¿Seguros sanitarios para turistas? Sólo en Cuba
El bloqueo de la economía cubana tiene mucho más que ver con las decisiones de su gobierno que con cualquier otra circunstancia externa. Un ejemplo lo tenemos bien reciente. El anuncio de que a partir del 1 de mayo se exigirá a los turistas y residentes cubanos en el exterior que viajen a la isla tener un seguro médico se inscribe en esa larga lista de errores cometidos por un gobierno que, los datos lo confirman, no tiene ni idea de economía.
¿Viajar a Cuba con seguro médico? Si, en efecto. El gobierno se ha dado prisa y ha dispuesto al Ministerio de Salud Pública para que organice rápidamente el nuevo sistema. La medida será de aplicación obligatoria para "todos los viajeros, extranjeros y cubanos residentes en el exterior'' que lleguen a la isla, y se concretará en el pago en moneda fuerte de una póliza de seguro de viajes que va a cubrir los gastos médicos por una entidad aseguradora reconocida por Cuba. De ese modo, Raúl Castro quiere convertirse en vendedor de pólizas de seguros cubanos a los viajeros procedentes del exterior.
Como sucede tantas veces con la indefinición en los asuntos económicos, la nota oficial no especificó el coste de las pólizas de seguro médico, ni tampoco qué tipo de servicios van asociados a las mismas, pero el control burocrático que siempre es fundamental en la estructura intervencionista de la economía cubana se adjudicó al todopoderoso e ineficiente Ministerio de Finanzas y Precios.
Lo primero que viene a la mente ante una medida de estas características es la influencia que puede tener sobre el turismo, una de las principales actividades que sostienen a la decadente economía cubana, y que aporta un volumen muy relevante de divisas al país. Las estadísticas disponibles confirman que el pasado año llegaron a Cuba 2,4 millones de turistas, así como unos 300,000 cubanos residentes en el extranjero.
En un marco competitivo, en el que los tour operadores modifican sus estrategias de comercialización de paquetes turísticos en los principales mercados mundiales en términos de porcentajes sobre el precio total, una medida que supone un aumento de los precios de las estancias en Cuba no pasa desapercibida, y va a tener sus consecuencias sobre la demanda, sobre todo en un año en el que la economía mundial no parece recuperada de la grave crisis iniciada en 2008.
Algunos analistas han destacado que esta medida va dirigida fundamentalmente a los cubanos residentes en el sur de Florida que, en un número ciertamente elevado, regresan a Cuba para obtener tratamientos médicos mucho más económicos que en Estados Unidos. Tratamientos como quimioterapia, cirugía y hasta trasplantes de órganos, según las fuentes, que en la mayoría de los casos el paciente paga en efectivo. Incluso, las autoridades cubanas se han quejado de que algunos extranjeros se han hecho pasar por cubanos para recibir los servicios anteriores.
En los últimos años, los extranjeros que visitan Cuba observaban cómo el tratamiento médico, ante cualquier percance, se desarrolla con absoluta normalidad y eficiencia, en clínicas y hospitales para extranjeros en los que se realizaba el pago estipulado en efectivo. Generalmente, el visitante procedente del exterior, a diferencia de los ciudadanos cubanos, no ha tenido nunca dificultades para obtener escayola en caso de fracturas, anestesia, o sábanas limpias en caso de hospitalización. El tratamiento recibido era profesional, esmerado, sin esperas o colas molestas, y muchas veces, incluso a domicilio, cuando el desplazamiento no resultaba posible. Experiencias de turistas visitados en hoteles se cuentan por centenares. La gestión de esta actividad médica asistencial se había convertido en una referencia del máximo interés para la voracidad del aparato interventor del régimen, dispuesto a evitar y eliminar cualquier actividad en la economía cubana que generase riqueza.
La fijación de la póliza de seguros elimina esta actividad económica floreciente de un plumazo, y vuelve a poner el control económico en manos del gobierno. El viajero paga por entrar en el país. Si resulta afectado y debe consumir los servicios sanitarios, la póliza cubre el coste por su traducción a moneda cubana. Si no enferma, mejor. El gobierno habrá obtenido una recaudación en divisa fuerte que es otra prioridad para el régimen. Al mismo tiempo, se pone fin a las prácticas médicas descentralizadas que no gustaban a los responsables económicos. Todo vuelve a ser como antes. No, peor. En vez de ir abriendo y consolidar espacios para la actividad económica privada, el régimen destroza todo lo que funciona bien. Más embargo, imposible.
