La economía cubana en el primer semestre 2019 según el consejo de ministros

Elías Amor Bravo, economista
Cada vez que el consejo de ministros castrista se dedica al análisis de la economía cubana hay que preocuparse. Para empezar, en medio de una absoluta oscuridad y falta de transparencia, se ponen a hablar de “cumplimientos del plan, de indicadores alcanzados, de cifras objetivos”, y de no sé cuantas majaderías comunistas más, pero al final, no se ofrece ni un solo dato numérico y cuantitativo que permita realizar una valoración objetiva de la situación de la economía.
Esta es la realidad. En Cuba, a diferencia del resto de países de su entorno, la información de la coyuntura de la economía, digamos mensual o trimestral, es un secreto de estado, y, o solo la reciben los integrantes del consejo de ministros, con la orden de no difundirla, o lo que es peor, realmente no existe. Entonces, todas estas elucubraciones y valoraciones son más un brindis al sol que un análisis riguroso y creíble de lo que ocurre en la economía. El problema es que Díaz-Canel se crea todo esto.
Me refiero por ejemplo a las cifras de liquidación del presupuesto de 2018. Ni un solo dato numérico. Tan solo enunciados que nos obligan a creer, o que se pongan en duda.
Así, por ejemplo, se dijo que el déficit fiscal fue inferior al aprobado por “inejecución de gastos, debido al incumplimiento del plan de inversiones”. Otro año perdido para las infraestructuras, mientras que el gasto corriente se mantiene expansivo. Al mismo tiempo, “se sobrecumplieron los ingresos, procedentes de la gastronomía estatal de subordinación municipal”. Tampoco dijeron el monto total.
Los gastos corrientes “destinados a reparaciones y mantenimientos se dirigieron a obras de interés social, como círculos infantiles, escuelas, centros recreativos e instituciones de salud y el funcionamiento de las actividades de las instalaciones de la salud pública y de la enseñanza preescolar, primaria, media y superior” se mantuvieron. Además “se aumentaron las prestaciones monetarias de los núcleos familiares protegidos por la asistencia social, y el incremento de la pensión mínima por jubilación”. Inversiones en descenso, gasto corriente descontrolado. Buena opción presupuestaria para una economía en crisis estructural. Y todo ello sin un solo dato que sirva para evaluar el coste beneficio de estos programas.
Tras escuchar a las ministras de finanzas quejarse de lo mismo de siempre, de las indisciplinas en la presentación de documentación, y la contralora anunciar más acciones de control de las irregularidades, Díaz-Canel, como dicen en la crónica de Granma “sentenció que se debe seguir trabajando en la disminución del déficit presupuestario, no en función de dejar gastos por ejecutar, sino captando más ingresos”, la receta consiste en lograr mayor presión fiscal (los trabajadores por cuenta propia pueden prepararse) en un país con uno de los poderes adquisitivos más bajos del planeta. Y luego quieren que los cubanos aumenten su productividad.
Entrando en materia, y a modo de resumen, parece que “el desempeño de la economía cubana durante el primer semestre del año ha estado marcado por un tenso comportamiento financiero, si bien se observan signos de vitalidad que permiten prever un crecimiento al cierre del presente año, para lo que es necesario aprovechar al máximo las potencialidades internas”.¿Nos lo podemos creer realmente?
Este diagnóstico del ministro de economía se fundamenta en el comportamiento de la balanza comercial, que muestra un saldo positivo. Vaya ¿Y el embargo? ¿Y el bloqueo? ¿En qué productos o servicios profesionales? ¿En qué países y áreas geográficas?
Sin publicar cifras, se habla de tendencia a la recuperación en producciones nacionales y de la importación, como el arroz, los huevos, los frijoles, el pollo, el maíz y la harina de trigo y de soya. Entonces, los desabastecimientos y colas que padece la población, ¿a qué obedecen? ¿se van a mantener en los próximos meses? Mucho optimismo infundado.
Se observa una contradicción al hablar de las inversiones. Por un lado se afirma que “se cumple lo planificado para el periodo”, por otro que se han reducido lo que ha servido para reducir los gastos y reducir el monto del déficit. ¿En qué quedamos? ¿Es que los problemas de financiación que han denunciado se resolvieron así de pronto? ¿de dónde salió la financiación?
