La política macroeconómica de los "Lineamientos": un ejercicio voluntarista

Los “lineamientos” que van del número 39 al 63, comprenden las bases de las políticas macroeconómicas, monetaria, fiscal, cambiaria y de precios con las que el régimen castrista pretende mejorar el funcionamiento microeconómico.

En las economías modernas, la política macroeconómica se utiliza para mejorar el nivel de vida de la población, promoviendo un crecimiento económico sostenible y equilibrado, sin presiones de aumentos de precios, a la vez que se garantiza un uso eficiente de los recursos.

En algunas ocasiones he señalado que en Economía, al igual que cuando se construye una vivienda, los cimientos deben ser muy sólidos para resistir toda la estructura de fachadas y techos, posterior. Por este motivo, pienso que a los dirigentes de la economía castrista les vendría muy bien alinear sus políticas económicas con las recomendaciones de organismos regionales como CEPAL, por ejemplo.

Al mismo tiempo, deberían dejarse de manipular de forma interesada los datos agregados, que lo único que consigue con ello es reducir la escasa credibilidad de la economía.

Pero lo más importante, lo absolutamente imprescindible para que la economía cubana vuelva a funcionar, es eliminar los corsés, impedimentos, obstáculos e inercias de un modelo de planificación estalinista de la economía, que penaliza el derecho de propiedad privada, la acumulación de beneficios y la voluntad de emprender actividades económicas.

En suma, el énfasis de las reformas está más en el ámbito micro que en el macroeconómico, por lo que esta parte del documento debe ser interpretada en su justo término, ya que tengo mis serias dudas de que las recomendaciones que se aportan sirvan para algo si previamente no se resuelven los problemas de libertad económica, espíritu empresarial y propiedad privada.

Tal vez por eso, y con respecto a la redacción inicial del documento, en la que no se hacía referencia, “el proceso de planificación” vuelve a adquirir un papel fundamental para el logro de los objetivos económicos planteados. Después de 50 años ensayando un modelo ineficiente por naturaleza y que genera efectos perversos sobre el funcionamiento de la economía, los comunistas cubanos siguen empeñados en volver a caer de nuevo en la misma piedra.

No obstante, algunos de los “lineamientos” nos permiten comprender la situación de “anormalidad” permanente en la que se encuentra la economía castrista. Vean si no el “lineamiento” 40 que fija el equilibrio financiero externo a partir de una correlación entre ingresos y gastos en moneda convertible, “en correspondencia con el comportamiento de la economía”. Más lejos, no se puede ir. Esta es una de las consecuencias de la doble moneda. Los autores de los “lineamientos” creen que el equilibrio externo, en moneda convertible, se puede obtener sin prestar atención al interno, en moneda nacional ¿Cómo van a realizar el ajuste interno externo para obtener el nivel de renta, de tipos de interés y de tipo de cambio de equilibrio interno y externo?

Cualquier estudiante de los primeros cursos de macroeconomía no podría resolver este sistema de tres ecuaciones con más de cuatro incógnitas. Conclusión: que lo resuelva la planificación. Esta es la idea que se traslada con los “lineamientos” 42 al 45, que otorgan a esta técnica objetivos de productividad, eficiencia, dinamismo económico y capacidad de generación de divisas. Vamos, el “cuento de la lechera” elevado a la enésima potencia. La verdad es que observando los comentarios a los cambios producidos en la redacción de los “lineamientos” se tiene la impresión de que ni siquiera los comunistas cubanos se creen estas cosas.
A la política monetaria, se dedican 10 “lineamientos”, pero al igual que antes, con un contenido más formal que práctico. Veamos por qué.

Por todas partes se habla de “planificación monetaria”, lo que supone una modalidad más de planificación central que subordina al ejercicio real de la política. ¿O tal vez no sea así? Lo cierto es que para aumentar la confusión y la incertidumbre, los autores de los “lineamientos” mezclan los términos planificación y política monetaria, cuando un alumno de la asignatura política económica sabe que se trata de cosas muy distintas. No seré yo quien explique la diferencia, pero pensar que se puede planificar la ejecución monetaria de una economía es como querer pedirle peras a un olmo. Ni más ni menos.

Tal vez por ello, este apartado esté lleno de contradicciones alarmantes y de fallos en los conceptos técnicos manejados. Por ejemplo, dos nuevos “lineamientos” atacan la atrasada y prácticamente nula política crediticia del castrismo, apostando por mayor rapidez en la concesión de préstamos y una mayor diversificación. Sin embargo, en ningún sitio se mencionan los “microcréditos”. La pregunta es, ¿de dónde van a salir los fondos, en un régimen que no incentiva el ahorro interno, ya que vive por encima de sus escasas posibilidades y su baja productividad? La base del funcionamiento de un sistema crediticio es la confianza de los depositantes, la seguridad de que sus ahorros serán retribuidos de forma justa y que se les recompensa adecuadamente por ello.

