El embargo/bloqueo y el Festival del Habano
Elías Amor Bravo economista
Para todos aquellos que no se creen el cuento del embargo/bloqueo, y que se aburren con tanta queja lastimera de los dirigentes comunistas cubanos, yo recomiendo una visita a la 23ª edición del Festival del del Habano que se está celebrando en La Habana. Nada que ver con un país embargado. Todo lo contrario. Además, el negocio va viento en popa. En conferencia de prensa, se ofrecieron datos del consorcio monopolista productivo y comercial del tabaco cubano, la llamada Habanos SA, el retiro dorado de Murillo en su Tabacuba, que generó ingresos en 2022 por 545 millones de dólares, un 2% más que el año anterior.
La extensión multinacional de la corporación del régimen Habanos, es espectacular, ya que cuenta con 4.769 puntos de venta especializados (157 casas del habano, 17 Cohiba Atmosphere, 587 Habanos Terrace, 2 744 Habanos Point y 1 264 Habanos Specialist), con un crecimiento de un 10% más que en 2021. Quién lo iba a decir. A pesar de las campañas, el consumo de tabaco cubano sigue aumentando y se beneficia de los altos precios que están dispuestos a pagar sus fieles consumidores. El festival ha invitado a 140 periodistas especializados de 20 países del mundo. ¿Quién dijo que el castrismo no sabe de marketing?
Alguien podría malinterpretar este tono inicial, pero no es mi intención. La cuestión es que, allí donde Cuba tiene un producto competitivo en los mercados mundiales, que se vende bien, a buenos precios, que atrapa inversores y fumadores de tabaco que vienen a disfrutar del cigarro y ordenar sus compras, el bloqueo simplemente no existe. Ni se menciona. He buscado en la prensa estatal comunista que recoge el evento de La Habana, a ver si hubo alguna declaración contra el embargo/bloqueo de los dirigentes que acudieron al certamen. Nada. No busquen. Es todo un acontecimiento de la alta sociedad castrista, al más rancio estilo de millonarios y especuladores. Que disfruten. Murillo incluido.
La prensa estatal persiguió a Díaz Canel y Murillo en la inauguración en la capital cubana del vigésimo tercer festival del habano que, para no escatimar en gastos, se celebra hasta el próximo sábado 4 de marzo. Una semana para disfrutar, a costa de Habanos SA, y del régimen, de las excelencias del mejor producto de la Isla desde los tiempos coloniales. Junto al oro blanco, Cuba fue reconocida a nivel internacional por la calidad de su tabaco, y desde los primeros vegueros de mi entrañable, y nunca olvidado, Santiago de las Vegas, que se alzaron contra el estanco de la metrópoli, hasta los esmerados cultivadores de Vuelta Bajo en Pinar del Río, la organización del tabaco ha sobrevivido asombrosamente a la revolución comunista y ahí sigue, en pie, demostrando lo que Cuba puede y podría hacer en otros muchos rubros del comercio.
De modo que, en el tono más triunfal que uno se pueda imaginar y con los lloriqueos bien lejos, Díaz Canel y Murillo se dedicaron a las relaciones públicas y en la conferencia de prensa en el Palacio de Convenciones, se recrearon con los resultados económicos de Habanos SA, y presentaron con bombo y platillo el balance de gestión de la compañía en 2022. Algunos descubrieron a un Murillo mucho más relajado que en los tiempos de la tarea ordenamiento. Es lo que tienen las canonjías lejos de los focos.
Como no es una nación embargada, ni bloqueada, ni sitiada, allí en la conferencia de prensa se informó al mundo desde Cuba, que España, Francia, Alemania, China y Suiza fueron los cinco principales mercados para los habanos el año pasado. Los dirigentes se limitaron a decir que tan solo había cambiado el orden de las naciones con respecto a 2021. Ni una referencia al vecino del norte. Ni buena ni mala.
Entre las actividades del festival, además de la visita de empresarios y magnates de medio mundo, que llegan en sus jets privados a la Isla "sitiada", y se alojan en los nuevos hoteles de precios astronómicos, se programaron visitas a fábricas habaneras y plantaciones de tabaco en la occidental provincia Pinar del Río, según la prensa estatal, y yo admito, “reconocida internacionalmente como la tierra del mejor tabaco del mundo”.
También en ese marco de nación sitiada y embargada, la empresa estatal presentó las novedades del evento, básicamente los lanzamientos de los productos Montecristo Open, Bolívar New Gold Medal y Línea Maestra (vitola). La innovación continúa siendo un elemento fundamental de la creatividad de los tabaqueros cubanos, lo que hace pensar cómo podría ser este sector si no existiera un modelo económico comunista rigiendo los destinos de la economía y la nación.
Malmierca, ministro del comercio exterior y la inversión extranjera, también anduvo por el festival y acabó por echar por tierra el argumento del embargo/bloqueo, al informar en la conferencia de prensa que la feria cuenta con 2.000 asistentes de 110 países, y 250 expositores de otros 10 países y 600 metros cuadrados de exposición. Cifras como estas no serían posibles en un país embargado.
Por ello, Malmierca dio la bienvenida a expositores procedentes de Italia, Hungría, España, Panamá, México, Costa Rica, Canadá, Ecuador y China, incluyendo los cubanos. De los 70 stands de la feria, 59 son de cubanos, que, como dijo Malmierca, “muestran la variada oferta de nuestro país en el ámbito de la artesanía, la producción cultural y musical, la moda, el turismo, la gastronomía y también todo lo relacionado con los habanos”.
Malmierca señaló que “esta feria comercial será un marco ideal para los intercambios técnicos y comerciales entre empresas, proveedores y el público que podrá tener acceso a la exhibición”, pero esos intercambios serán solo para determinadas empresas, básicamente las estatales, las que viven recostadas del régimen. Ojalá que los intercambios sirvieran a las empresas privadas cubanas, orientadas por el móvil del beneficio y la rentabilidad, pero el bloqueo interno del régimen es otra cosa. El peor de todos los posibles.
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