Las previsiones del FMI no benefician a la economía cubana

El Fondo Monetario Internacional, en su informe semestral "Perspectivas Económicas Mundiales", divulgado este miércoles en Washington, prevé para América Latina un crecimiento económico del 4% para este año y el siguiente, gracias al fuerte tirón que se espera en los países del Cono Sur, mientras que Venezuela y el Caribe se quedarán a la zaga en este proceso de recuperación.
Malas noticias para el régimen castrista. Y sobre todo, malas noticias para ese proyecto capitaneado por el chavismo, llamado el ALBA que, de confirmarse estas previsiones, nace muerto.
Pero vayamos por partes. Según el FMI, los países del continente que se sitúan a la cabeza de la nueva fase de crecimiento económico son los exportadores de materias primas que cuentan con acceso a los mercados internacionales de capitales.
Así, Brasil, por delante y con las cuentas muy saneadas, crecerá este año un 5,5%. La economía de Chile, una vez superado el paréntesis electoral, crecerá un 4,7%, a pesar de los efectos adversos del reciente terremoto de febrero pasado, y México, a cierta distancia, experimentará un crecimiento del 4,2%, por encima de lo previsto inicialmente, empujado por la recuperación en Estados Unidos, dada la integración con la economía de este país.
El milagro económico en América Latina, según el FMI, se llama Perú, cuya economía se expandirá un 6,3% este año y un 6% el que viene, sustentando así un crecimiento intenso que debe repercutir de forma muy favorable en la mejora de la situación económica y social del país.
Ni Brasil, ni Chile, ni México o Perú van a servir para estimular la economía cubana, que apenas tiene cifras de comercio con estos países, y que aún trata de dibujar su posición en la economía regional. En tales condiciones, el tren del crecimiento económico pasará de largo por Cuba, sin detenerse para hacerla subir.
Por el contrario, el Informe del FMI sostiene que la situación será menos dinámica en el resto de la región. El peor país en estas estimaciones: Venezuela, por ejemplo, que a pesar de sus extraordinarios recursos naturales y su potencial de crecimiento, volverá a registrar el segundo año consecutivo de recesión, con una caída de su PIB del 2,6% debido a los cortes de energía, incomprensibles en un país de estas características, si no fuera por el modelo de gobierno chavista.
El Informe del FMI sitúa, por tanto, a Venezuela y sus aliados del ALBA en el furgón de cola del crecimiento económico en América Latina y, en concreto, para los países del Caribe anticipa efectos adversos como consecuencia del aumento de los precios de las materias primas y su elevada dependencia de las mismas, y también al bajo nivel que alcanzará el turismo de procedencia europea y en menor medida, de Estados Unidos.
El mejor desempeño económico de la región volverá a ser en 2010 un importante estímulo para la atracción del capital extranjero que, nuevamente, se orientará hacia los países de economías estables y predecibles, en tanto que confiará muy poco en otros, como Cuba o Venezuela, que, a la vista de los datos, parece que se van a quedar al margen de las buenas noticias para el continente.

Lo cierto es que economías como la de Cuba, dado su alto nivel de endeudamiento y las dificultades para atender los compromisos internacionales, la situación no puede ser más grave. Es muy probable que en 2010 el régimen castrista se vea obligado a demandar proyectos de ayuda dirigidos a los más pobres, sobre todo, conforme puedan aumentar los tipos de interés a nivel internacional, y se produzca un progresivo encarecimiento de los niveles actuales de deuda, ya de por si elevados.
Dicho de otro modo, y no más claro, la actual política económica del régimen castrista no sirve, deja aislada a la economía cubana de la región y no le permite participar de los efectos benéficos de la actual fase de crecimiento.
La excesiva dependencia de Venezuela se encargará del resto, sobre todo conforme la actual subvención encubierta que recibe el régimen de los Castro de su amigo Chávez se haga insostenible. Algo de eso han debido hablar este fin de semana. Por eso, tal vez, Raúl Castro se quitó las gafas en todos los actos oficiales, para no ver lo que viene por delante.

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