Recordando el 10 de octubre de 1868

Elías Amor Bravo, economista

Cuando el 9 de abril de 1865 el general sureño Lee se rindió en Appomatox a las tropas del Norte, poniendo fin a la guerra de secesión, y tan solo 5 días más tarde se producía el asesinato del presidente Lincoln durante la representación teatral a la que asistía con su esposa, los acontecimientos no pasaron desapercibidos en Cuba. Eran momentos de cambio.

Además, tan solo un mes después, España abandonaba la isla de Santo Domingo, reconociendo su independencia, mientras que los reformistas cubanos, con autorización del general Duce, entonces capitán general y gobernador de la Isla, remitían al general Serrano una propuesta de reforma colonial con amplia autonomía para Cuba.

La falta de respuesta de la metrópoli empezó a preocupar en la Isla, pero en el mes de noviembre un Real Decreto publicado en Madrid convocaba una Junta de información para desarrollar un plan del entonces ministro de ultramar Cánovas del Castillo, del gobierno del general O´Donnell, que preveía reformas avanzadas para Cuba y Puerto Rico.

La comisión de la Junta, paritaria, fue integrada por reformistas que habían movilizado 24.000 firmas a la propuesta canalizada con el apoyo de Duce. La victoria de Saco en el ayuntamiento de Santiago de Cuba en las elecciones para comisionados de la Junta se interpretó como un importante avance en la normalización institucional.

Algunos historiadores han considerado que este avance hacia la reducción de las tensiones entre la isla y la metrópoli, por la vía reformista, se vio oscurecido por la campaña desplegada por el ciudadano chileno Benjamín Vicuña, que instalado en Nueva York para hacer frente a España en la guerra contra Chile y Perú en el Océano Pacífico, que se había desatado en el mes de septiembre, comenzó a publicar el periódico “La Voz de América”, que dedicaba una parte importante de su contenido a la independencia de las Antillas.
El periódico llegó a tener una circulación en Cuba de más de mil ejemplares. Animado por el éxito de su campaña, el 1 de mayo de 1866 Vicuña publicó una proclama antirreformista, en la que intentó desprestigiar el proceso de normalización que se había abierto en las relaciones entre Cuba y España desde 1865, con un claro mensaje independentista. La influencia de estas proclamas en el proceso es, cuanto menos, discutible.

Por su parte, la metrópoli reaccionó de forma incorrecta, sustituyendo a Duce por el conservador Lersundi, como nuevo gobernador de Cuba. Los cambios de gobierno en Madrid, con la caída de O’ Donnell no supusieron, sin embargo, la ruptura del plan de reformas de Cánovas, y finalmente Saco aceptó su participación en la Junta de información, por medio de carta al nuevo ministro de ultramar, Alejandro de Castro. La Junta empezó a funcionar en noviembre de ese mismo año.

Sin embargo, a comienzos de 1867 aquel espíritu de concordia se vino abajo de forma abrupta. El primer golpe llegó en el mes de febrero con la publicación de una ley de reforma tributaria que sentó muy mal en la Isla, y que no fue informada previamente por la junta, lo que hizo pensar a sus integrantes en la inutilidad de la misma.  El malestar creado por la decisión del gobierno de Madrid de lanzar una reforma tributaria, en un momento en que la economía de la isla no atravesaba su mejor momento, provocó que la junta decidiera su autodisolución poniendo fin a la vía reformista. El gobierno de Madrid, inmerso en una grave crisis de la dinastía, no hizo nada por negociar la continuidad de la institución, y con ello comenzó realmente, según opinión de muchos historiadores, el proceso independentista revolucionario en Cuba.

En agosto de ese mismo año, se produjo el inicio de los preparativos para un alzamiento armado en la zona de Bayamo por el hacendado Francisco Vicente Aguilera y el abogado  Francisco Maceo Osorio. Un abogado de Bayamo y maestro de la masonería de Manzanillo, dueño de un pequeño ingenio azucarero de nombre “La Demajagua”, Carlos Manuel de Céspedes, se incorporó a la conspiración de Bayamo, invitado por Francisco Vicente Aguilera.