¿Viajar a Cuba con seguro médico? Si, en efecto. El gobierno se ha dado prisa y ha dispuesto al Ministerio de Salud Pública para que organice rápidamente el nuevo sistema. La medida será de aplicación obligatoria para "todos los viajeros, extranjeros y cubanos residentes en el exterior'' que lleguen a la isla, y se concretará en el pago en moneda fuerte de una póliza de seguro de viajes que va a cubrir los gastos médicos por una entidad aseguradora reconocida por Cuba. De ese modo, Raúl Castro quiere convertirse en vendedor de pólizas de seguros cubanos a los viajeros procedentes del exterior.
Como sucede tantas veces con la indefinición en los asuntos económicos, la nota oficial no especificó el coste de las pólizas de seguro médico, ni tampoco qué tipo de servicios van asociados a las mismas, pero el control burocrático que siempre es fundamental en la estructura intervencionista de la economía cubana se adjudicó al todopoderoso e ineficiente Ministerio de Finanzas y Precios.
Lo primero que viene a la mente ante una medida de estas características es la influencia que puede tener sobre el turismo, una de las principales actividades que sostienen a la decadente economía cubana, y que aporta un volumen muy relevante de divisas al país. Las estadísticas disponibles confirman que el pasado año llegaron a Cuba 2,4 millones de turistas, así como unos 300,000 cubanos residentes en el extranjero.
En un marco competitivo, en el que los tour operadores modifican sus estrategias de comercialización de paquetes turísticos en los principales mercados mundiales en términos de porcentajes sobre el precio total, una medida que supone un aumento de los precios de las estancias en Cuba no pasa desapercibida, y va a tener sus consecuencias sobre la demanda, sobre todo en un año en el que la economía mundial no parece recuperada de la grave crisis iniciada en 2008.
Algunos analistas han destacado que esta medida va dirigida fundamentalmente a los cubanos residentes en el sur de Florida que, en un número ciertamente elevado, regresan a Cuba para obtener tratamientos médicos mucho más económicos que en Estados Unidos. Tratamientos como quimioterapia, cirugía y hasta trasplantes de órganos, según las fuentes, que en la mayoría de los casos el paciente paga en efectivo. Incluso, las autoridades cubanas se han quejado de que algunos extranjeros se han hecho pasar por cubanos para recibir los servicios anteriores.
En los últimos años, los extranjeros que visitan Cuba observaban cómo el tratamiento médico, ante cualquier percance, se desarrolla con absoluta normalidad y eficiencia, en clínicas y hospitales para extranjeros en los que se realizaba el pago estipulado en efectivo. Generalmente, el visitante procedente del exterior, a diferencia de los ciudadanos cubanos, no ha tenido nunca dificultades para obtener escayola en caso de fracturas, anestesia, o sábanas limpias en caso de hospitalización. El tratamiento recibido era profesional, esmerado, sin esperas o colas molestas, y muchas veces, incluso a domicilio, cuando el desplazamiento no resultaba posible. Experiencias de turistas visitados en hoteles se cuentan por centenares. La gestión de esta actividad médica asistencial se había convertido en una referencia del máximo interés para la voracidad del aparato interventor del régimen, dispuesto a evitar y eliminar cualquier actividad en la economía cubana que generase riqueza.
La fijación de la póliza de seguros elimina esta actividad económica floreciente de un plumazo, y vuelve a poner el control económico en manos del gobierno. El viajero paga por entrar en el país. Si resulta afectado y debe consumir los servicios sanitarios, la póliza cubre el coste por su traducción a moneda cubana. Si no enferma, mejor. El gobierno habrá obtenido una recaudación en divisa fuerte que es otra prioridad para el régimen. Al mismo tiempo, se pone fin a las prácticas médicas descentralizadas que no gustaban a los responsables económicos. Todo vuelve a ser como antes. No, peor. En vez de ir abriendo y consolidar espacios para la actividad económica privada, el régimen destroza todo lo que funciona bien. Más embargo, imposible.
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