467.000 trabajadores por cuenta propia y 3.500 millones de dólares en remesas
Elías Amor Bravo, economista
Dos datos que dicen mucho. O tal vez poco. Pero que vienen a representar, de forma objetiva, en qué situación se encuentra la economía castrista a mediados de 2014.
Los trabajadores por cuenta propia representan el 9% del empleo total. Es decir, todavía el 91% de la ocupación desempeña sus funciones en el ámbito del estado. Mucho camino queda por recorrer, o tal vez no. La política de los “Lineamientos” anuncia que Cuba es, y seguirá siendo, un estado socialista, cuyo sistema económico se aspira a “perfeccionar”. Al mismo tiempo, en ese sistema, la empresa estatal socialista seguirá siendo el eje sobre el que pivoten las decisiones económicas. Planificación central y ausencia de un marco jurídico de derechos de propiedad siguen siendo la base del modelo de economía castrista.
Según indicaron las autoridades, los 467.000 trabajadores por cuenta propia, en lo que de manera eufemística califica el régimen como “formas de empleo no estatal”, irán en aumento durante el presente año.
Conviene señalar que el régimen ha ejercido un control absoluto del proceso de nacimiento de los trabajadores por cuenta propia. Hace cuatro años, el gobierno aprobó 178 categorías de trabajo por cuenta propia, que luego amplió a 181, con el propósito de buscar "nuevas formas de trabajo" tras la decisión de disminuir los puestos de labor estatales como parte de los cambios para "actualizar" el modelo socialista cubano. Desde finales de 2010, el número de efectivos que se dedican a estas actividades en los 201 oficios autorizados por el régimen se ha multiplicado por tres, pero conviene señalar que antes de esa fecha la cifra era prácticamente nula.
La mayoría de los trabajadores por cuenta propia desempeñan ocupaciones pertenecientes al sector de servicios, en actividades como la “gastronomía, el transporte de carga y pasajeros, el arrendamiento de viviendas y la venta de artículos de uso variado en los hogares”.
El régimen ha ido dosificando lentamente la autorización de ocupaciones para el ejercicio del trabajo por cuenta propia. Aún el pasado año se produjo la incorporación de otras 10 actividades, entre las que se encuentran “gestor de permutas y compraventa de viviendas, reparador de instrumentos de medición, vendedores mayoristas y minoristas de productos agropecuarios, y agentes postal y de telecomunicaciones”. También se autorizó, a los creadores y artistas a contratar mano de obra.
De manera simultánea, también se han empezado a autorizar otros oficios, como chapistero de automóviles, elaborador-vendedor de artículos de mármol, fundidor y herrero. Curiosamente, el despliegue de estas nuevas actividades vino a mostrar la ausencia de un mercado “lícito” en el que poder adquirir las materias primas, equipos y otros insumos. Había que aprovisionarse en otros sitios. Ya se verá dónde y cómo.
De lo que no cabe duda es que el nacimiento y desarrollo del trabajo por cuenta propia ha supuesto un importante estímulo para los ingresos del estado. En concreto, la recaudación de este sector experimentó un aumento del 18% respecto a octubre de 2010 según indican fuentes oficiales. Sin embargo, el ritmo de crecimiento del empleo en estas actividades está siendo insuficiente para absorber los 1,5 millones de empleos estatales que el régimen quiere eliminar como parte de la política de ajustes del gasto y mejora de la eficiencia.
Esa incapacidad para crecer del trabajo por cuenta propia está provocada por las limitaciones que el régimen establece sobre estas actividades, lo que impide atender al reordenamiento laboral de las plantillas públicas y recaudar más dinero. Sin duda, las demandas procedentes del nuevo sector de trabajo por cuenta propia han supuesto para el régimen un reto a su poder totalitario, que no está dispuesto a ceder. Sorprendió que algunos "cuentapropistas" considerasen que el aumento de esta modalidad de empleo debería ir acompañado de programas de estímulos, como excepciones fiscales y venta de materia primas que permitan a estos negocios crecer. Las protestas ya se han producido, pero irán a más.
Por ello, se apostó por otras fórmulas “privadas” más fáciles de mantener bajo control, como las cooperativas no agropecuarias, que han sido autorizadas desde el pasado año a funcionar en diversos sectores de la economía, como la construcción, el transporte y el reciclaje de desechos. Tampoco parece que estén dando los resultados previstos.