¿De veras en Cuba alguien puede pensar seriamente en estas cuestiones, cuando el objetivo más inmediato, y casi único, es qué comemos hoy? No me extraña que estos temas crediticios hayan supuesto más de 1.000 opiniones y de los que más interés susciten entre los congresistas. El funcionamiento del mercado del crédito es fundamental para el desarrollo de la actividad económica, pero si en vez de política crediticia se hace “planificación crediticia”, mal muy mal van a ir las cosas.

Y con respecto al “lineamiento” 53 que presta atención a la ecuación de la teoría cuantitativa del dinero, una pequeña observación. Es cierto que existe una relación entre el aumento de la cantidad de dinero en manos de la población y el volumen de circulación minorista. Pero esta relación tiene al otro lado de la igualdad dos componentes que en los “lineamientos” parecen brillar por su ausencia, y uno de ellos es el nivel de precios. Consejo, es bueno conseguir la estabilidad monetaria, no me parece una idea errónea, pero no se olviden de los precios, y sobre todo, no crean que los precios se controlan por medio de la intervención o la planificación.

La mejor forma de que los precios funcionen de manera adecuada y contribuyan al equilibrio monetario interno, es dejando que sea el mercado libremente a través de la oferta y la demanda, el que los fije en equilibrio. Olvídense de esa trasnochada “ley de la distribución socialista” que no se sabe muy bien de dónde la han sacado. Ni los chinos la practican ya. La mejor distribución de recursos, de forma eficiente, la realiza el mercado. Y esta base microeconómica es fundamental para que la macroeconomía funcione correctamente. El resto es perder el tiempo.

A la política fiscal se le dedican los “lineamientos” 55 al 60 con dos nuevos añadidos. Pocos cambios con respecto a la redacción inicial, y los mismos errores conceptuales ya expuestos anteriormente. La política fiscal no puede contribuir al aumento de la eficiencia de la economía, porque ese no es su objetivo. Si el sistema fiscal aumenta de tamaño, cada vez dejará menos espacio a la actividad económica privada convirtiéndose en un obstáculo. Lo que se tiene que hacer en
Cuba es justo lo contrario de lo que se plantea en los “lineamientos” 55 y 56. Es cierto que se han abierto expectativas con respecto a los dos nuevos “lineamientos” que hablan de un régimen tributario especial para la producción agropecuaria y las “formas de gestión no estatal”. No me parece una buena idea. La justificación de un sistema tributario es tratar por igual a todos, fijando las diferencias que de acuerdo con los principios de política económica se consideren fundamentales. Ir fraccionando desde el nacimiento un sistema fiscal es crear rentas de oportunidad que provocan situaciones artificiales que en absoluto contribuyen a aumentar la eficiencia del sistema en su conjunto. No creo que vayan a avanzar mucho en este ámbito.

Se incluye un nuevo “lineamiento” relativo a la actualización del sistema arancelario, una de las actividades más relevantes en términos de ingresos de la economía castrista, y también otro que hace referencia al “control fiscal”, y se establece la “capacidad económica de los sujetos” en la aplicación del sistema fiscal, lo que permite elevar impuestos conforme aumente la actividad, frenando cualquier estímulo de los emprendedores.

En materia de política de precios, el documento incluye 7 “lineamientos”, con cuatro más respecto de la redacción inicial, que no obstante, son insuficientes para acercar los sistemas de fijación de precios hacia el libre juego de oferta y demanda. Los precios seguirán determinándose a nivel central y la única entrada de aire fresco se refiere al nuevo “lineamiento” que introduce “políticas de precios en correspondencia con la actualización del modelo económico”, pero nada más. Destacar el nuevo “lineamiento” que se refiere al objetivo de “estabilidad de precios de las ofertas no estatales”, sobre todo de las actividades básicas de la población, y que recibió la cifra de 32.171 opiniones en todo el país y cuatro diputados de la Asamblea Nacional.

Una cuestión sin duda crucial en una economía de niveles salariales muy bajos, en las que aún se mantiene una dependencia de la cartilla de racionamiento y donde las experiencias de liberalización, ante las restricciones al crecimiento de la oferta, han terminado siempre con precios altos que provocan temor en las capas más bajas de la sociedad.

Por último, y respecto a la reforma monetaria, lamentar que los “lineamientos” vuelvan a lanzar hacia el futuro el asunto de la integración de las monedas en circulación, sin una posición clara al respecto.

Tomado de: (www.miscelaneasdecuba.net).-

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