Con la "conga de la economía" no se arreglan los problemas

Elías Amor Bravo, economista
No están los tiempos para bromas de mal gusto. Ni para cometer errores. Los márgenes de la política económica se estrechan y las dificultades, lejos de disminuir, van en aumento. Ahora se ha sabido, por ejemplo, que la OCDE anticipa un menor crecimiento de la economía mundial en 2019 y 2020. Nada bueno para la economía cubana. Por muy “bloqueada” que se sienta por EEUU, si las aguas a nivel mundial se enturbian, no conviene hacerse muchas ilusiones.
Sin embargo, los dirigentes de la economía castrista parecen inasequibles al desaliento, y ahora se prodigan en reuniones con diversos colectivos sociales por todo el país, y sobre, todo, por el uso intensivo y continuo de las redes sociales. Es como si hubieran organizado una "conga de la economía". Además, parece que ETECSA no debe cobrar tarifas muy elevadas para hablar bien del régimen de Díaz-Canel y como buen monopolio aplica unos precios que discriminan a los consumidores en función de su orientación política. 
Desde luego, si esto fuera así, alguien debería estar dimitiendo en ETECSA. Lo cierto es que los mensajes favorables se multiplican de forma inexplicable muchas veces por cuentas anómalas. En cualquier país del mundo, un escenario agónico como el que se está formando en Cuba, sería motivo de amplio rechazo social, protestas ciudadanas y casi seguramente, un estallido de proporciones incalculables.
Sin embargo, las redes sociales y los medios procastristas se inundan a diario de mensajes alentando un espíritu de resistencia que tiene más de suicida que de otra cosa. Abordar un escenario como el actual desde el griterío, la algarada castrista, la propaganda demagógica y demás, tiene poco de racional y operativo. Son momentos difíciles, complicados, en los que se valora mucho más el sentido de estado, la perspectiva temporal y la capacidad y cualificación del piloto de la nave para hacer frente al oleaje convulso que amenaza con hundir la nave. Nada de eso parece existir.
Por el contrario, el ministro de economía, incorporado a la "conga", va diciendo y escribiendo en las redes sociales, que “ hay que desplazar las actividades productivas fuera de “horarios pico”, e insiste en que esta medida, una vez se retorne a la normalidad, es preciso mantenerla. Tremenda majadería. Tengo la sensación que el ministro de economía quiere que los cubanos trabajen de madrugada, o no se sabe muy bien a qué aspira. De lo que no cabe duda es que desplazar la producción del “horario pico” tiene muchos más problemas que ventajas. 
Por lo pronto, supone rompe la conexión que existe entre numerosas actividades productivas que, si precisamente desarrollan su producción en determinadas horas del día, es porque buscan los “encadenamientos” de los que hablaba Díaz-Canel no hace mucho tiempo como objetivo fundamental.  Ya se olvidaron de los "encadenamientos", y es que así no se puede dirigir la economía de un país. Un día dicen una cosa, y al otro, lo contrario. Alguien le tiene que decir al responsable de la economía de Cuba que si el “horario pico” se realiza por la mañana y se cambia a la noche, por ejemplo, los trabajadores verán alterado su ciclo de sueño y sus horas de descanso y de ocio. ¿Quién defiende en Cuba las relaciones laborales, la concertación y diálogo social? ¿Dónde están los sindicatos, si es que existen, para plantar cara a un ministro que parece que no sabe bien dónde se está metiendo?
Alguien tiene que explicar al ministro de economía que frases y mensajes como las que va diciendo del estilo de “ensayar en momentos difíciles soluciones extremas”, entrañan graves y formidables riesgos, porque la gente tiene unos límites, y cuando se rebasan es muy difícil el retorno a la normalidad, aunque se aplique la peor de las represiones políticas. Además, el slogan de “vamos por más”, o “pensaremos como país” se convierte en una consigna vacía de contenido, porque realmente a nadie se le dice claramente a dónde se quiere ir, ni tampoco qué modelo de país realmente hay que pensar. Tengo la sensación que los cubanos, de forma mayoritaria, empiezan a pensar que el recorrido de los últimos 60 años tocó a su fin, y que hace falta elegir otro camino. Por eso, cuando el ministro de economía escribe sus tweets y dice que “debemos hacer lo que nos corresponde”, “hay que pensar en colectivo” e incluso el más recurrente de “hay que darlo todo por la revolución”, tengo la impresión de que casi siempre los que replican estos mensajes son las mismas personas, pero que realmente caen en el vacío social, pasan desapercibidos y lo que es peor, provocan distancia.
Y por último, el vacío informativo más absoluto. La estadística oficial castrista no publica ni un solo dato en relación con la actual “coyuntura”. Cierto es que ONEI, la Oficina estadística, carece de un aparato informativo para la medición del corto plazo, como ocurre en otros países, pero el apagón informativo oficial empieza a causar preocupación. Las autoridades no se cansan de hablar de las dificultades del momento, por falta de energía, pero no existen datos sobre consumo de electricidad o de derivados del petróleo. Eso si, se ven largas colas en las gasolineras bajo un sol de justicia, y apagones que empiezan a provocar deterioro de alimentos en los congeladores de los paladares. Los motores de combustión para la producción de electricidad se secan, porque no hay diesel para hacerlos funcionar. Y ante un panorama como el descrito, a las autoridades que se supone deben dirigir la economía y adoptar políticas económicas responsables para salir de la crisis, no se les ocurre otra cosa que organizar una “conga económica” para replicar las consignas del poder, de oriente a occidente. Lo siento, pero así no se dirige una economía, ni se sale de una crisis, “coyuntural” o lo que es peor, “estructural”.

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