistema y avanzar en la capacitación, fortaleciendo los vínculos de trabajo con las universidades y los proyectos de investigación científica en función de la movilidad sostenible.

- Fortalecer las medidas organizativas para optimizar los limitados recursos del sector y avanzar en la informatización de todos los servicios y trámites, por ejemplo, automatizar. Poner en marcha la nueva estructura administrativa de la actividad de transporte en los territorios, que aportará una mejor organización y control de las transportaciones de pasajeros en el país, incluyendo los no estatales.

- Elaborar y promocionar proyectos de movilidad con financiamientos externos entre los que se encuentran la generalización de los ómnibus eléctricos e híbridos en el transporte público y el empleo de triciclos eléctricos en rutas cortas en todas las provincias del país y potenciar las acciones para disminuir la demanda de transportación en los horarios pico a través del ajuste de horarios, el trabajo a distancia y el teletrabajo.

- Continuar trabajando en el ajuste de los precios, tarifas y subvenciones de todos los servicios de transportación de pasajeros que prestan las entidades estatales y las formas de gestión no estatal. Incrementar el empleo de vehículos estatales y extender a otras provincias la experiencia del uso de triciclos en la capital.

- Actuaciones que ya están en marcha, como concluir el dragado del Puerto de Batabanó y poner en servicio el ferry entre Batabanó y Nueva Gerona; continuar trabajando en el restablecimiento y mejora de la infraestructura en aeropuertos, terminales, estaciones, paradas y apeaderos; concluir el proceso de legalización de los vehículos armados por partes; perfeccionar la modalidad de arrendamiento de los vehículos estatales; seguir incorporando minibuses de baja turística en la capital paga el servicio Rutero y continuar con el programa de fabricación de ferrobuses para zonas rurales.

- Autorizar la importación urgente de neumáticos, baterías, piezas de motores, repuestos y otros componentes que se necesitan para el restablecimiento de aquellos medios de transporte que más rápido pueden ponerse en marcha.

En este punto del programa, el ministro informó de la publicación en la Gaceta Oficial Extraordinaria 16, del Decreto 83, que actualiza la legislación en materia de transmisión de la propiedad de vehículos de motor, remolques y semi remolques, además de su importación y comercialización. Una medida que dijo "sirve para potenciar a los actores económicos, eliminar trabas que entorpecen el desempeño de las entidades estatales y no estatales así como favorecer la inversión extranjera".

En primer lugar, se autorizó la venta mayorista en MLC de vehículos de motor nuevos y de segunda mano a todas las personas jurídicas cubanas y extranjeras (empresas estatales, firmas extranjeras, cooperativas, mipymes, etc.). El precio de venta de los vehículos no excederá del coste de adquisición con un 30% de margen comercial. Una vez más, el peso cubano fuera de las transacciones de la economía.

En segundo lugar, se incorporaron medidas tributarias. Las personas naturales deberán pagar un impuesto especial cuando compren más de 2 vehículos (solo para las motocicletas y vehículos ligeros incluyendo las camionetas). Recaudar más y más.

En tercero, se mantuvieron las ventas minoristas de vehículos de motor nuevos y de segunda mano en MLC, para todas las personas naturales cubanas y extranjeras radicadas en Cuba a los precios de referencia del mercado cubano, que se irán ajustando cada seis meses.

En cuarto, se eliminó la actual restricción de la potencia (hasta 1.000 watts) en las motocicletas eléctricas y se autoriza la posibilidad de importar directamente el sidecar por las personas naturales y motos con el sidecar.

En quinto, se mantuvo el fondo para el desarrollo del transporte público como destino de los ingresos procedentes de la aplicación del impuesto especial, tanto de las ventas minoristas como el nuevo a las ventas mayoristas.

En sexto, se favoreció vía precios, la adquisición de vehículos eléctricos, tanto de forma minorista como mayorista.

El ministro habló de la creación de infraestructura para la carga a partir de energías renovables y de la recuperación de los vehículos dados de baja del turismo para su comercialización, como alternativa a su desaparición. También explicó que se permitirá el cambio de carrocerías de marcas y modelos compatibles y los nuevos requisitos técnicos para la importación.

La envergadura de las medidas de este decreto es tan grande que algunos analistas se han preguntado si el régimen no está fomentando el nacimiento de un mercado del automóvil en Cuba, eso si, en MLC no en pesos, para aumentar los niveles de motorización del país, que son de los más bajos del mundo. No parece que vayan por ahí los tiros porque el ministro acabó diciendo, sobre la complejidad de su ministerio, “constantemente tenemos que enfrentar mover toda la leche y la harina del país desde occidente hasta el oriente. Y traer la sal desde Guantánamo hasta occidente”. Si esto es complejo para el estado comunista, un consejo. La solución es muy fácil: que deje que esa actividad la haga el sector privado en exclusividad.

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