Lujo en la economía castrista ¿para qué?¿para quién?
Elías Amor Bravo, economista En los últimos días, varias agencias internacionales se han hecho eco de lo que llaman “la apuesta de Cuba por la industria del lujo”, una información que, como muchas otras, tiene muy poco que ver con la realidad económica y social de una isla en la que “resolver” sigue siendo la actividad más practicada por sus moradores. Al parecer, el hecho que se haya producido en un breve lapso de tiempo la apertura oficial de tiendas de marcas exclusivas como Versace, Armani, Montblanc y L'Occitane en Provence, ubicadas en la conocida Manzana de Gómez , rebautizada al parecer como Kempinski, ha llevado a más de uno a afirmar que el lujo tiene futuro garantizado en Cuba y otras lindeces que se hace preciso matizar. Lo primero que conviene recordar es que el lujo nunca ha sido nada extraño para la gran capital del Caribe que fue La Habana antes de 1959. En la década de los años 40 y 50 del siglo pasado, todo el diseño y la innovación internacion...