A vueltas con la unificación monetaria: el día que no llega

Elías Amor Bravo, economista
Llegó el día de la verdad. ¿O tal vez no? Nunca se sabe. 
Granma ha anunciado mediante una Nota oficial, sin precisar más, el acuerdo del consejo de ministros de “poner en vigor el cronograma de ejecución de las medidas que conducirán a la unificación monetaria y cambiaria”,  en cumplimiento del Lineamiento 55 de la política económica y social del Partido y la Revolución, aprobado por el VI Congreso del PCC plantea”. Y sigue.
El régimen castrista adoptó el CUC tras una decisión política, al observar que el dólar alcanzaba el rango de moneda fuerte en la Isla, y la población se desprendía de los pesos por su escasa capacidad adquisitiva, durante el “período especial”. En ese sentido, el CUC ha actuado como muro de contención frente a la invasión de la moneda del imperio, y como instrumento de recaudación muy rentable para el régimen, y poco más. Prácticamente se ha convertido en una moneda, si bien su circulación quedaba restringida a los sectores más abiertos al exterior.
La decisión del régimen de dar marcha atrás ahora, también se debe interpretar en clave política. En efecto, no se ha producido ninguno de los efectos que en el Lineamiento antes citado se consideraban necesarios para la unificación, básicamente, “la productividad del trabajo y la efectividad de los mecanismos distributivos y redistributivos”. Por lo tanto, la decisión de unificar las monedas vuelve al ámbito político, y ahí es donde reside la explicación real del por qué.

La nota de Granma, que se supone directamente suministrada por el consejo de ministros, ofrece algunas pistas.

Al parecer han decidido empezar la unificación por las personas jurídicas y naturales. Es lo más fácil. Respecto de las primeras, se dice textualmente “los principales cambios en esta primera etapa, se producirán en el sector de las personas jurídicas, a fin de propiciar las condiciones para el incremento de la eficiencia, la mejor medición de los hechos económicos y el estímulo a los sectores que producen bienes y servicios para la exportación y la sustitución de importaciones”. No me cabe la menor duda que los cuenta propistas y las cooperativas no agrarias serán los primeros llamados a participar.

El proceso va para largo, y lejos de lo que algunos creen, ahora comienza “un periodo de preparación de condiciones que permitirá la elaboración de las propuestas de normas jurídicas, los diseños de los cambios de los sistemas informáticos encargados de los registros contables y los ajustes en las normas de contabilidad. Será una etapa esencial igualmente para la capacitación de las personas que deben acometer la ejecución de las diferentes transformaciones”. O sea que la unificación aún tardará en alcanzarse al 100%.

Hay una advertencia en la nota de Granma, que nos indica igualmente por donde van las cosas.

La redacción se puede interpretar como se quiera, pero el sentido que tiene es evidente. Las autoridades se refieren a las “personas que lícitamente obtienen sus ingresos en CUC y CUP”, en una clara advertencia de por dónde pueden ir los derroteros a partir de ahora. Al mismo tiempo, se muestra la preocupación por las consecuencias del proceso, y se dice, cito textualmente, “el proceso de unificación monetaria respeta los principios de que la confianza ganada por las personas que han mantenido sus ahorros en los bancos cubanos en CUC, otras divisas internacionales y CUP, se conserve intacta y que continuará aplicándose la política vigente de subsidios a precios minoristas y a personas donde sea necesario, en tanto las condiciones económicas del país lo requieran. El CUC al igual que el CUP son monedas cubanas emitidas por el Banco Central de Cuba y mantendrán su total respaldo”.

No es ésta una pauta histórica de un régimen cuya práctica ha sido, desde los inicios allá por los años 60, la confiscación de ahorros y cuentas corrientes de particulares, por mucho que se empeñen en decir lo contrario. Sorprende que la nota haga un borrado histórico de las actuaciones del régimen al señalar de forma expresa, al igual que ha sido una práctica aplicada en el transcurso de los años de la Revolución cubana, ninguna medida que se adopte en el terreno monetario, será para perjudicar a las personas que lícitamente obtienen sus ingresos en CUC y CUP”. Soberbio.

Y poco más.

Tan solo se anuncia que próximamente, sin indicar cuándo, “se continuará extendiendo la posibilidad de aceptar en las tiendas que venden en CUC, pagos en CUP con tarjetas magnéticas denominadas en esta moneda”, lo que ya viene siendo habitual. Para añadir que “experimentalmente en lugares seleccionados se podrán efectuar pagos en efectivo en CUP por el equivalente calculado a la tasa de cambio de CADECA de 25 CUP por 1 CUC” lo que también se viene haciendo, si bien es verdad que el interés de mucha gente por la moneda nacional es limitado. Al menos hasta ahora lo ha sido. Finalmente, la nota señala que “de acuerdo con el avance de la ejecución del cronograma, se irán dando a conocer los detalles sobre las medidas que en cada momento correspondan, tanto a los especialistas de las entidades que deben participar en su implantación, como a la población”.

Por lo tanto, nada de entrada en vigor de la unificación monetaria, no se trata de un proceso de aplicación inmediata, sino que estamos ante una digestión lenta, que provocará no pocos problemas en la organización de la actividad económica. La recuperación del valor del peso cubano y sus funciones como dinero, unidad de cuenta, medio de pago y de atesoramiento, no será una tarea fácil, porque tampoco existe especial interés en que lo sea.


Hasta el mismo Raúl Castro lo afirma cuando pone en relación “los avances y los primeros resultados alentadores, con el largo y complejo camino que aún falta para actualizar nuestro modelo económico y social”, insistiendo en algo que es difícil de estimar en ausencia de mecanismos democráticos de participación como es un “eventual apoyo mayoritario de la población al proceso”, lo que es bastante discutible si se escucha la voz de los cubanos que no se atemorizan ante el régimen. Incluso, cuando se practiquen esas “terapias de choque y de desamparo de millones de personas que caracterizan a las políticas de ajuste aplicadas en los últimos años en varias naciones de la rica Europa" y que en caso de la rudimentaria economía castrista suponen una considerable reducción en las inversiones realizadas en los grandes “logros de la revolución” educación y sanidad, como hemos tenido ocasión de exponer en alguna ocasión.

Comentarios

  1. Sr. Elias interesantes sus comentarios lo invito a que lea el siguiente trabajo y pueda criticarlo eventualmente . gracias
    http://cubaadiario.blogspot.mx/2013/09/cuba-la-dualidad-monetaria-balance-y.html

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