Balance de las relaciones económicas Cuba y Vietnam


Elías Amor Bravo, economista

El Presidente de la República So­cia­lista de Vietnam, Tran Dai Quang, ha expresado durante el acto de con­decoración con la Orden José Mar­tí dirigiéndose al “estimado compañero Raúl Castro Ruz”, su deseo de que Cuba y Vietnam avancen en “el sentimiento y reconocimiento de los esfuerzos y aportes a la consolidación y el fortalecimiento de los lazos de solidaridad fraternal y cooperación integral que existen entre nuestros partidos, Estados y pueblos”. Entre dirigentes comunistas, este tipo de enunciados, suelen ser frecuentes y qué duda cabe, nos trasladan a la tristemente célebre época de la “guerra fría” más que al mundo global en que nos encontramos.
Mucha amistad fraternal, elogios comunes a los partidos comunistas hermanos a las victorias de las dos revoluciones, en suma, palabras y más palabras, pero hechos, lo que se dice hechos, más bien pocos. De eso va este post en el blog.
Cualquier análisis de las relaciones económicas entre Cuba y Vietnam, deja mucho que desear, a pesar de esa amistad entrañable fundada en lazos ideológicos comunistas. La nación asiática, que ha sabido orientarse en la realidad de la economía de mercado y los derechos de propiedad, ha experimentado un salto espectacular en sus niveles de vida y desarrollo, que la sitúan entre los “dragones” de última generación. A su lado, los experimentos lanzados en los “lineamientos” castristas no admiten comparación alguna.
Cierto es que en sus palabras Tran Dai Quang exhortó a los empresarios de los dos territorios a fortalecer las relaciones económicas, comerciales y las inversiones conjuntas a través de la ejecución de contratos y proyectos de cooperación, especialmente en la Zona Especial de Desarrollo Mariel. Ya veremos qué ocurre.
Pero los datos están ahí para quién los quiera conocer. En las publicaciones de la Oficina de Estadística de Cuba, ONEI, la realidad es que la presencia de Vietnam en la economía castrista es más bien escasa.
Por ejemplo, el comercio total entre los dos países ascendió en 2015 a 252,3 millones de CUP, apenas el 1,6% del total, y el 7,4% del realizado con Asia. Una cifra realmente reducida que no admite comparación. Con China, por ejemplo, el volumen de comercio es diez veces más. Se trata, además, de un comercio muy desequilibrado, porque el régimen castrista exporta a Vietnam por valor de 4,7 millones de pesos en el mismo año, y las importaciones ascienden a 247,5 millones respectivamente, lo que supone un déficit de 243 millones de CUP con una de las tasas de cobertura más bajas del conjunto de países con los que comercia libremente la economía castrista, a pesar del denunciado bloqueo. Finalmente, se observa un comercio en decadencia, ya que en términos de evolución histórica, las cifras totales han bajado de los 313 millones de CUP en 2011 cuando se alcanzó el máximo de los últimos seis años, a los 252,3 millones actuales, una reducción del 20%.
Si se atiende, por ejemplo, a los datos relativos a viajeros de turismo entrados en Cuba, que este año parecen haber mejorado sensiblemente las cifras, entre los 27 primeros países de procedencia, a los que hace referencia ONEI en sus estadísticas no aparece Vietnam. El último país de esta lista es Israel con 8.952 turistas, por lo que los procedentes de Vietnam han debido ser muchos menos, a pesar de esa amistad a la que alude el camarada Tran Dai Quang, dirigente comunista del país asiático. Los vietnamitas no vienen a Cuba de turistas.

El régimen castrista se pasa la mayor parte del tiempo denunciado el presunto bloqueo económico y comercial del vecino del norte, sin embargo, en vez de aprovechar las oportunidades que se derivan de la coincidencia ideológica, el comercio o la actividad turística con un “amigo” como Vietnam se manifiestan a niveles inapreciables. Y luego, al presidente de ese país lo colman de halagos y le entregan la Orden José Martí, sin recibir nada a cambio. ¿Cuál es el motivo? El que siempre estamos planteando en este blog. La realidad es que la economía castrista tiene muy poco que ofrecer a los demás países en el marco de la división competitiva de la economía mundial. Sobre todo, a una potencia emergente como Vietnam que está experimentando una profunda transformación de sus estructuras económicas y sociales, a pesar de continuar con la “letanía comunista”. 

Las palabras se las lleva el viento, y los amigos si realmente se tienen que ayudar lo harán, pero nunca van a despilfarrar el dinero. En cincuenta años de relaciones entre Vietnam y el régimen castrista, los resultados están bien claros y no admiten cuestión. Puede que existan muchos lazos de amistad fraternal comunista entre los dos pueblos hermanados; uno en el hemisferio occidental, otro en el hemisferio oriental, pero los cubanos cuando huyen de la represión castrista no van a trabajar a Vietnam, y por las cifras de comercio y de turismo, Vietnam está muy lejos y concentrado en otras cosas para andar vendiendo a quién no paga o retrasa sus compromisos y obligaciones hasta que se produce una condonación.

Si. Es cierto que el dirigente vietnamita no restó halagos al “potencial de los dos países para trabajar juntos en sectores como la agricultura, construcción, turismo, ciencia y tecnología, educación, salud, transporte, biofarmacéutica, energía, finanzas y banca” pero todo se ha trasladado a la “próxima negociación de un nuevo acuerdo comercial, en sustitución del suscrito en 1996, que esté en correspondencia con las condiciones actuales”, y lo cierto es que aunque varias empresas vietnamitas ya participen en proyectos de inversión en Cuba, en áreas como la producción de materiales de la construcción, la elaboración de detergentes, la exploración petrolera y gas, la producción arrocera y la infraestructura hotelera, donde se refirió a la edificación de un hotel cinco estrellas, lo cierto es que su reflejo en las estadísticas oficiales deja mucho que desear.

Hacen muy bien los vietnamitas. Ahora que para muchos está de moda invertir en Cuba, con todas las ayudas y normas que el régimen publica día si y día no, se debería tomar buena nota de lo que hace Vietnam. Las relaciones con Cuba: amistad, palabras y poco más. Los negocios son otra cosa.

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