¿Qué está pasando con el “oro blanco” cubano?
Elías Amor Bravo economista
Por suerte, o por desgracia, pertenezco a la generación de cubanos que creyó en el azúcar como motor principal de la economía cubana. Era el resultado de una herencia cultural e histórica que el régimen castrista se encargó de enterrar para siempre. Pese a ello, me resisto y creo que el azúcar es un sector clave cuyo abandono es solo resultado de pésimas decisiones políticas e ideológicas.
2022 registró la peor zafra azucarera de la historia, incluso inferior a la obtenida en tiempos coloniales. Este año, se han encendido las alarmas por todas partes. Denuncias de azúcar en mal estado para consumo humano en Cárdenas, y ahora, atrasos en la fabricación del “oro blanco” que impiden atender la demanda de consumo nacional, han aparecido en la prensa estatal, donde se destaca la carencia de azúcar en el mercado minorista y, por tanto, el que se convierta en artículo de especulación en el comercio ilegal. Lo nunca visto.
Se justifica por las autoridades que los retrasos en el suministro están provocados por averías eléctricas y roturas de centrales. También aducen la escasez de combustible y que no se ha efectuado a tiempo la entrada de las piezas para medios de transporte y corte de caña, así como de gomas, baterías y otros recursos importantes del alistamiento de los centrales. Todo ello relacionado con dificultades de financiación, pero el régimen de Cuba sigue sin pagar a sus acreedores o yendo a juicios internacionales para que los mercados financieros no concedan ni un centavo.
De modo que no se va a poder alcanzar el objetivo de 400.000 toneladas para este año por parte del Grupo Azcuba. El sector está completamente diezmado. Hasta la fecha a mitad de la campaña, la producción de azúcar en la presente zafra reporta un déficit de 95.000 toneladas menos de lo previsto. Los cubanos ya no son capaces de producir ni azúcar. Da lástima.
Algunos datos son alarmantes. La zafra se está realizando con solo 23 centrales lo que impedirá procesar toda la caña. Se ignora si la caña obtenida (afectada, supuestamente, por la sequía) va a permitir producir el azúcar necesario. De las 23 centrales, en 7 se presentan atrasos y problemas de compleja solución. Algunas de ellas, las más importantes, como el Urbano Noris y el Antonio Guiteras, siguen teniendo dificultades para el incremento de las molidas y de los rendimientos y con un compromiso muy alto en el plan de producción de azúcar si ambas decaen, desciende también la producción total.
Se afirma que el sector azucarero sufre el déficit de personal, por culpa del envejecimiento de la fuerza laboral y el efecto de la migración e influye la actual situación económica del país, como consecuencia de la inflación. Parece extraño este argumento, cuando la cifra de empleados 48.000 es más o menos la misma en los últimos cinco años, pese a que la ocupación en toda la economía ha descendido.
Se dice que los salarios se quedan rezagados con los precios y muchos trabajadores se van. Pero esto solo ha ocurrido en 2021 el año de la tarea ordenamiento cuando el salario medio en el azúcar fue de 3.679 pesos frente a la media nacional de 3.830 pesos. Antes de ese año, los salarios en el azúcar eran superiores en un 20% a la media. También se denuncia la falta de mano de obra cualificada.
También se han denunciado “los robos y actos delictivos en el sector, donde los delincuentes han violado cercas y almacenes, han amenazado a los custodios y trabajadores de los centrales, así como a las familias de quienes se les oponen”. Su daño ha sido bastante representativo en algunos centrales, pero, por otro lado, se afirma que los hechos delictivos han disminuido.
De lo expuesto, se podría pensar que buena parte de los problemas de la zafra de este año se encuentran en la búsqueda de flexibilidad que no tuvieron las zafras de años anteriores. La solución de los dirigentes consistió en que los centrales paralizados preparasen parte de su industria en fabricar meladura para producir alcoholes y aguardientes, pero tan solo para aumentar su contribución tributaria. Es el caso del central Héctor Molina, de Mayabeque, que trabajará durante todo el año con un diseño de economía flexible en función de la producción de alcohol. Una flexibilidad que las autoridades de Azcuba conceden solo por motivos tributarios de mayor recaudación.
Parece que las medidas de estímulo a la producción y uso de derivados no están dando los resultados deseados. La meladura enriquecida, que se puede mezclar con bagasillo y ofrece diferentes variedades de alimento animal es una opción, pero no está siendo atendida. Otro tanto ocurre con su aplicación a la producción de alimentos para personas. Otro tanto sucede con el residuo del alcohol y la vinaza, otro alimento animal.
Las primeras luces de alarma de la zafra de 2023 se encendieron el pasado mes de diciembre, con las cifras de la llamada “zafra chica” en la que solo se produjo un 69% del azúcar previsto. Ello fue debido a atrasos en el arranque de las 5 centrales que iban a producir. Pese al bajo nivel de cumplimiento de objetivo, la producción aumentó 2,3 veces con respecto a igual periodo de la campaña anterior, pero porque en 2021 el resultado había sido muy bajo.
Al margen de los consabidos atrasos, las causas del mal resultado tenían que ver con los mismos problemas de financiación para la adquisición de recursos y la crisis energética en el momento de las reparaciones. Con estos parámetros, producir azúcar en condiciones de eficiencia y competitividad es imposible, y central tras central, las roturas, el mal funcionamiento de los turbogeneradores y los problemas de suministro de caña se encargaron del resto.
Viendo el comportamiento de la “zafra chica” las autoridades deberían haber reaccionado para intentar hacer frente a los problemas que se presentaron. No fue así y por ello, en vez de actuar de forma proactiva, lo que se hizo fue autorizar solo a los 23 centrales que, como ya se indicó, están produciendo en la zafra actual. Y de ahí las dificultades para atender el consumo nacional.
Y, por último, pero no menos importante, las denuncias de azúcar en mal estado en Cárdenas el pasado mes de noviembre, llevaron a las autoridades a crear dos comisiones de trabajo con el objetivo de indagar en el hecho y corregirlo. Poco se sabe de las conclusiones, tan solo que los problemas se presentaron en el azúcar suministrado en la canasta familiar normada, que integra cada vez productos de menor calidad. La investigación, de momento, se quedó en visitas a bodegas y estudio de trazabilidad del producto. Se anunció la información de las dos comisiones para después del 20 de febrero, así que estamos a la espera de lo que se pueda decir.
Azúcar en mal estado para consumo humano ofrece una idea de dónde ha llegado el “oro blanco” de Cuba, cosechas que no llegan a satisfacer la demanda interna, desorganización, improductividad, improvisación. La impresión que se tiene es que ahora ya no hay dudas: se está abandonando el sector a su suerte; de no cambiar las cosas, lo único que va a quedar será instalaciones de hierro abandonado y campos infestos de marabú. Y todavía hay quien espera que la inversión extranjera pueda dirigirse al azúcar. Ni en sueños.
La situación con la industria azucarera es crítica, acá donde vivo hay un central moliendo y es más el tiempo que está parado que el que está moliendo por razones, obvias, mala calidad de la caña, y la que hay tiene muy mal rendimiento, por la falta de insumos, de todo tipo, además mala calidad de los camiones y combinadas para cortar la caña, están en críticas condiciones, fíjate que el central está lleno de policías para proteger el azúcar, pq si no se la llevan toda, así es, calla desastrosa es la calidad de la safra, fruta de un sistema comunista que no funciona, patria y vida,! Libertad
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