El Cubabarómetro: análisis de la opinión pública en Cuba
El doctor Darsi Ferrer acaba de publicar el estudio titulado "El impacto de los subsidios y el nivel de influencia de la economía en la subsistencia de los cubanos'', realizado en julio por el proyecto Cubabarómetro, una iniciativa sin filiaciones políticas que reúne a profesionales y activistas independientes bajo su coordinación.
Por desgracia, los estudios sobre investigación social o de opinión pública en Cuba son muy escasos. Conocido es que el régimen castrista posee un departamento especializado en la identificación, medición y análisis de las preocupaciones sociales, que produce sus informes con una absoluta oscuridad, generalmente dirigidos a los intereses propagandistas de la cúpula que dirige en país.
El propio Raúl Castro anunció al poco tiempo de hacerse con las riendas del país la realización de miles de reuniones en todo el país para obtener información sobre las preocupaciones sociales de los cubanos. De todo ello poco se ha sabido, si bien algunas de las reformas que se vienen introduciendo parecen responder a lo contenido en dicho estudio de ámbito nacional.
La investigación del doctor Darsi es menos ambiciosa, pero tiene suficiente interés para ser tenida muy en cuenta. Las estimaciones se obtuvieron a partir de una muestra de 381 personas residentes en La Habana y encontró resultados ciertamente relevantes, cuyo análisis presentamos en este artículo.
No cabe duda que los cubanos lo tienen muy difícil para llegar a fin de mes con sus bajos sueldos. Una buena parte de los encuestados asigna más del 75% de su salario o de la pensión de jubilación para pagar los productos que subsidia el Estado cubano. Es decir, en contra del argumento tradicional del régimen de que los cubanos viven mejor que en otros países del mundo al beneficiarse de un conjunto de productos subsidiados, y de la educación y sanidad gratuitas, la realidad es bien diferente. En Cuba no existe ahorro, y con ello, las posibilidades de acumulación y crecimiento a largo plazo, son muy limitadas.
La percepción de pobreza ha aumentado como consecuencia de la grave crisis económica y los ajustes realizados para disminuir el peso de la burocracia del gobierno cubano (supresión de los comedores en las fábricas, reducción del número de productos subsidiados en la libreta, eliminación de gratuidades). En este estudio, la mayoría de los habaneros considera que el mercado negro es el principal motor de subsistencia, lo que representa el fracaso definitivo del “modelo socialista” de la revolución.
Cubabarómetro señala dos resultados destacados: primero, la necesidad urgente de estimular la iniciativa privada en la isla y, segundo, establecer medidas liberalizadoras para mejorar las condiciones del ciudadano medio. Precisamente, el tipo de medidas que ha anunciado el gobierno, como el aumento de las licencias para el ejercicio de trabajo por cuenta propia, y en particular, la liberalización de la venta de productos agropecuarios en las ciudades intermedias del país.
El estudio ofrece varios resultados que merecen ser analizados.
Más del 35% respondió afirmativamente a la pregunta “¿Cuentas con algún ingreso financiero en moneda convertible?”, un 16% señaló expresamente que recibe remesas del exterior, y otro 27% declaró obtener ingresos por actividades relacionadas con el mercado negro, lo que ofrece una idea bastante aproximada de la magnitud que éste alcanza en la economía cubana.
El estudio permite obtener algunos resultados interesantes en relación con la dualidad monetaria existente en el país. Así, el peso cubano se utiliza fundamentalmente para pagar salarios, así como la compra de la mayoría de los productos locales. Por el contrario, el Peso Cubano Convertible (CUC), equivalente a 24 pesos cubanos, se usa principalmente en la adquisición de productos importados.
El informe del doctor Darsi confirma que las personas “que cuentan con el alivio de recibir remesas familiares y aquellos que se benefician de algún tipo de estimulación salarial en divisas constituyen un sector minoritario dentro de la población'', tan solo representan un 16% del total. La distribución por edades permite observar que entre los receptores de remesas, el 18% tiene menos de 25 años, un 16% tiene una edad entre 25 y 50 años, y el 15% supera los 50 años.
Esta distribución de las remesas por edades del receptor confirma el carácter asistencial de las mismas, fuertemente concentradas en los menores (los de menos de 25 años), como un complemento que envían los mayores desde el exterior para facilitar las condiciones de vida en la Isla.
Al final, combinando estos porcentajes, se concluye que en la “justa y equitativa sociedad socialista de los hermanos Castro”, un elevado porcentaje de población se encuentra viviendo en condiciones económicas precarias, y que una cifra considerable no tenga otra opción que la de participar de las ilegalidades como medio de subsistir. Ilegalidades que el gobierno trata ahora de encauzar como actividades autorizadas, a cuentagotas y sin una voluntad y convicciones firmes.
La calidad de vida de la libreta de racionamiento es cada vez más precaria. El 32% de los entrevistados señaló que la cuota suministrada por el gobierno le alcanza menos de 7 días y un 45%, casi la mitad de la población, respondió de 7 a 17 días. De igual modo, un 18% señaló que la cuota garantiza algunos suministros en el hogar para un período de 16 a 21 días, mientras que sólo un 3% dijo que podía durar de 22 a 30 días. En los últimos días, el gobierno ha suprimido la entrega de cigarrillos racionados, y la canasta básica actualmente se encuentra en proceso de revisión, dentro de la reducción de los gastos del gobierno.
