Expectativas por cuenta propia. Sí, pero ¿para qué?

Elías Amor Bravo, economista

Cada día que pasa, es más evidente que la dictadura militar que rige el destino de los cubanos ha decidido que el trabajo por cuenta propia tiene que ser la salvación de la economía. Todo lo que aporta el trabajo privado es positivo. Qué lástima que no se hubieran dado cuenta desde el principio. Tal vez, el resultado de estos 55 años sería diferente. Pero como el tiempo no transcurre en balde, y las reglas de la economía están inventadas desde hace mucho tiempo me propongo en este trabajo mostrar algunos defectos de la apuesta de los llamados “Lineamientos” por los nuevos trabajadores por cuenta propia.

En primer lugar, nunca serán dueños de su destino. Para empezar, no son propietarios de sus medios de producción. Se les penaliza el crecimiento y la independencia, y se les somete a numerosas regulaciones, impuestos y tributos que frenan cualquier posibilidad de mejorar sus niveles de prestación. Como consecuencia de ello, ni la economía mejora, ni tampoco se genera suficiente oferta en el país como para que las condiciones de vida de la población sean más favorables.

En segundo lugar, la mayor visibilidad del trabajo por cuenta propia es debida a la autorización gubernamental. Antes estaba prohibido e incluso penalizado el dedicarse a este tipo de actividades. La gente lo hacía en la economía negra, bajo manga. Las autorizaciones raulistas lo que han hecho ha sido aflorar aquello que ya venía funcionando, para integrarlo como dice Triana Cordovi, “en la tarea de la revolución”. Asombroso.

En tercer lugar, el proceso sigue mostrando una clara debilidad estructural. De una población laboral de más de 6 millones de personas, que tan solo en noviembre pasado se contasen  444 109 trabajadores por cuenta propia, un 7,4% del total, ofrece una idea que todavía muchas personas no está por la labor de la independencia, o no les interesa a la vista de lo que ha sido la experiencia anterior. Además, el número de oficios que se autorizan para el ejercicio de estos trabajos por cuenta propia apenas ha cambiado, y se mantiene en líneas generales centrado en una serie de actividades fuertemente relacionadas con el ámbito de la alimentación y las necesidades básicas de la población.

Ni se genera empleo, ni los ingresos tributarios están siendo los esperados, ni los arrendamientos de locales al estado funcionan, ni tampoco la compra de insumos o las utilidades obtenidas de la venta de productos, están creciendo a los ritmos previstos de modo que el Estado, inmerso en un proceso de reducción de sus estructuras ineficientes, tiene que ir dando pasos dubitativos, y no se corrigen las graves deficiencias con el suficiente vigor.

Un ejemplo, es la actividad relacionada con la venta de alimentos que sigue siendo la más importante del trabajo por cuenta propia. Nada de extraño. Para una población angustiada por la obsesiva dependencia de una libreta de racionamiento por más de 50 años, la posibilidad de acceder libremente a alimentos básicos en los nuevos mercados agropecuarios, es una salvación. La comida todos los días cuesta dinero. Mucho más que antes, pero las remesas de las familias exiliadas están contribuyendo a mejorar el consumo privado en alimentación de la población, observándose importantes diferencias y desigualdades en función del acceso a las divisas y la moneda convertible, en la que se pagan obligatoriamente todas las transacciones.

Una de las lecturas más positivas, tal vez, que debemos extraer de esta experiencia, es que el espíritu de empresa y el deseo de progreso y mejora sigue existiendo en la sociedad cubana después de medio siglo de régimen estalinista que se resiste a desaparecer. Los pequeños emprendedores que autoriza el estado castrista están confirmando una evidencia histórica incuestionable. La influencia del régimen ideado por los Castro para transformar la República no es tan intensa como cabría esperar. Los cubanos vuelven a la actividad emprendedora, a la práctica de la religión y a construir instituciones de la sociedad civil cuando la presión de la dictadura militar comunista cede. Esa es una buena noticia.

Los casos descritos en un artículo en Granma, de Mikely Arencibia,  Alberto Ernesto Chacón, Alberto Jiménez,  Carlos Aldao, Adilson Bofill, Elizabeth Sánchez, Marian Jiménez, Yoandri Guerrero Pardo vienen a confirmar un diagnóstico en el que los problemas coinciden: falta de estabilidad para adquirir los insumos y altos precios que pagan por esos insumos además en CUC, falta de formación, escasa demanda de los clientes, contenido de las licencias, el sistema tributario y la labor de los órganos de supervisión. Algunos consideran, por ejemplo, que los inspectores no siempre actúan con la suficiente profesionalidad, pues algunos muestran baja preparación a la hora de solicitar la documentación requerida y en el conocimiento del contenido de la patente.

En el fondo, nadie quiere hablar de lo único importante para que este proceso se consolide y vaya a más: un marco estable de derechos de propiedad y la generalización de la economía de mercado como instrumento de asignación de los recursos. Tal vez porque no les dejan.

Comentarios

  1. estimado elias,
    de acuerdo con un analisis de un colectivo de "periodistas" del granma, de los 444,109 trabajadores por cuenta propia registrados, solo 257,639 [68%] estan afiliados a los sindicatos de la ctc; el resto de los 186,470 ha hecho oidos sordos a las campanas y presiones para lograr su incorporacion al menos nominal, pues ya sabemos que excepto algun aberrado u oportunista al sindicato como a los cdr, la fmc, la feu entre otras, constituyen "correas de transmision" de las orientaciones de arriba a abajo y que bucolicamente denominan ong's y miembros de la "sociedad civil" cubana, la gente le presta la misma atencion que al noticiero de television nacional.
    otro dato revelador que se adulcora en el "analisis" refiere que desde la autorizacion general del trabajo por cuenta propia en el 2010 hasta el cierre de noviembre del 2013, se ha producido 407, 608 bajas del registro y devolucion de las licencias. estas cifras requieren una depuracion puntual para distinguir entre los que sencillamente renunciaron a la opcion de empresarios del timbiriche, de los que cambiaron de sector o nicho de mercado. en cualquier caso la tasa bruta de crecimiento del cuentapropismo en 3 anos es 8.9%; es decir, por cada 109 personas que permanecen en la actividad, 100 desistieron.
    el reporte oficial aqui >>

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