Más ejemplos del mal funcionamiento de la economía castrista
Los artículos que se publican en el diario oficial comunista GRANMA sobre la situación de la economía castrista proporcionan una valiosa información para comprender por qué aquella economía no funciona, es incapaz de atender las necesidades sociales y se encuentra inmersa en una crisis estructural por el empeño ciego de las autoridades de mantener el socialismo, como si esta ideología no hubiera causado suficiente daño a la sociedad durante medio siglo.
La carrera de obstáculos que el sistema de planificación central y ausencia de derechos de propiedad genera en la actividad económica en la Isla supone la pérdida de numerosas oportunidades, el aumento de la ineficiencia y la pesada losa de las necesidades financieras de muchas empresas estatales que hacen imposible la reducción del déficit público, tal y como persiguen las autoridades.
Esto es lo que se desprende un artículo elaborado por Germán Veloz con el título “Las coordinaciones entre empresas son decisivas”, en el que se analiza la situación de la empresa Cerámica Blanca de Holguín, perteneciente al Grupo Empresarial estatal de la Industria de la Construcción.
En dicho trabajo se expuso cómo la entidad afrontó el incumplimiento del plan de ventas, al parecer un fenómeno bastante extendido en el sector productivo planificado de la economía castrista. La razón ofrecida por un responsable de la empresa para ese incumplimiento se encontraba en el exterior de la empresa, y obedecía a que “varios organismos no desagregaron a tiempo las cifras asignadas y no indicaron los destinatarios específicos”.
A resultas de divulgar esta información en Granma, la empresa en los días posteriores comenzó a recibir numerosas “llamadas de clientes interesados en precisar cantidades de productos a extraer, destinos y fechas de las operaciones correspondientes”.
Lección número 1. La transparencia. En el ámbito empresarial privado, donde los precios reflejan las decisiones de oferta y demanda de los productores y los consumidores, los comportamientos de las empresas se ajustan a la información de los precios, sin necesidad de planificador alguno. Los errores del modelo de economía de mercado se corrigen con descensos de precios, cuando la oferta supera a la demanda, o con aumentos de precios, en caso contrario.
En suma, no se precisa intervención planificadora alguna. Los agentes reaccionan a las señales informativas de los precios ajustando al equilibrio los mercados.
En la economía castrista, los incumplimientos de las empresas planificadas por su propietario, el estado, se corrigen con las noticias publicadas en Granma. Al parecer, tal y como se advierte en el artículo, “la situación de la empresa cambió a partir de entonces. Al concluir los primeros quince días de julio en el almacén de la Planta de Azulejos solo había 7.200 metros cuadrados, mientras que al cierre de mayo 38.162, equivalentes a más de 365.000 necesarios para pagar a los trabajadores y hacer otras operaciones"
¿Qué les parece? Irreal, simple, absurdo, alejado de la realidad. Desconozco cómo calificar este supuesto que podría ser incorporado a los manuales de las escuelas de negocios más importantes del mundo como un ejercicio simpático y risueño. Sin embargo, por desgracia, es el día a día de la economía castrista. La misma que Machado Ventura dice que se tiene que gobernar con “orden, disciplina y exigencia” como señaló en su discurso del 26 de Julio en Villa Clara.
La consecuencia inmediata que obtiene el articulista de Granma, después de realizar varias verificaciones en la Planta de Muebles Sanitarios para conmprobar el normal desarrollo del ciclo producción-comercialización es que “no hay razones para que los organismos tarden en desagregar sus asignaciones porque el Ministerio de Economía y Planificación se las da a conocer a tiempo”, inmersos en una marejada de clientes que básicamente pertenecen al estado y las empresas estatales, controladas por el mismo planificador central de la economía.
La pregunta que surge de forma inmediata, para los que reconocemos carecer de conocimientos para comprender la ratonera que el castrismo ha creado en la economía cubana, es ¿para qué sirven entonces las coordinaciones entre empresas si el planificador central es el mismo en todo caso? ¿por qué son necesarias estas coordinaciones para hacer cumplir las obligaciones mutuas entre las entidades?. Tal vez, ¿no sería más razonable dejarse de tanta burocracia y dejar que el mercado ocupe su lugar en la economía?
Pues parece que no. La economía castrista insiste en resolver los problemas derivados de la planificación central con más planificación y control, y para ello, “se puntualizó todo lo relacionado con la desagregación y quedó definida mediante contrato la aplicación de la Resolución No. 2 del Ministerio de Economía y Planificación, que responsabiliza a quien genera la carga con la transportación hasta el lugar señalado previamente por el cliente”.
Y al parecer, el problema parece haberse resuelto, implicando al MINAG en el transporte de la mercancía con viaje de retorno hacia provincias lejanas de Artemisa o Mayabeque que solicitan los productos, o la Agencia estatal de transporte que carece de vehículos para trasladar los productos sanitarios o azulejos en condiciones adecuadas, y un sinfín de gestiones cada una más complicada que la siguiente, que pone de manifiesto la difícil actuación económica en el castrismo, donde el comportamiento de los agentes se encuentra absolutamente controlado por las autoridades.
El articulista termina auto felicitándose por el éxito de la empresa holguinera gracias a la denuncia en Granma de las “deficiencias detectadas”. Es esa nueva doctrina del manual del buen revolucionario que circula por la Isla de que todo, absolutamente todo, se puede cuestionar, excepto el comandante en jefe y el modelo político. La pregunta es, ¿no son ellos los responsables de todo el desastre?