Solo nos queda que felicitar al doctor Darsi por la investigación de Cubabarómetro, que ya ha alcanzado su séptima entrega, y desearle que continúe con este trabajo por la luz que aporta para analizar el estado de la sociedad cubana, muy distinto del que nos presenta la propaganda demagógica del castrismo.
Por desgracia, los estudios sobre investigación social o de opinión pública en Cuba son muy escasos. Conocido es que el régimen castrista posee un departamento especializado en la identificación, medición y análisis de las preocupaciones sociales, que produce sus informes con una absoluta oscuridad, generalmente dirigidos a los intereses propagandistas de la cúpula que dirige en país.
El propio Raúl Castro anunció al poco tiempo de hacerse con las riendas del país la realización de miles de reuniones en todo el país para obtener información sobre las preocupaciones sociales de los cubanos. De todo ello poco se ha sabido, si bien algunas de las reformas que se vienen introduciendo parecen responder a lo contenido en dicho estudio de ámbito nacional.
La investigación del doctor Darsi es menos ambiciosa, pero tiene suficiente interés para ser tenida muy en cuenta. Las estimaciones se obtuvieron a partir de una muestra de 381 personas residentes en La Habana y encontró resultados ciertamente relevantes, cuyo análisis presentamos en este artículo.
No cabe duda que los cubanos lo tienen muy difícil para llegar a fin de mes con sus bajos sueldos. Una buena parte de los encuestados asigna más del 75% de su salario o de la pensión de jubilación para pagar los productos que subsidia el Estado cubano. Es decir, en contra del argumento tradicional del régimen de que los cubanos viven mejor que en otros países del mundo al beneficiarse de un conjunto de productos subsidiados, y de la educación y sanidad gratuitas, la realidad es bien diferente. En Cuba no existe ahorro, y con ello, las posibilidades de acumulación y crecimiento a largo plazo, son muy limitadas.
La percepción de pobreza ha aumentado como consecuencia de la grave crisis económica y los ajustes realizados para disminuir el peso de la burocracia del gobierno cubano (supresión de los comedores en las fábricas, reducción del número de productos subsidiados en la libreta, eliminación de gratuidades). En este estudio, la mayoría de los habaneros considera que el mercado negro es el principal motor de subsistencia, lo que representa el fracaso definitivo del “modelo socialista” de la revolución.
Cubabarómetro señala dos resultados destacados: primero, la necesidad urgente de estimular la iniciativa privada en la isla y, segundo, establecer medidas liberalizadoras para mejorar las condiciones del ciudadano medio. Precisamente, el tipo de medidas que ha anunciado el gobierno, como el aumento de las licencias para el ejercicio de trabajo por cuenta propia, y en particular, la liberalización de la venta de productos agropecuarios en las ciudades intermedias del país.
El estudio ofrece varios resultados que merecen ser analizados.
Más del 35% respondió afirmativamente a la pregunta “¿Cuentas con algún ingreso financiero en moneda convertible?”, un 16% señaló expresamente que recibe remesas del exterior, y otro 27% declaró obtener ingresos por actividades relacionadas con el mercado negro, lo que ofrece una idea bastante aproximada de la magnitud que éste alcanza en la economía cubana.
El estudio permite obtener algunos resultados interesantes en relación con la dualidad monetaria existente en el país. Así, el peso cubano se utiliza fundamentalmente para pagar salarios, así como la compra de la mayoría de los productos locales. Por el contrario, el Peso Cubano Convertible (CUC), equivalente a 24 pesos cubanos, se usa principalmente en la adquisición de productos importados.
El informe del doctor Darsi confirma que las personas “que cuentan con el alivio de recibir remesas familiares y aquellos que se benefician de algún tipo de estimulación salarial en divisas constituyen un sector minoritario dentro de la población'', tan solo representan un 16% del total. La distribución por edades permite observar que entre los receptores de remesas, el 18% tiene menos de 25 años, un 16% tiene una edad entre 25 y 50 años, y el 15% supera los 50 años.
Esta distribución de las remesas por edades del receptor confirma el carácter asistencial de las mismas, fuertemente concentradas en los menores (los de menos de 25 años), como un complemento que envían los mayores desde el exterior para facilitar las condiciones de vida en la Isla.
Al final, combinando estos porcentajes, se concluye que en la “justa y equitativa sociedad socialista de los hermanos Castro”, un elevado porcentaje de población se encuentra viviendo en condiciones económicas precarias, y que una cifra considerable no tenga otra opción que la de participar de las ilegalidades como medio de subsistir. Ilegalidades que el gobierno trata ahora de encauzar como actividades autorizadas, a cuentagotas y sin una voluntad y convicciones firmes.
La calidad de vida de la libreta de racionamiento es cada vez más precaria. El 32% de los entrevistados señaló que la cuota suministrada por el gobierno le alcanza menos de 7 días y un 45%, casi la mitad de la población, respondió de 7 a 17 días. De igual modo, un 18% señaló que la cuota garantiza algunos suministros en el hogar para un período de 16 a 21 días, mientras que sólo un 3% dijo que podía durar de 22 a 30 días. En los últimos días, el gobierno ha suprimido la entrega de cigarrillos racionados, y la canasta básica actualmente se encuentra en proceso de revisión, dentro de la reducción de los gastos del gobierno.
Solo nos queda que felicitar al doctor Darsi por la investigación de Cubabarómetro, que ya ha alcanzado su séptima entrega, y desearle que continúe con este trabajo por la luz que aporta para analizar el estado de la sociedad cubana, muy distinto del que nos presenta la propaganda demagógica del castrismo.
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