En torno a la "dureza" del proceso de reformas económicas en Cuba

¿Se encienden las alarmas en Cuba? No. Parece que la sangre no va a llegar al río. Todo viene a cuento por unas desafortunadas declaraciones de Raúl Castro, a periodistas acreditados en La Habana con ocasión de la próxima celebración de su cumpleaños, el que hace el número 80 mañana 3 de junio. Conocido es lo “guasón” del carácter de Raúl Castro, vamos, por definirlo de alguna manera, a diferencia de su cejijunto y enfurecido hermano, poco dado a las bromas y las gracias de mal gusto, como el pequeño de la familia.

Sin embargo, a más de uno se le debió atragantar la comida al escuchar una frase que, por clara, no deja de incorporar un significado a la vez, complejo e intrigante. En efecto, Raúl Castro admitió que “el proceso de actualización económica que impulsa su Gobierno es “duro”, y después siguió bromeando con su estado de salud y su cumpleaños. Ni más, ni menos.

Gracioso hasta la médula, sin que le tiemble el pulso cuando tiene que actuar como brazo represor del sistema político, y con una obscena frialdad que le caracteriza desde la juventud, Raúl Castro continuó con sus declaraciones a los periodistas mientras decía adiós al ex presidente Lula da Silva, cuya visita ha vuelto a alimentar especulaciones sobre el estado real de salud del viejo dictador. En un momento, los medios recogieron expresamente su frase, “lo que es una lástima es que no me pueda retirar ya, cumpliendo lo que se acordó en el Congreso (del Partido Comunista, PCC). Bueno, yo no tengo dos períodos, voy por uno”.

La sorpresa no es que se quiera retirar. En cualquier país del mundo, una persona de 80 años merece un descanso que dudo que el viejo revolucionario vaya a aceptar. La cuestión es que no conforme con lo que tiene, Raúl Castro anuncia su intención de desplegar su mandato en los dos períodos que le asigna el último congreso del partido único, y además, y esta vez no se trata de broma alguna, dice que “va todavía por el primero de los mandatos”.

Según lo expuesto, el máximo dirigente del régimen castrista reconoció que el proceso de actualización económica se le está atragantando, lo que para gente acostumbrada a dirigir a pierna suelta un país, sin dar explicaciones y con escaso nivel de sacrificio, se podría interpretar como que en cualquier momento se puede dar portazo al proceso, y recentralizar la economía. Ya lo hicieron antes. En cualquier momento se les pueden cruzar los cables. Los viejos revolucionarios no quieren tener problemas. Y lo que es peor, admite que el límite de diez años de mandato lo piensa cumplir, lo que significa asumir que hasta los 90 estará al frente de la dirección política del país, con lo que ello representa de inmovilismo, incertidumbre y dudas.

No cabe duda que el control del proceso de transformación económica es la prioridad del régimen. La sensación de que se está produciendo un agotamiento, y un cierto desborde de gestión, es palmaria, cuando Raúl Castro dice que “son tantas las cosas que hay que arreglar, jurídicamente incluso”, y por ello, traslada a la ministra de Justicia de la isla una misión extra gubernamental, de escasa legitimidad, pero así son las cosas en el castrismo, para que arropada por un equipo de abogados proceda a la revisión de todas las leyes y resoluciones para implementar las reformas.

A mi todo esto me sorprende, y a la vez me produce sonrojo. Que el máximo dirigente del régimen que ha gobernado el destino de Cuba durante más de medio siglo diga explícitamente que el problema de las reformas viene motivado porque “son miles y hay que ir arreglando todo eso para hacer las cosas ordenadamente, con institucionalidad”, y además, añada que “muchas de las leyes vigentes realmente son absurdas o tuvieron un origen correcto pero el tiempo ha pasado”, no hace más que confirmar lo que muchos nos temíamos. Vamos a ver, ¿quién hizo esas leyes absurdas?¿de quién es la responsabilidad del origen incorrecto que el tiempo ha hecho aún mayor? No hay otro que Fidel Castro y Raúl Castro, entonces, ¿de qué estamos hablando?

El enterramiento del castrismo en vida de Fidel y Raúl Castro es una operación de imagen y propaganda que no parece tener un guión escrito, que se está realizando con grandes dosis de improvisación y que nadie, absolutamente nadie, tiene ni idea de lo que va a suceder realmente.

Cuando Raúl Castro asumió la dirección política del país y observó el estado de postración, ineficiencia y crisis de la economía, y se enfrentó a su moribundo hermano y sus secuaces para impulsar un plan de reformas que permitiera superar la aguda crisis económica del país, no era consciente del destino final de la nave. Ahora se percatan de la complejidad del proceso que han querido implementar, del agotamiento físico y mental que produce nadar en contra corriente, y de que tarde o temprano, las fuerzas de la economía competitiva y emprendedora abrirán espacios de libertad en la pétrea consistencia del régimen creado por los hermanos Castro.

Las reglas de la Economía son así. Cuando los que no tienen ni idea de cómo funcionan los sistemas económicos se ponen a jugar de forma imprudente con las decisiones individuales de agentes libres que operan en condiciones de creciente libertad, experimentan sensaciones como las descritas por Raúl Castro ante su próximo cumpleaños. Que lo celebre con su familia. Yo no le voy a felicitar. Muchos otros cubanos de su edad no pudieron hacerlo por culpa de su régimen, por haberles privado de la posibilidad de vivir toda su existencia en la Isla que les vio nacer, empujándoles al terrible exilio de más de medio siglo.

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