La Universidad Vladimir Ilich Lenin enseña cursos empresariales a los trabajadores por cuenta propia

Elías Amor Bravo, economista

Los tiempos están cambiando. No sé muy bien en qué dirección. Tampoco como acabará todo. Creo que nadie lo sabe, pero los vientos que corren parecen bien distintos. Cómo si no había que entender que una universidad cuyo nombre es nada más y nada menos que “Vladimir Ilich Lenin”, en Las Tunas, se haya puesto a realizar cursos de formación para los trabajadores por cuenta propia.

La noticia está públicada en Granma. Si el ínclito personaje se levantase de su mausoleo, en el que permanece embalsamado para gloria y grandeza de sus fieles y creyentes, no querría otra cosa que volver al sitio del que nunca debió de salir. Y además, lo más rápido posible. El utilizar su nombre en vano, puede ser el peor de los pecados, incluso en la ortodoxia comunista.

Los tiempos han pasado. Y lo han hecho muy rápido. Tanto que, visto todo lo que está sucediendo, desde la distancia, parece un quiero y no puedo, un volver atrás en el tiempo, un nuevo comienzo para aquellos que, de forma discreta, “soto voce”, sin estridencias, admiten que se han equivocado, pero sin reconocerlo públicamente.

¿Llegará ese día? Claro que sí. No tardaremos mucho en comprobar que aquellos que confiscaron y expropiaron sin compensación, tierras a sus legítimos propietarios, ingenios azucareros, bancos, empresas de todo tipo, lavanderías a los chinos, comercios a los gallegos, hasta los limpiabotas de la Habana vieja, reconozcan que el atentado a la propiedad privada se debe pagar con el retorno a la ortodoxia.

Que no existe una vía “socialista” sin derechos de propiedad para desarrollar la economía de los países y que ha llegado la hora de enmendar el fracaso. Cualquier otra solución, la nueva “ley de inversiones extranjeras”, el arrendamiento de tierras, los cuenta propistas en sí, no son más que parches para ganar tiempo, que una vez agotados sus efectos, devuelven a la economía su ineficacia y parsimonia tradicionales, y frenan cualquier proceso de crecimiento de la renta y la riqueza.

Por eso, que la Universidad llamada “Vladimir Ilich Lenin” organice cursos, y cito textualmente la nota de Granma, “para fortalecer las bases del modelo económico en función de servicios cada vez más eficientes y a tono con lo que necesitan el país y la población”, especialmente dirigidos a personas acogidas al trabajo por cuenta propia en el territorio, es una buena noticia. Una magnífica noticia.

Los trabajadores por cuenta propia, que en Las Tunas alcanzan una cifra de 20000 según datos oficiales del régimen, van a tener posibilidades, gracias a estos cursos, de acceder a “conocimientos valiosos en mercadotecnia, elementos básicos de contabilidad, formación de precios, técnicas de negociación, administración financiera, temas jurídicos, técnicas de dirección y asuntos de comunicación, entre otros”, y yo añado a continuación, campos escasamente atendidos por la enseñanza oficial en la Isla, como consecuencia de la ideología que ha rechazado de manera sistemática, e incluso ha penalizado, este tipo de prácticas mercantiles y empresariales en las que, los cubanos, antes de 1959, ocupaban primeras posiciones de liderazgo a nivel mundial.

De hecho, el exilio ha mostrado la existencia de numerosos cuadros y directivos que han ocupado posiciones de vanguardia al frente de empresas internacionales, con notable éxito en el desempeño de sus funciones, y cuyas vidas podrían servir de referencia para mitigar la letárgica ignorancia que el régimen castrista ha impuesto por la fuerza, sobre la vida y obra de estas personas de origen cubano que han vivido y muerto fuera de su tierra. Añorando en la distancia sus primeros años, deseando volver a una patria libre y democrática.

Tan solo una nota ennegrece lo positivo de la noticia de Granma. Por desgracia, y como explica la vicedecana de la universidad, la señora Disleydis Alcolea Zayas, “esta opción responde a orientaciones centrales, que cada provincia debe valorar y adecuar a sus particularidades concretas”. ¿Orientaciones centrales? ¿Pero qué es esto? Acaso la demostración más evidente que no existe autonomía universitaria en el régimen castrista, ni siquiera para planificar la formación que se imparte, y que las instituciones de enseñanza superior no hacen otra cosa que aquello que les mandan. Si eso es así, que me permitan una observación. No pierdan el tiempo. Las técnicas empresariales y de gestión se aprenden con la práctica y el día a día en un marco de libertad.

Es cierto que la formación puede ayudar para mejorar el conocimiento de lo que se desconoce, pero el ejercicio de lo aprendido requiere un marco mucho más libre que el de lka obediencia y las “orientaciones centrales” que se resiste a desaparecer en el régimen castrista. La libre empresa no necesita “orientaciones” de ningún tipo para funcionar. Precisamente se desarrolla cuando el marco de regulación jurídico favorece su crecimiento, alejándose de cualquier práctica intervencionista. Lo otro es "marear la perdiz". Volver otra vez a perder el tiempo, y ya no estamos para eso.

Comentarios

  1. Es una buena iniciativa pero moviéndose en la dinámica, como dice el autor, del quiero y no puedo, es imposible para un régimen totalitario reformarse y entregar cuotas de autonomía a los ciudadanos sólo por necesidad vital de supervivencia es que hacen alguna apertura. Mientras rreconozcan sus errores, cosa que dudo, simplemente por falta de virtud y humildad , es genial que los futuros empresarios aprendan y se formen para llevar sus negocio. Sólo esperemos que el programa no sea basado ni supeditado a la ideología comunista.

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