Soluciones prácticas para el turismo en Cuba

Elías Amor Bravo, economista

Una vez más, la temporada turística de la economía castrista volverá a pinchar sin alcanzar los tres millones de viajeros. No lo digo yo, lo reconoce un artículo publicado en Juventud Rebelde, en el que se analizan las informaciones que acaba de publicar la ONE en un estudio sobre la actividad en el sector turístico durante el primer semestre de 2014.

Con datos oficiales, el crecimiento registrado en los seis primeros meses del año, un 3,9% viene motivado por un cierto estancamiento de los principales mercados de procedencia, y la imposibilidad real de mejorar la captación de turistas en los que se están concentrando los esfuerzos de promoción realizados por el régimen. Un ejemplo es evidente, Canadá, que aporta el 44% de los turistas, aumenta solo un 4,3%. Argentina, México o Rusia, experimentan descensos significativos, superiores al 10%, y los países que más crecen como China, Suiza o Suecia, realizan aportaciones de turistas muy limitadas que no consiguen compensar las fuertes oscilaciones registradas en grandes mercados como Reino Unido, que cae un 15,3%, en tanto que Italia parece recuperarse, con un aumento del 17,9%. Otros dos mercados de cierta relevancia cuantitativa, como Francia o España registran aumentos del 6,1% y 3,5% respectivamente.

Como consecuencia de lo expuesto, y teniendo en cuenta que estas cifras recogen la incidencia de la “temporada alta” del turismo en el Caribe, coincidente con los meses de invierno y primavera, el estancamiento de la actividad parece evidente si no se registra una dinámica más expansiva en los dos últimos meses del año, ya que según la estacionalidad del sector, hasta noviembre no se producirá una mejora de los resultados.

Aquí reside el problema fundamental que deben afrontar las autoridades. Ya no se trata de la política de promoción turística que deja mucho que desear, al tener una concepción burocrática y estatal, que tiende a potenciar e identificar la realidad política del país, en mayor medida que sus atractivos, que los tiene. Esa obsesión por hacer propaganda castrista de los "logros de la revolución" tiene un mercado limitado y una clientela aburrida que trata de identificar otros atractivos para decidir sobre viajar a la Isla en vacaciones. Habría que hacer otra política de promoción turística, eso es evidente.

El otro gran problema reside en la estacionalidad, es decir, la concentración de la demanda en unos determinados meses del año, en tanto que, durante el resto, los establecimientos se encuentran con bajos índices de ocupación.

Esta problemática ha sido resuelta en mercados turísticos avanzados, como el Mediterráneo europeo, e incluso ya se empiezan a observar prácticas inteligentes en países que, como Cuba, se encuentran condicionados por unas determinadas preferencias temporales por parte de la demanda.

En algunas ocasiones, he tenido ocasión de exponer qué se tendría que hacer.

La solución pasa por una amplia liberalización de la actividad turística, dando entrada a los particulares en la gestión y el control de los activos, para que se puedan destinar a los fines que se estimen más adecuados. Quien piense, desde los despachos burocráticos del régimen castrista, que el  potencial cultural, artístico, musical, gastronómica, patrimonial de Cuba se puede controlar con empresas “estatales socialistas” y por medio de la intervención planificadora de la economía, simplemente se equivocan. Estos activos, en los que Cuba cotiza alto a nivel internacional, se encuentran relacionados con la iniciativa privada libre, que se identifica con motivaciones y estímulos que, en nada, guardan relación con el modelo intervencionista y estalinista de la economía castrista.

El éxito de países con economías similares en su transición al mercado y la propiedad privada se ha basado en la liberalización de aquellos sectores en los que poseían ventajas competitivas. Vietnam, por ejemplo, lo hizo con la agricultura, y de ser un país con hambrunas periódicas en época comunista, se convirtió en poco tiempo en un gran exportador de arroz en Asia.

El turismo es un punto fuerte de la economía cubana.  Posiblemente, el más importante. Lo era antes de 1959, y lo podrá volver a ser, pero sobre bases distintas. El régimen castrista tiene aquí una propuesta concreta: libertad y propiedad privada generalizada en el sector turístico cubano. Es cierto que se trata de un sector que depende de otros muchos para operar, pero la acción potencial de las fuerzas del mercado puede generar un efecto arrastre sobre el resto de la economía, de consecuencias sin duda, positivas. Esta es una propuesta concreta para la mejora de la economía cubana en el muy corto plazo. No conviene olvidar que los resultados pueden ser relevantes. Superar los tres millones de turistas permite mejorar las exportaciones, aumentar los ingresos y la competitividad. ¿No es eso lo que buscan?

http://www.one.cu/publicaciones/06turismoycomercio/llegadadevisitantes/mensual/3.pdf


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