Actuaciones contra el envejecimiento de la población que no funcionan
Elías Amor Bravo economista
Las acciones del régimen comunista cubano para afrontar el grave problema del envejecimiento acelerado de la población no sirven, y parten de un análisis ideologizado y poco técnico de la situación. Esta es la conclusión que cabe obtener de una nota publicada en la prensa estatal en la que se informa de la actualización en 2022 de la política nacional para atender la dinámica demográfica.
La población cubana de 60 años y más representó alrededor del 21,6% al cierre de 2022, siendo el único segmento de población que aumenta en el país, con casi 2,4 millones de personas en estas edades.
Y como sucede en otros muchos ámbitos de la acción de gobierno, la respuesta del régimen comunista a las necesidades de los adultos mayores se ha traducido en más gasto público, en concreto se ha anunciado un presupuesto estatal para 2023 de 2.113 millones de pesos, destinados a dar apoyo a las actuaciones contra el envejecimiento demográfico acelerado que sufre el país.
En tales condiciones, se han anunciado estrategias relacionadas con suministrar recursos (es decir, gastar más) en la producción de prótesis estomatológicas y auditivas, hogares de ancianos, hogares maternos y casas de abuelos principalmente.
Al mismo tiempo, desde el gobierno central se han dado instrucciones a los programas territoriales para que den prioridad a cuestiones sensibles como el decrecimiento de la población en edad laboral y de la población económicamente activa, el aumento de la urbanización (a pesar de que decrezca la población urbana) y el promedio de personas por hogar.
La situación demográfica cubana viene justificada por la evolución conjunta de fecundidad, mortalidad y migraciones internas y externas en respuesta a un sistema económico improductivo, ineficiente y colapsado. Todo ello, influye de forma notable en la caída de la natalidad y fecundidad o el envejecimiento de la población, y aquí viene el error de los dirigentes, mezclando actuaciones y políticas públicas, que tienen poco que ver entre sí.
En este punto, surgen no pocas dudas. ¿Qué tendrá que ver el programa de atención a la pareja infértil o la modernización del equipamiento para centros de reproducción asistida con el envejecimiento acelerado de la población? ¿Qué sentido tiene que los gobiernos territoriales deban destinar más recursos a la construcción y mantenimiento de círculos infantiles, la construcción de viviendas para madres con tres hijos o más, así como necesidades habitacionales, cuando la urgencia está en una población que cada vez es mayor? Se tiene la impresión de que el régimen mezcla políticas, instrumentos, recursos que deberían tener un diseño distinto para una ejecución más eficaz. No sabe qué hacer y todo lo relega al gasto público del presupuesto.
No se trata de un asunto de complejidad de la dinámica demográfica cubana, sino de interpretar correctamente las tendencias y necesidades y proveer soluciones eficaces y eficientes. Y aquí, hay mucho que trabajar antes de ponerse a culpar al embargo o bloqueo de los problemas de envejecimiento que es lo que siempre acaban haciendo.
Aspectos fundamentales para la población mayor, como el envejecimiento activo o la soledad no deseada, están ausentes y carecen de relevancia en las actuaciones planteadas por el régimen comunista. Y, sin embargo, los expertos indican que son determinantes del éxito de las políticas que se dirigen a las personas mayores en todos los países que comparten la misma problemática.
El envejecimiento activo permite a las personas disfrutar de más años, con mejor salud y condiciones físicas. Y ello pasa, en el caso cubano, por reorientar capacidades del sistema sanitario hacia las personas mayores, lo que va a exigir inversiones muy importantes. El nivel de vida de las personas mayores en Cuba, con pensiones de muy bajo poder adquisitivo, compromete ese objetivo de envejecimiento activo. Los mayores acaban siendo un colectivo vulnerable, que vive en precariedad a expensas de las dádivas y regalías del régimen.
La ampliación de la edad laboral puede ir dirigida a paliar esa situación de pobreza asociada a la jubilación. Promover la figura profesional de los seniors en las empresas y en el sistema educativo y formativo, puede servir para paliar los efectos negativos de la dinámica de envejecimiento. Pero hay muchas más cosas que hacer y en Cuba, ni están ni se esperan.
En cuanto a la soledad no deseada, es una amenaza que recae sobre los mayores de forma especialmente intensa. La situación en Cuba es muy negativa, teniendo en cuenta que los familiares jóvenes necesitan abandonar el país en busca de nuevos horizontes, y dejan en la Isla a sus mayores, que sobreviven a duras penas gracias a las remesas que reciben del exterior.
Esas personas mayores, que pierden a los suyos, familiares, amigos, experimentan una soledad no deseada que influye de forma negativa en sus condiciones de vida e introduce un gran sufrimiento cuando a sus familiares directos, como ha ocurrido en la historia reciente de Cuba, se les prohíbe regresar a la Isla por sanciones del régimen. Esa soledad no deseada ni se plantea en las actuaciones diseñadas por las autoridades, porque ofrecer “casas de abuelos” para atender este problema es demostrar que no se tiene ni idea de qué hacer.
Que nadie se engañe. La respuesta del régimen comunista cubano a las necesidades de los adultos mayores llega tarde y está mal planteada. Los efectos del despilfarro de dinero público van a ser prácticamente nulos, sobre todo teniendo en cuenta que incorporan actuaciones para el fomento de la natalidad de difícil viabilidad.
Los dirigentes tienen que reconocer cuál es el origen del problema que atenaza a la sociedad cubana, y afrontar su solución con actuaciones adecuadas que no solo dependen del manejo del gasto público. No es posible ni adecuando destinar gasto publico a políticas sociales que están directamente relacionadas con el nivel de vida y bienestar de la población, en definitiva, la economía. El problema es que, hagan lo que hagan, llegan tarde.
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