La economía cubana entró en una profunda crisis, que se vio agravada por los nuevos impuestos establecidos por la metrópoli, el de la renta y el de utilidades comerciales, que suponían un empobrecimiento general para la población y una menor competitividad para la producción, fundamentalmente agrícola de la isla, de modo que las tesis independentistas fueron en aumento y cualquier regreso a la reforma quedó al margen de los proyectos.

La situación en la metrópoli tampoco ayudaba. Primero con el fallecimiento del general O’Donnell, después con el del general Narvaez. Más tarde, con el destierro de generales, entre ellos,  Serrano y Duce a Canarias, la percepción desde Cuba de una grave y profunda crisis institucional, acentuó la aspiración de ruptura con el gobierno de Madrid, del que sólo se recibían órdenes de recaudar más y más impuestos.
De ese modo, el 3 de agosto de 1868, se produjo en la histórica Bayamo la primera reunión clandestina de delegados insurrectos en la hacienda San Miguel de Rompe. En la misma se acordó fijar el 3 de septiembre como la fecha del levantamiento armado contra España por parte de los delegados que concurrieron procedentes de Bayamo, Manzanillo, Jiguaní, Holguín, Tunas y Camagüey.

El alzamiento no llegó finalmente a producirse. Probablemente por los acontecimientos en la metrópoli, que llegaban rápidamente como noticias a la Isla. El 18 de septiembre finalmente, se produjo en Cádiz, el pronunciamiento del general Prim y del almirante Topete, que arrancaron la “revolución gloriosa” que puso fin al reinado de Isabel II.

La revolución destronó a la reina que se vio obligada a marchar al exilio en París con toda su familia. En España, la institución de un gobierno provisional bajo las órdenes de los generales Serrano y Prim suponía un giro de 180º en los acontecimientos, con la llegada de los militares al poder.

Las autoridades coloniales, también militares, se habían alarmado por estos acontecimientos, no tardaron en reaccionar y el general  Lersundi, que había sido repuesto como gobernador general de Cuba tras el fallecimiento del general Manzano en septiembre del año anterior, ordenó la detención de los jefes de la insurrección de Bayamo.

Por todo ello, el grito de Yara se produjo de forma aislada por el ingeniero Carlos Manuel de Céspedes, que fue el único de aquel grupo que no fue detenido por la represión militar. Este hecho le otorga un gran valor histórico al 10 de octubre de 1868, como aniversario del Grito de Yara, que marca el inicio de la guerra de independencia contra España. Poco importa que solo un día después los alzados fueran vencidos al intentar tomar Yara. La llama de la independencia estaba encendida, y el 12 de octubre 300 hombres a las órdenes del ex militar dominicano Luis Marcano, se unieron a los alzados.

La grandeza de Carlos Manuel de Céspedes tuvo en la liberación de sus esclavos un hito importante que ha pasado a ser uno de los acontecimientos más importantes de la historia de Cuba, pero también en la redacción de los primeros decretos en los que intentó que no se produjeran excesos o represalias entre los integrantes de sus tropas. Lersundi no tardó en enviar tropas a la zona de Manzanillo para frenar la insurrección, pero de nada sirvió.

Simultáneamente, Francisco Vicente Aguilera se alzaba en la zona de Holguín y con la toma de Bayamo el 18 de octubre se interpretaba por primera vez el Himno nacional de Cuba compuesto por Perucho Figueredo, cuya letra aparecía publica en el periódico de la misma localidad “El Cubano Libre”, primero de los independentistas.

Los acontecimientos llevaron a Lersundi a reaccionar con violencia y proclamó tan solo una semana más tarde un bando militar en el que se anunciaba la represión de cualquier manifestación separatista. Los reformistas solicitaron a las autoridades militares una reunión de urgencia para intentar un último esfuerzo por reconducir la situación y evitar la guerra que ya se avisaba, pero el gobernador se mostró especialmente agresivo y rechazó cualquier vía de diálogo, lo que llevo a los reformistas a dar todo su apoyo a la independencia y pasar a la clandestinidad.


Estos acontecimientos ocurrieron el 24 de octubre de 1868 y a partir de entonces comenzó la larga vía hacia la independencia que finalmente llegó 30 años después.

Fuente: Cuba Cronología, Leopoldo Fornes-Bonavía Dolz

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