Los cambios en la esfera empresarial

Si en los diez primeros “lineamientos” aparece con especial incidencia el papel socialista de la economía, la prioridad de la planificación y el orden y disciplina como elementos fundamentales de la estrategia de cambio propuesta por los comunistas cubanos, en los lineamientos que van del 11 al 24 en los que se hace referencia a la “esfera empresarial” aparece un espíritu diferente y a la vez contradictorio. Veamos por qué.

El término “esfera empresarial” no acaba de gustarme. Considerar a las empresas como una esfera, o pensar en la organización empresarial como una forma esférica, es aceptar la visión compartimentada que caracteriza a la economía castrista, y que hace muy difícil su funcionamiento eficiente. Entender cada una de las actividades que integran la economía como estancos aislados y de forma esférica, es pensar en términos de un “universo estelar”, que gira y gira dando vueltas a lo tonto, que nada tiene que ver con las interdependencias y cruces que caracterizan a la economía real.

Aparte de esta cuestión sideral y astronómica para situar en qué piensan los comunistas cubanos al hablar de las empresas, en el “lineamiento” 11, cuya redacción mejora respecto del texto inicial en términos de moderno “Management empresarial”, al eliminar “organizar y realizar” por su inclusión en el término “dirigir”, se propone, como añadido respecto a la redacción inicial, “flexibilizar el objeto social de las empresas”, a fin de que puedan desplegar al máximo sus potencialidades.

En total, 880 opiniones suscriben esta propuesta que guarda estrecha relación con el “corsé restrictivo” creado por la planificación central, con el que se han visto obligadas a funcionar las empresas en la Isla durante décadas, lo que impide cualquier orientación hacia la eficiencia. Lo malo es que tanta flexibilidad puede llevar a que empresas dedicadas a fabricar cubiertos de mesa, terminen construyendo viviendas, y eso, de alguna manera lo que pone de manifiesto es una insuficiencia clara de la base empresarial y productiva existente en la economía.

Los “lineamientos” 12 y 14 juegan a decir primero “digo”, y luego dicen “diego” o justo lo contrario, alimentando más si cabe la incertidumbre. La referencia esta vez corresponde al “control empresarial”, donde finalmente los “controles administrativos” ganan la partida y vuelven a adquirir una relevancia en los procesos, junto a la carga de los controles, que lejos de suprimirse como se proponía en la redacción inicial, “se reduce” en la redacción final. En cierto modo es una forma como otra cualquiera de mantener la economía bajo el control del aparato político. Y vuelta atrás.

El “lineamiento” 16 introduce la posibilidad de liquidar empresas o cooperativas (éstas no aparecían en la redacción inicial) que incurran en pérdidas, y otras situaciones de falta de actividad coyunturales, previendo su eventual transformación en “otras formas de gestión no estatal”, en lo que se podría interpretar como una salida de la carga de ineficiencia de la economía castrista por la vía rápida: las empresas que no funcionen, se transforman, después de un reajuste en otra cosa, y a ver qué pasa.

Como no es posible comprender cuáles son esas “formas de gestión no estatal” a las que se refieren, conviene ser muy prudentes hacia este “lineamiento” y lo que pretende conseguir. Da la impresión, visto desde fuera, que los dirigentes castristas están preparando un sector de expertos en reflotación de empresas estatales con pérdidas para su transformación en otra cosa ¿Posibles ventas a inversores extranjeros? Por soñar y tener pesadillas, que no quede. Capitalismo en estado puro.

El “lineamiento” 17 elimina la aportación de subsidios a las empresas para cubrir pérdidas y es una aportación del congreso comunista, ya situados en las antípodas de cualquier referente ideológico internacional. Otra vez aflora el capitalismo comunista. La nueva redacción del “lineamiento” es mucho más directa que en la primera versión, donde se intentaba bordear esta cuestión. Es cierto que el “lineamiento” 21 vuelve sobre el mismo tema, al permitir a las empresas aportar de sus utilidades después de impuestos, a unos fondos en la “organización superior de dirección empresarial”, tampoco se sabe muy bien qué es esto, destinados a compensar desequilibrios financieros, ofreciendo así una solución a un “lineamiento” ciertamente controvertido.

El “lineamiento” 18 permite a las empresas dotarse de fondos para su desarrollo, las inversiones y el estímulo a los trabajadores, pero y aquí viene la anormalidad, después de pagar impuestos y cumplir compromisos con el estado y “requisitos establecidos”. En cualquier economía convencional, esas aportaciones empresariales al desarrollo no salen del neto, que es la retribución del accionista, sino que se detraen de la cuenta de explotación, es decir, de sus ingresos por ventas.

Las primas a los trabajadores, incentivos o complementos de productividad, se incluyen en las retribuciones salariales, no en el beneficio neto, después de impuestos. La pregunta que muchos se harán es la misma, ¿Qué quedará después de todo lo que se tiene que pagar para esos “fondos de desarrollo”? Para no dejar duda contable suelta, el “lineamiento” 19 fija la retribución de “trabajadores y sus jefes” (esto último añadido) a los resultados que se obtengan, en cierto modo, un reparto de beneficios ad hoc que se hace ciertamente complicado y que el gobierno, vía impuestos puede eliminar o incentivar.

En “lineamiento” 19 rompe la unidad tributaria territorial, al permitir que las empresas y cooperativas paguen sus tributos locales, definidos a nivel central, teniendo “en cuenta las particularidades de cada municipio” siendo añadido este texto en los debates del congreso. Pensar en los efectos perversos que la "votación por pies" expuesta por Tiebout tiene sobre las economías locales. Hay que anticipar las consecuencias negativas de las políticas económicas.

El “lineamiento” 22 trata de evitar que las plantillas de las empresas se vuelvan a inflar de manera artificial, así mismo se reconoce en el documento, introduciendo el término “cumpliendo los indicadores establecidos en el plan”, y con 922 opiniones en ese sentido. No deja de ser curioso que el aumento de plantillas de las empresas estatales y su baja productividad pueda venir derivado de un incumplimiento de los planes. Entonces, ¿para qué sirven los planes y por qué se incumplen de forma sistemática?

En este apartado, destacar la aparición de un nuevo “lineamiento” que apuesta por la integración del “perfeccionamiento empresarial” en las políticas del modelo económico para lograr empresas más eficientes y competitivas. Si no lo ha logrado desde su implantación en 1985, cabe preguntarse qué puede conseguir ahora por mucho que su creador, Marino Murillo, esté al frente de los “lineamientos”.

Tomado de: (www.miscelaneasdecuba.net)

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