Cambios en el Banco Central de Cuba: por una política monetaria independiente y autónoma

Elías Amor Bravo economista 

Una breve nota en la prensa estatal, con origen en la agencia Prensa Latina, da por concluida la misión de la señora Marta Wilson al frente del Banco Central de Cuba y su sustitución por Joaquín Alonso Vázquez al frente de dicho organismo. La decisión de estos cambios en la cúpula de la autoridad monetaria del régimen comunista correspondió al Consejo de Estado de la República. 

El cambio al frente del organismo ha sorprendido a todos. De momento, los comentarios que llegan de Cuba, sobre todo del sector privado, donde fungen los emprendedores, no son favorables. Hay motivos para ello. El señor Vázquez ocupa el cargo de ministro presidente del Banco Central de Cuba después de haber desempeñado el mismo cargo en la entidad Casas de Cambio (Cadeca S.A), cuya evolución y resultados son bien conocidos en Cuba.

¿Se trata de un mero intercambio de cromos, o es que hay algo más en todo esto? El señor Vázquez tiene el perfil del dirigente medio del régimen en la actualidad, y se trata de un funcionario, de 59 años (más o menos de la misma edad que Gil y Díaz Canel) licenciado en Finanzas y Créditos (una carrera bastante desconocida en Cuba), y, además, Máster en Dirección y Perfeccionamiento Empresarial (las técnicas de Murillo aplicadas a las empresas del ejército en los años 80) y, según se informa, ha transitado por diferentes responsabilidades en el sector bancario.

Hasta aquí se podría pensar que el perfil del señor Vázquez ha sido elegido por el Consejo de estado por sus competencias en materia de gestión financiera y monetaria, pero no conviene formarse grandes expectativas. En su curriculum también se destaca el haber desempeñado responsabilidades como delegado del Poder Popular y vicepresidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba en La Habana. Es decir, hay carrera política y, por tanto, estamos de nuevo ante un dirigente del que cabe esperar más o menos lo mismo, es decir, anteposición de los principios ideológicos a las decisiones de política monetaria, y eso no es bueno. Y desde luego, nada bueno con una inflación descontrolada creciendo en tasa interanual al 39%.

La obediencia debida del señor Vázquez ha quedado bien clara en la nota que hace referencia a su designación, al señalar Prensa Latina que la decisión del Consejo de Estado por su candidatura al Banco Central se produjo a propuesta del Presidente de la República, previa aprobación del Buró Político del Comité Central del Partido. Nada nuevo que remarcar. Ese es el decurso que siguen todos los dirigentes del régimen comunista. Si el partido no habla, mal asunto. Los que creen que el PCC es un coco vacío que no pinta nada en el régimen cubano en la actualidad, andan desencaminados.

Lo lamentable de todo esto es que para dirigir el Banco Central de un país se requiere un perfil más independiente y autónomo del ejecutivo. Esto es necesario porque en ocasiones, en ejercicio de sus funciones, el Banco tiene que adoptar decisiones que no gustan al gobierno, e incluso entran en conflicto con sus deseos y objetivos. Véase la FED en Estados Unidos subiendo tipos de interés con Biden afrontando unas elecciones midterm. En Cuba, donde esa independencia y autonomía es más necesaria que nunca, y que la señora Wilson jamás ejerció (y se le supone mucho más poder político) se vuelve de nuevo a lo mismo que antes.

Esto significa que será difícil, por no decir imposible, que el nuevo ministro presidente del Banco Central contribuya desde su cargo a implantar una política monetaria firme dirigida a estabilizar la economía. Mucho hablan los comunistas de este objetivo, pero con la presión ideológica comunista detrás tirando del presupuesto para gastar y gastar más y más, sin reparar en el volumen, no será fácil controlar la cantidad de dinero. Más aun cuando el principal deudor de la economía cubana es el régimen comunista que se financia con esos bonos soberanos que coloca en el sistema bancario, que debería ser regulado de forma eficiente por el Banco Central.

Estabilizar la economía, controlar la inflación, dar valor al peso cubano frente a las divisas, facilitar un sistema de cambios eficiente similar al que existe en otros países y regular el sistema bancario para que sirva a los intereses de la economía y no del régimen, son las funciones que deberían conformar una agenda que el nuevo ministro presidente del Banco debe tener muy en cuenta para no acabar como la señora Wilson. Los resultados que deja la anterior ministra presidenta son bien conocidos y, tras la entrada en vigor de la tarea ordenamiento, los desequilibrios alcanzaron dimensiones muy graves. Quizás por eso, la nota de Prensa Latina simplemente dice de la señora Wilson, “que se desempeñó como Ministra Presidenta del Banco Central de Cuba desde el año 2019, se le reconoció el esfuerzo realizado y en consecuencia le serán asignadas otras actividades”. Vaya usted a saber por dónde vuelve a aparecer.

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