La devaluación del bolívar, Raúl Castro y el laberinto de la economía cubana

¿Están preparados los cubanos para afrontar la devaluación del bolívar?
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La devaluación del bolívar, la economía cubana y la crisis económica
Elías Amor, Economista ULC

No es extraño que el mismo vicepresidente y ministro cubano de Economía, Marino Murillo, apunte a la falta de liquidez en divisas como el problema más urgente del Gobierno de la isla. Comparto su análisis.
La economía cubana es incapaz de generar recursos suficientes para atender sus necesidades básicas y la adquisición de bienes intermedios que requieren sus sectores productivos. La estructura económica, centralizada y burocrática, obediente de las órdenes del partido único, no está en condiciones de asumir las reglas de juego del mercado. La ausencia de propiedad privada e intercambio libre y voluntario, frena las posibilidades de desarrollo del sector empresarial del país, el único que puede resolver los problemas del ministro.
Y lo más triste de todo es comprobar que ni saben, ni quieren aprender de Economía. La reacción de las autoridades castristas a la grave crisis financiera no puede ser calificada más que de torpe y patética. Según informa el diario Granma, portavoz del gobernante Partido Comunista, Murillo declaró en una reunión con economistas que “se está dando prioridad a las actividades que producen divisas, como el turismo, las telecomunicaciones y la aeronáutica civil”.
Una vez más, ministro, ¿quién está dando la prioridad?, ¿qué tipo de prioridad y cómo? Desde hace siglos, la Ciencia económica ha dejado en manos del mercado la solución a estos problemas. Adam Smith o David Ricardo, sin duda grandes desconocidos para un burócrata intervencionista y comunista, nos enseñaron a los economistas las reglas básicas del intercambio comercial benéfico entre los países. Si, sin duda, el mismo que mantenía Cuba con todos los países del mundo antes del cataclismo de 1959.
Y por si fuera poco, también están los que tienen mala suerte. El ministro cubano de economía insistió en la necesidad de incentivar las exportaciones y sustituir importaciones, para conseguir un ahorro efectivo. Otro que no tiene ni idea de economía, y que además, descubrirá muy pronto que su socio venezolano, sí ese mismo que le regala barriles de petróleo a cambio de médicos y profesores que luego se fugan de Venezuela hacia la libertad, le va a aguar la fiesta.
Las exportaciones cubanas a Venezuela, consistentes en servicios médicos, educativos y profesionales, el mayor socio comercial de Cuba en estos momentos, van a experimentar un descenso espectacular después de que Caracas haya realizado la devaluación de su moneda, el bolívar, casi un 50% en un intento de controlar el déficit presupuestario e impulsar su industria nacional en medio de los deprimidos precios del petróleo y una economía en problemas.
Al margen de que las políticas devaluatorias rara vez consiguen sus objetivos, y terminan sucumbiendo a la voracidad de las presiones inflacionistas, si no se produce la correspondiente responsabilidad financiera y fiscal por parte del gobierno, de lo que podemos dudar analizando la experiencia de Chávez en Venezuela, la medida no es en absoluto interesante para los pobres cubanos.
Mientras que el régimen castrista atraviesa la recesión más grave de las últimas décadas, pensando erróneamente en la responsabilidad exclusiva del embargo comercial estadounidense como causa principal, desde Venezuela Chávez obsequia con una medida que a corto plazo va a penalizar al intercambio comercial con Venezuela, en momentos en que Cuba necesita contar con divisas para fortalecer su comercio internacional e impulsar su recuperación económica. Extraños socios crea el social comunismo en América Latina. Se veía venir. La continua bajada de los precios del petróleo tarde o temprano iba a poner fin a la fiesta venezolana. La solidaridad entre Castro y Chávez se viene abajo tras la devaluación del bolívar, y ni el sucre, ni ningún otro invento al margen de las reglas del mercado va a servir para paliar el cataclismo anunciado.
No tardaremos mucho en ver el desenlace de esta historia. Si en 2009, Raúl Castro redujo la entrega de alimentos a los cubanos, recortó el consumo de energía y frenó los pagos de deudas poniendo en grave aprieto a las empresas extranjeras que operan en Cuba, ahora en 2010, agotada la financiación procedente de Venezuela, con un bolívar en caída libre y en crisis, ya veremos cómo termina la fiesta.
Algunos analistas consideran que la devaluación del bolívar no fue inesperada. Pero los efectos de la devaluación ya se han hecho sentir en Wall Street y en la Bolsa de Madrid. El lunes, Colgate-Palmolive, informó sobre la reducción de ganancias esperadas para reflejar la pérdida de valor de sus activos en bolívares. BMO Capital Markets informó a la agencia Bloomberg que podría ser la primera de muchas empresas estadounidenses de bienes de consumo en verse afectadas por la devaluación del bolívar. Telefónica, que tiene concentradas importantes inversiones en Venezuela, ha visto como sus acciones caen en picado en la Bolsa española.
Para Cuba, la devaluación oscurece el futuro de la dependencia del petróleo venezolano y el tirón de la economía de ese país como mercado de exportación. El proyecto del ALBA no va a poder mantenerse en estas condiciones, y el sucre nace muerto y sin posibilidades de vida. Es el final de una triste historia. Por mucho que Chávez amenace con expropiaciones y confiscaciones, el resultado será siempre el mismo, más pobreza donde había riqueza, más miseria y ausencia de oportunidades.

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