Los emprendedores y la política fiscal castrista
Elías Amor Bravo, economista
Un ejemplo de la inadecuada política fiscal del régimen castfrista reside en la obligatoria
declaración jurada sobre ingresos personales a los trabajadores por cuenta propia, y de la que Granma da
cuenta en una nota informativa. Resulta que este impuesto tan solo lo
deben presentar los trabajadores por cuenta propia, un total de
99.992 ya lo han hecho, mientras que el grueso de la población ocupada
del país, que trabaja en el sector empresarial estatal y presupuestado de forma mayoritaria,
casi 5 millones, no tienen que cumplir con esta obligación fiscal,
por cuanto el estado ya recauda directamente de sus ingresos su
cuota.
Además, ¿no habíamos quedado que el
número de trabajadores por cuenta propia ya había alcanzado el
medio millón? En tales condiciones, si solo 99.992 contribuyentes
han entregado en el país su declaración jurada sobre ingresos
personales, cabe preguntarse ¿qué ocurre con los restantes
400.0000? ¿es que acaso están exentos de declarar? O tal vez, ¿no
lo saben?
Por mucho que la ONAT se empeñe en
vender la cifra de declaraciones como positiva, al superar en un
porcentaje del 11,2% al dato de igual periodo del año anterior,
subsisten algunas dudas sobre la política fiscal castrista a las que
se debe dar explicación y cuanto antes.
Arelys Pérez, directora de Atención
al Contribuyente de la Oficina Nacional de Administración
Tributaria (ONAT), no parece estar por la labor. En Granma hace
referencia solamente a las cifras cuantitativas, y a la satisfacción
que, para esta funcionaria, supone que se reciban más declaraciones
que el año anterior. Incluso, confía en que dado que el plazo para
la liquidación de los pagos se extiende hasta el 30 de abril,
todavía se produzca un “aumento en el deber cívico de presentar
la declaración jurada con prontitud, ante la ventaja de rectificar
cualquier error, sin recargos o multas”.
Sin embargo, los datos que ofrece la
ONAT son interesantes. La funcionaria dijo en Granma que en el sector
del trabajo por cuenta propia se han obtenido, en media, ingresos
brutos de 29.391 pesos por contribuyente, cifra que ha supuesto un
aumento en 3.605 pesos del obtenido en igual período del año
anterior. Para la funcionaria, este dato indica “mayor disciplina
tributaria”.
Para los que nos dedicamos al análisis
de la economía cubana, es mucho más. Basta tener en cuenta el
sueldo medio de los cubanos, y que según la contabilidad nacional de
la ONE se estima (2014) en unos 5.217 pesos por trabajador ocupado.
La diferencia entre el ingreso obtenido y declarado en el trabajo por
cuenta propia y el que se obtiene en la, digamos, economía estatal y
controlada, es de 6 veces. El contraste directo no admite
comparación. Es lo que sabíamos. El sector privado genera más
riqueza, permite obtener ingresos crecientes, además, los titulares
de las pequeñas actividades declaran y con ello, están produciendo
cambios notables en las bases imponibles de la economía castrista.
Es la “gallina de los huevos de oro”. No tanto. El régimen se ha
encargado de limitar el crecimiento de estas actividades que son el
germen de un sector privado empresarial y competitivo frente a la
ineficiente e improductiva maquinaria de la economía estatal
planificada e intervenida.
¿Qué hacer para que estas diferencias
continúen aumentando? Justo lo que no hace el régimen. Es muy
conveniente que estos nuevos trabajadores por cuenta propia puedan
seguir acumulando riqueza generada, que se autorice a aumentar la
escala de sus negocios, e incluso a recibir inversión extranjera.
Los cubanos emprendedores son el futuro. En el corto período de
tiempo transcurrido desde la autorización del trabajo privado, la
separación de ingresos es muy significativa, y debe ir a más,
conforme estas nuevas actividades vayan mejorando su funcionamiento y
quienes se dediquen a ellas observen como su trabajo, su esfuerzo y
talento da más recompensas que los aburridos empleos, y mal pagados,
en el sector presupuestado.
Por ejemplo, que estos nuevos
emprendedores puedan rebajar en la declaración jurada que presentan
tan solo un 10% de sus ingresos como gastos deducibles, una medida aprobada en
la última sesión del Parlamento cubano, parece un regalo ridículo
para conseguir el objetivo de crecimiento que planteamos en este
post. Una política fiscal inteligente y responsable plantearía exoneraciones fiscales sobre los beneficios reinvertidos y establecería un nuevo marco de respeto a los derechos de propiedad, por ejemplo.
Otras cuestiones de tipo
administrativo, como la habilitación de buzones, el uso de la
DJ-Excel, un formato que ayuda a realizar el cálculo matemático
de las declaraciones, o el modelo DJ-08, los cuales pueden
descargarse en internet o solicitarse en un correo
electrónico, no son más que implementos burocráticos que, si bien pueden
facilitar a los declarantes su misión, todavía están lejos de lo
que podría ser un sistema fiscal más justo y moderno. No me extraña
que esta posibilidad se haya utilizando por 554 contribuyentes,o que
tan solo el 0,32% ha utilizado el correo certificado para enviar la
declaración, que es otra de las posibilidades existentes en aras de
agilizar el proceso.
Hace falta una nueva política fiscal para promover a los emprendedores cubanos.
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