El régimen comunista no sabe qué hacer contra el invierno demográfico

Elías Amor Bravo economista 

Desde hace tiempo, los comunistas cubanos se enfrentan a un grave problema que, por su permanencia y agravamiento, es evidente que no saben o no pueden afrontar. Nos referimos al rápido envejecimiento demográfico que ha convertido a Cuba con más de un 20% de población mayor de 65 años en uno de los países más envejecidos de América Latina, y posiblemente del mundo.

El invierno demográfico cubano, envejecimiento de población y descenso simultáneo de natalidad y de crecimiento vegetativo con caída de la población, no es un fenómeno reciente, sino que forma parte de una dinámica de largo plazo en la que Cuba, ya en los años 50 del siglo pasado. Que las autoridades se despierten ahora asombradas y se planteen hacer algo, es anecdótico.

A mediados de siglo XX, Cuba se había incorporado a la demografía de los países avanzados, sin las consecuencias tan negativas de la actualidad, ya que entonces, las migraciones exteriores compensaban el menor crecimiento vegetativo interno. La revolución trastocó este proceso, y salvo oscilaciones puntuales en determinados años, la tendencia volvió a ser la misma, con el agravante de que las migraciones exteriores desaparecieron en tanto que la nación se desangró con más de dos millones de cubanos en el exterior.

Estas pautas se han agudizado recientemente, y ello ha llevado a Díaz Canel a declarar que “tenemos que darles un golpe a todos estos asuntos de la dinámica demográfica que tanto nos afectan”. La cuestión es la misma de siempre, ¿Cómo lo piensa hacer, con el paradigma del modelo comunista? El fracaso está servido.

El diagnóstico es claro. En 2022 la dinámica demográfica mostró que Cuba continúa con un proceso de envejecimiento demográfico acelerado, que además se halla presente en todos los sectores de la sociedad, con un crecimiento poblacional total y natural negativo, que tiene su origen en un aumento del número de defunciones y la disminución de los nacidos vivos.

Indicadores que han encendido las luces de alarma, ante lo que se califica como una situación cada vez más compleja (otra más) en palabras de Marrero, que, a tal fin ha anunciado la creación de una “comisión gubernamental para su atención".

La situación se ve agravada, por otros factores coincidentes y sorprendentes, como el descenso de la población en edad laboral y de la población económicamente activa, el aumento de la urbanización, a pesar de que decrezca la población urbana, y el aumento del promedio de personas por hogar.

La combinación de factores es tan negativa que ahora los dirigentes comunistas reconocen además que “en muchos lugares existe falta de atención, más allá de la ausencia de recursos, y son temas extremadamente sensibles”. Se tiene la sensación de que, una vez más llegan tarde a los problemas y que no van a tener éxito si no se gira en 180º en la línea de actuaciones.

Porque salir del invierno demográfico en una nación tan comprometida económicamente como Cuba no es solo cuestión de tirar del gasto público y disponer de recursos materiales y financieros incorporados en el plan y presupuesto del estado, por organismos y territorios. Equivocados están quienes piensan que los 2.113 millones de pesos, consignados en las cuentas públicas para 2023 van a servir de algo.

Pero es que cuando se observan los destinos de ese dinero, la pregunta inmediata es ¿Qué tiene que ver con la recuperación de la población que se necesita? Veamos. Hay dinero público para “recursos para prótesis estomatológicas, prótesis auditivas, la atención a la pareja infértil y modernización del equipamiento para centros de reproducción asistida”. También para la capacitación y atención a las cátedras del Adulto Mayor, desarrollo de talleres, eventos y otras acciones de superación. ¿Recursos? Si, claro, sueldos y salarios de empleados que atienden a la gente. Y poco más. Gasto corriente.

Este plan del régimen coincide con el que despertó nuestra atención hace unos días en que se anunció la recuperación por los gobiernos territoriales de círculos infantiles, hogares de ancianos, hogares maternos y casas de abuelos, la construcción de viviendas para madres con tres hijos o más, así como necesidades habitacionales en las zonas rurales, aprovechando las abandonadas infraestructuras comunistas como las escuelas al campo.

¿A quién se le ocurre que el aumento de las casitas infantiles pueda servir para incrementar la natalidad, cuando la mujer cubana sabe que tiene muy poco sentido traer hijos a un país en que no tendrán otro futuro que la huida al exilio cuando sean mayores? Pese al derroche sistémico de gastos, el régimen se culpa de solo haber atendido la mitad de las solicitudes para centros infantiles. La solución es fácil: dejar de construir habitaciones de hoteles.

La iniciativa de la apertura de casitas infantiles en entidades laborales, es decir, empresas, será objeto de desigualdades porque solo será posible para aquellas trabajadoras que presten sus servicios en esas empresas con capacidad para crear estas aulas. Antes de incorporar a las empresas en el servicio se tiene que asegurar la disponibilidad para todos. Los comunistas piensan antes en las empresas que en poner en marcha una modalidad de trabajo por cuenta propia de asistente para el cuidado de niños. Una fórmula que no les gusta porque dicen que es injusta según su código ideológico. Una si, la otra no.

En el encuentro de las autoridades, también se presentó un kit de evaluación en geriatría y gerontología para su empleo en las instituciones de salud, para atender el envejecimiento, que contiene un glucómetro, un equipo digital para tomar la presión y un oxímetro, entre otros, elaborado por la empresa Combiomed Tecnología Médica Digital. Se piensa que este es módulo básico que debiera existir en cualquier centro de atención a la población, porque no es solo para los enfermos, está también para estudiar población, diagnóstico temprano y seguimiento.

En la reunión, también se presentó la propuesta para el perfeccionamiento de las escuelas de cuidadores, las cuales tendrán la responsabilidad de capacitar a los cuidadores, remunerados o no, para proporcionarles los conocimientos, habilidades y aptitudes, que les permita brindar los cuidados con la mayor calidad posible.

A bandazos. Ni una en el blanco. La lucha contra la caída de la población no depende de este tipo de iniciativas de laboratorio, sino de que se sienten las bases de una economía próspera en la que quepan todos. Curvar la dinámica depresiva de la población no depende del gasto público, sino de la creación de actividades y sectores privados potentes y solventes que paguen buenos salarios y mejoren la calidad de vida y prosperidad de la gente. Los comunistas se entretienen con sus objetivos de recursos, picoteando aquí y allá, pero en este tipo de actuaciones, lo único que importan son los resultados.

Sin embargo, los dirigentes aseguran que los problemas demográficos se van a solventar a medio y largo plazo con cierta euforia, pero dicen también que “la lucha será difícil y hay que evitar desánimo si se pretenden cambiar los patrones de la población” a los que deben permanecer atentos los gobernadores, las intendencias y los consejos de la administración de municipios y provincias. Más trabajo. ¿Funcionará?

 

Comentarios

  1. Creo que la población cada día va a envejecer más y más, y el problema es la falta de un salario digno y se juntan la falta de futuro, de salud, y de esperanza para el cubano, muy bueno tu blog Elías, saludos

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