Además, el trabajo por cuenta propia no parece que se haya beneficiado de la política crediticia que ha impulsado la actividad bancaria en la Isla, después del letargo experimentado durante más de medio siglo. Las autoridades han informado que tras la flexibilizar la política de créditos con nuevas tarifas de préstamos y plazos de pago a partir de diciembre de 2013, se han concedido más de 272.000 créditos a personas naturales, de los que solamente "550" se han dirigido a trabajadores por cuenta propia, a pesar de las favorables condiciones de devolución en los destinados a inversiones.
No está en el ADN del régimen castrista apostar por una economía de trabajadores por cuenta propia, libres, competitivos y en la mayoría de actividades y renglones de la actividad económica. Las autoridades lo señalan de forma expresa. Quieren cuenta propistas como instrumento recaudatorio y que “aporten al menos el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) en cinco años”. No desean que el proceso se les escape del control político, y por ello, entienden que marcha "como debe ser, con paciencia, sin apuros, para no cometer nuevos errores". Y, sobre todo, tienen muy claro que la "actualización" de la economía cubana no supondrá un cambio en la estructura de la propiedad, sino que lo que se está transformando es la forma de gestionarla. Credibilidad, nula.
Y estando así las cosas, un Informe del The Havana Consulting Group ha venido a señalar que los cubanos del exterior han enviado en 2013 más de 3.500 millones de dólares a la Isla en concepto de “remesas en especie” (el 5% del PIB de la economía castrista). Además, de esa cifra, 1.906 millones proceden tan solo de EEUU.
El estudio ha puesto de manifiesto que la circulación minorista en la Isla es muy deficiente, y que cuesta aprovisionarse de determinados bienes que sólo por medio de envíos desde el exterior se pueden conseguir. Como ya se ha señalado, algunas actividades autorizadas para el ejercicio del trabajo por cuenta propia se encontraron sin mercados "lícitos" en la Isla para aprovisionarse de sus medios de producción e insumos. El régimen ha querido ejercer algún control en este creciente movimiento de mercancías, imponiendo restricciones y cargas, pero no parece que las medidas hayan tenido los resultados deseados.
El Informe ha estudiado las tres modalidades de envío que existen para hacer llegar mercancías a familiares y amigos en la Isla: los directos con pasajeros, a través de agencias de transporte y por medio de las compras virtuales en Internet. La mayor parte de las remesas de mercancías llegaron a Cuba de forma directa, siendo el 54,4% del total. El 42,8% se realizó a través de las agencias, mientras que un exiguo 2,85% llegan de compras realizadas por Internet en tiendas canadienses, españolas y cubanas.
Por medio de una Guía de Observación en el Aeropuerto Internacional de Miami, entre el 1 de mayo y el 7 de septiembre de 2013, los autores del Informe han podido estimar el valor de las mercancías enviadas, utilizando para ello una muestra de 1.154 pasajeros escogidos al azar. La investigación se complementó con 34 entrevistas de profundidad a varios pasajeros (muestra aleatoria) que accedieron a revelar el valor y el contenido de la mercancía que transportaban en su equipaje.
Los expertos calculan en 1.134 kilogramos semanales en productos de los que el 70% son duraderos. Los electrodomésticos están entre los más enviados, destacando los televisores y equipos de música. Estos envíos se realizan principalmente a través de agencias especializadas que cuentan con una licencia emitida por la Office of Foreign Assets Control (OFAC).
El estudio confirma que esta es también la principal fuente de suministro para los nuevos negocios privados de la Isla, como los "paladares", que, según el estudio, han sido equipados completamente por esta vía, al no existir en la Isla mercados y suministros en condiciones para ello. De ese modo, se constata la aparente contradicción en un proceso en el que se autoriza la apertura de paladares como fórmula de trabajo por cuenta propia, y sin embargo, los insumos y los medios de producción necesarios para el desarrollo de la actividad no se encuentran en la Isla y es preciso traerlos del exterior.
Lo expuesto viene a señalar que la “actualización” de la economía no es solamente un proceso de autorización de ocupaciones u oficios, sino que entraña un estudio en profundidad de las necesidades reales de la economía, y del tipo de decisiones que son prioritarias para mejorar las condiciones de vida de los cubanos. No parece que esta sea la opción de las autoridades.
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