Tomado de: (www.miscelaneasdecuba.net).-
La carrera de obstáculos que el sistema de planificación central y ausencia de derechos de propiedad genera en la actividad económica en la Isla supone la pérdida de numerosas oportunidades, el aumento de la ineficiencia y la pesada losa de las necesidades financieras de muchas empresas estatales que hacen imposible la reducción del déficit público, tal y como persiguen las autoridades.
Esto es lo que se desprende un artículo elaborado por Germán Veloz con el título “Las coordinaciones entre empresas son decisivas”, en el que se analiza la situación de la empresa Cerámica Blanca de Holguín, perteneciente al Grupo Empresarial estatal de la Industria de la Construcción.
En dicho trabajo se expuso cómo la entidad afrontó el incumplimiento del plan de ventas, al parecer un fenómeno bastante extendido en el sector productivo planificado de la economía castrista. La razón ofrecida por un responsable de la empresa para ese incumplimiento se encontraba en el exterior de la empresa, y obedecía a que “varios organismos no desagregaron a tiempo las cifras asignadas y no indicaron los destinatarios específicos”.
A resultas de divulgar esta información en Granma, la empresa en los días posteriores comenzó a recibir numerosas “llamadas de clientes interesados en precisar cantidades de productos a extraer, destinos y fechas de las operaciones correspondientes”.
Lección número 1. La transparencia. En el ámbito empresarial privado, donde los precios reflejan las decisiones de oferta y demanda de los productores y los consumidores, los comportamientos de las empresas se ajustan a la información de los precios, sin necesidad de planificador alguno. Los errores del modelo de economía de mercado se corrigen con descensos de precios, cuando la oferta supera a la demanda, o con aumentos de precios, en caso contrario.
En suma, no se precisa intervención planificadora alguna. Los agentes reaccionan a las señales informativas de los precios ajustando al equilibrio los mercados.
En la economía castrista, los incumplimientos de las empresas planificadas por su propietario, el estado, se corrigen con las noticias publicadas en Granma. Al parecer, tal y como se advierte en el artículo, “la situación de la empresa cambió a partir de entonces. Al concluir los primeros quince días de julio en el almacén de la Planta de Azulejos solo había 7.200 metros cuadrados, mientras que al cierre de mayo 38.162, equivalentes a más de 365.000 necesarios para pagar a los trabajadores y hacer otras operaciones"
¿Qué les parece? Irreal, simple, absurdo, alejado de la realidad. Desconozco cómo calificar este supuesto que podría ser incorporado a los manuales de las escuelas de negocios más importantes del mundo como un ejercicio simpático y risueño. Sin embargo, por desgracia, es el día a día de la economía castrista. La misma que Machado Ventura dice que se tiene que gobernar con “orden, disciplina y exigencia” como señaló en su discurso del 26 de Julio en Villa Clara.
La consecuencia inmediata que obtiene el articulista de Granma, después de realizar varias verificaciones en la Planta de Muebles Sanitarios para conmprobar el normal desarrollo del ciclo producción-comercialización es que “no hay razones para que los organismos tarden en desagregar sus asignaciones porque el Ministerio de Economía y Planificación se las da a conocer a tiempo”, inmersos en una marejada de clientes que básicamente pertenecen al estado y las empresas estatales, controladas por el mismo planificador central de la economía.
La pregunta que surge de forma inmediata, para los que reconocemos carecer de conocimientos para comprender la ratonera que el castrismo ha creado en la economía cubana, es ¿para qué sirven entonces las coordinaciones entre empresas si el planificador central es el mismo en todo caso? ¿por qué son necesarias estas coordinaciones para hacer cumplir las obligaciones mutuas entre las entidades?. Tal vez, ¿no sería más razonable dejarse de tanta burocracia y dejar que el mercado ocupe su lugar en la economía?
Pues parece que no. La economía castrista insiste en resolver los problemas derivados de la planificación central con más planificación y control, y para ello, “se puntualizó todo lo relacionado con la desagregación y quedó definida mediante contrato la aplicación de la Resolución No. 2 del Ministerio de Economía y Planificación, que responsabiliza a quien genera la carga con la transportación hasta el lugar señalado previamente por el cliente”.
Y al parecer, el problema parece haberse resuelto, implicando al MINAG en el transporte de la mercancía con viaje de retorno hacia provincias lejanas de Artemisa o Mayabeque que solicitan los productos, o la Agencia estatal de transporte que carece de vehículos para trasladar los productos sanitarios o azulejos en condiciones adecuadas, y un sinfín de gestiones cada una más complicada que la siguiente, que pone de manifiesto la difícil actuación económica en el castrismo, donde el comportamiento de los agentes se encuentra absolutamente controlado por las autoridades.
El articulista termina auto felicitándose por el éxito de la empresa holguinera gracias a la denuncia en Granma de las “deficiencias detectadas”. Es esa nueva doctrina del manual del buen revolucionario que circula por la Isla de que todo, absolutamente todo, se puede cuestionar, excepto el comandante en jefe y el modelo político. La pregunta es, ¿no son ellos los responsables de todo el desastre?
Tomado de: (www.miscelaneasdecuba.net).-
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