El resto de la intervención se limitó a exponer ideas más o menos sueltas relativas a “la búsqueda de soluciones nacionales para respaldar las ofertas a la población; priorizar encadenamientos productivos con las actividades del turismo, la Zona Especial de Desarrollo Mariel, así como entre las entidades que integran los procesos productivos; concentrar los esfuerzos en ser extremadamente exigentes en el ahorro y uso eficiente de los recursos; potenciar proyectos de desarrollo local; avanzar en el autoabastecimiento municipal; y aplicar incentivos para incrementar las exportaciones”. ¿Ambicioso? Ya lo hemos dicho en más de una ocasión, quién mucho abarca, poco aprieta.
Al final en estos consejos de ministros, datos pocos o casi ninguno, pero siempre se habla, y mucho, del “recrudecimiento real del bloqueo impuesto por Estados Unidos, su fuerte persecución financiera y las medidas que han tenido un impacto negativo en la economía nacional”. Sin embargo, nadie dice nada respecto a que, no hace mucho tiempo, en época de Obama cuando se vivió la mejora de las relaciones con EEUU, la economía cubana llegó a estancarse y en algunos meses se mantuvo en recesión. Realmente, desde 2016 los datos de crecimiento del PIB no remontan, y se mantienen próximos al 1%. Insuficiente para una economía atrasada y pobre como la cubana.
Problemas como “el desabastecimiento de productos de primera necesidad sobre todo de alimentos, falta de financiación, la absoluta dependencia de las importaciones, falta de productividad, debilidad exportadora, falta de inversión extranjera, escasez de viviendas construidas”, conviven con la realidad de la economía cubana desde hace muchos años, y en absoluto son consecuencia de las medidas introducidas por la Ley Helms Burton cuyos efectos se notarán, pero en los próximos meses. Los cubanos lo saben, y en materia de gestión económica, la demagogia y el victimismo sobran.
Es evidente que la preocupación de las autoridades por la economía va en aumento. Pero, a diferencia de lo que se suele hacer en otros países, no se aportan las soluciones necesarias y técnicamente viables para superar la crisis. Díaz-Canel celebró que “la gente no está detenida” y eso está bien, pero hay que despejar la madeja ideológica y salir del círculo vicioso que impide a la economía crecer. Ahora es el momento, lo justifica la situación, que es realmente grave y además puede ir a mucho peor.
Por último, Malmierca informó sobre los principales resultados de la inversión extranjera al concluir 2018, es decir, su valoración no se refiere al primer semestre, lo que evidencia que en esta materia la información es incluso más escasa y limitada. Dijo que en 2018 se aprobaron 38 nuevos negocios, 9 en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y, situó en unos 200 negocios de inversión extranjera en diversos sectores. Datos generales, poco concretos, en los que sería conveniente propiciar un mayor detalle, tan solo algunas de las medidas aprobadas durante el ejercicio en relación con la inversión dirigida a la industria agroalimentaria. También ofreció datos de exportaciones, sin precisar cuanto. En concreto de las agrícolas, en productos tradicionales como el ron, la miel, el carbón y el tabaco, la langosta viva.
En este punto, Díaz-Canel al respecto mostró su preocupación porque “no se entorpezca la aprobación de proyectos de inversión extranjera, pues en ocasiones se engavetan los papeles, ya sea por burocracia o desconocimiento”.
Pero aquí no acabó todo. El consejo de ministros prestó la máxima atención a las explicaciones ofrecidas por la entidad de Ciencia, Tecnología e Innovación (ECTI) Sierra Maestra, “encargada de materializar las investigaciones realizadas por el comandante en jefe de la revolución cubana durante sus últimos años de vida”. Si. Nada más y nada menos que la moringa. Nos pensábamos que aquella majadería se había olvidado. Pues no. Buscando encadenamientos, esta entidad explicó que “la moringa como suplemento nutricional ha permitido incluir cinco productos en el cuadro básico de medicamentos de la medicina natural y tradicional, los que se encuentran a la venta en farmacias de cinco municipios capitalinos”. A los cubanos no les salvará de la moringa de Fidel Castro, ni nadie ni nada.
Además, sericultura, harina proteica libre de gluten, como complemento de la planta de extracción de aceite de alto contenido de omega, cápsulas blandas con este aceite, plantas medicinales para tabletas de polvo de Stevia, son proyectos con los que el régimen espera aumentar la exportación, la sustitución de importaciones y el desarrollo de productos cubanos con alto valor agregado. En fin, ojalá que lo consigan. Otros podrían pensar que esta vía no es la más acertada. Pero como no hay alternativa, ya se verá.

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