Cuba y la libertad económica mundial: a propósito del Informe Heritage 2016

Elías Amor Bravo, economista

Cuando todavía no se han apagado del todo las luces del palacio de convenciones en que se celebró el VII cónclave de los comunistas castristas, y algunos de los asistentes se van reinstalando en sus despachos para tratar de entender eso que llaman “conceptualización económica”, la Fundación Heritage ha dado a conocer su Informe anual sobre la libertad económica *, en su edición correspondiente a 2016, un documento que es estudiado, analizado y desentrañado por los analistas internacionales y, en particular, los responsables de las decisiones de inversión extranjera de las empresas globales.

Se trata de un Informe esencial para cualquier país que aspire a captar proyectos de inversión, tal y como el régimen de los Castro lo intenta por medio de la famosa Ley de inversión extranjera, con la denominada “Cartera de proyectos” publicada el pasado año, y proyectos faraónicos como el Puerto del Mariel.

La realidad es que el Informe de la Fundación Heritage, como viene siendo habitual, ha vuelto a poner en el congelador toda esa euforia de empresarios y hombres de negocios que viajan continuamente a la Isla, sobre todo tras la visita de Obama, en busca de oportunidades económicas y comerciales con el régimen estalinista de los Castro que, en su congreso ha vuelto a reafirmar la centralidad de la empresa socialista, la ausencia de un sistema de derechos de propiedad y cuestionado el mercado libre como instrumento de asignación de recursos. Nada nuevo. Más o menos lo mismo que desde hace 57 años.

El Informe de Heritage otorga a Cuba el puesto número 177, con un índice de apenas 29.8 puntos, formando parte de un conjunto de 23 países calificados en el Informe como “represores de la libertad”. No en vano, Cuba, el tercero de la cola, se encuentra flanqueada por dos ejemplos de lo que no debe ser la gestión de la política económica en la aldea global, a saber, Corea del Norte en el puesto 178, con un índice de 2.3 puntos y Venezuela, en el 176, con 33.7. Esto es lo que hay. Por ello, como algunos analistas han venido señalando, no hay que hacerse ilusiones con los cambios que se publicitan en la economía caribeña, porque la tozuda realidad es que no tienen una plasmación y concreción en la realidad.

El Informe destaca que la economía cubana permanece reprimida en sus libertades por culpa de la ineficiencia de su sistema económico y los escasos avances institucionales del régimen comunista. Nada se dice del embargo o el bloqueo. El problema de la falta de libertad económica en Cuba tiene su origen en el dominio de las empresas del estado relacionadas con los militares y la seguridad del estado, así como las élites del castrismo, lo que genera una creciente corrupción y prácticas anacrónicas y burocráticas que limitan la libertad económica. Por otra parte, las actividades no estatales han ido aumentando de manera gradual, y es posible que la mejora del índice que otorga la Heritage a Cuba respecto al año anterior tenga que ver con ello, pero se reconoce igualmente que las reformas son insuficientes y dejan un marco poco adecuado para el ejercicio de la actividad privada.

De igual modo, las preocupaciones más destacadas que se observan en la economía cubana continúan siendo el imperio de la ley, la libertad sindical y laboral así como la libertad financiera. Sobre estas cuestiones el Informe realiza un preciso diagnóstico cuya lectura es altamente recomendable en http://www.heritage.org/index/.

La conclusión es que buena parte de las reformas castristas tienen un componente estético, y albergan dudas sobre su eficacia y mantenimiento en el tiempo. El sistema económico imperante en el país no tiene que ver con el que impera en los países campeones de la libertad económica mundial, a saber, Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda y Suiza. 

La influencia política sobre el imperio de la ley sigue siendo abrumadora, una cuestión que debería preocupar a los inversores extranjeros interesados en explorar oportunidades en la isla. La autonomía judicial alcanza uno de los valores más bajos del mundo como consecuencia de la centralización del poder en un sólo partido, el único autorizado a ejercer sus actividades en el país. 

Lo malo es que de estas cuestiones ni se ha hablado en el cónclave comunista. Cualquiera que se dedique a escudriñar lo tratado en estos tres días en La Habana puede concluir que Cuba continuará siendo una economía represora de las libertades económicas y por ello, con o sin bloqueo, el capital extranjero que apueste por la isla se puede encontrar con graves quebrantos.


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