"Fidel, los Lineamientos, van bien...."
Elías Amor,
Economista ULC
Inasequible
al desaliento, como viene siendo habitual en cada cónclave de la Asamblea
Nacional del Poder Popular, el máximo responsable de la economía castrista,
Marino Murillo ha informado sobre la implementación de los acuerdos del Sexto
Congreso del Partido, y la política de los llamados “Lineamientos”.
Información
en clave positiva, demagógica tal vez, donde todos son logros y éxitos, sin
reconocer que el campo está plagado de peligrosas minas de ineficiencia y de
elementos que impiden alcanzar los resultados que se quiere conseguir.
Mucho “bombo
y platillo” para algo que simplemente no va a funcionar, porque es la intención
de quién está al frente. Aunque parezca difícil de creer, en la gerontocracia
castrista y sus aledaños, no existe el menor interés en atender los cambios que
necesita realmente la economía cubana o culminar plan o proyecto estratégico
alguno. Por ese motivo, más de uno se lo tomará a risa, como una hazaña más de
la continúa serie de fracasos que en política económica se ha convertido la
dictadura en su 54 años de existencia.
No hay nada
donde asirse. La “conceptualización del modelo económico”. Pero, ¿es que no han
tenido tiempo suficiente para darse cuenta de que es un fracaso y no funciona.
¿Es que no se dan cuenta de que el colectivismo no se puede actualizar, porque
simplemente es algo pasado de moda, que huele a rancio como las bodegas del
racionamiento? Conceptualicen el modelo económico, fijen metas de largo plazo,
en ese futuro que para el castrismo nunca llega, y ganen tiempo.
En materia
de políticas macroeconómicas, ¿qué podemos señalar?. Muy sencillo, que la
economía cubana sigue estando en las antípodas de cualquier ejercicio de
racionalidad en las cuentas públicas, que carece de instrumentos de política
monetaria y fiscal, y que olvida que sin consenso social no es posible avanzar.
Pensando en ello, se lanzan a “vender” como un gran logro los 47 mil préstamos
del sistema crediticio, cuando es difícil saber si es mucho, o poco, o ha
conseguido algo de beneficio para la economía, o el asunto de los pagos y
cobros, para los que la receta es la misma de siempre “máxima y estricta
disciplina”.
Lo más
llamativo es el “reconocimiento de la empresa estatal socialista, como la forma
principal la economía”, como si en medio siglo no hubiera experiencia
suficiente de fracaso. Pues no. Ahora les ha dado por una “plataforma
organizativa para la realización de experimentos en organizaciones
empresariales seleccionadas”, con la que una vez más se va a ensayar, probar,
investigar y todas esas cosas que no suponen más que pérdidas de tiempo, cuando
en la gestión de la economía, dos más dos son cuatro y no hay más.
En el colmo
de los colmos, estos burócratas comunistas aspiran a crear entre las empresas,
las organizaciones superiores de dirección empresarial (OSDE) y los
organismos un nuevo “sistema de
relaciones”. ¿Qué van a ensayar pasos de conga o de vals? Seamos serios. La
mejor forma de relacionar a todo tipo de unidad económica es el mercado, con la
información transparente y libre de los precios. Ni flexibilidad de los objetos
sociales o la posibilidad de aprobar precios, teniendo en cuenta los referentes
internacionales y los costos de producción, representan solución mientras
exista una mano oculta dirigiendo la economía con criterios intervencionistas.
La propuesta
de autorizar cooperativas no solo en la actividad agraria, sino en otras 200
ramas productivas, me parece acertada. Aunque una vez más estamos, ellos dicen,
ante un “ensayo experimental”, los cambios en la realidad económica siempre
deben ser bien recibidos. Subsisten dudas sobre quién estará al frente de estas
cooperativas y la participación del partido único, los órganos de
administración local y provinciales en sus consejos, en suma, la supeditación
de los intereses políticos a los económicos, lo que puede convertir todos los
efectos benéficos de este proceso, en papel mojado. Al final, acabará siendo un
instrumento más de recaudación estatal (por la vía de alquileres) y
directamente de más impuestos.
Murillo
ofreció cifras sobre el trabajo por cuenta propia, actualmente estancado en sus
cifras, ante el parón decretado por las autoridades para no perder el control
del proceso, al apreciar los primeros síntomas de malestar y protesta social.
En junio del 2012, 390.598 personas inscritas, cifra muy distante del millón
del que hablaban las autoridades al inicio del proceso. La mayor parte de los
trabajadores por cuenta propia orientados al sector de la población que recibe
remesas de las familias exiliadas, los elaboradores-vendedores de alimentos
(57.504); y los transportistas (42.530).
Al parecer
Murillo señaló que se continuarán aumentado las figuras aprobadas,
flexibilizando prohibiciones, y eliminando contravenciones obsoletas (que no
atenten contra el orden), en función del Lineamiento 168. Habría que ver qué es
eso de “atentar contra el orden”, en un país en el que todo en este sentido, es
ampliamente interpretable.
El plato
fuerte llegó con la Ley Tributaria (aprobada en este periodo de sesiones), a la
que se define como "más moderna y flexible”, y yo califico como “usurera y
confiscatoria”, orientada a mantener bajo control cualquier resquicio de
actividad económica privada.
El pago de
impuestos por los ingresos personales en una economía en la que todo, absolutamente todos los activos, medios de producción, el trabajo, etc, es
propiedad del Estado, no está muy justificado. No es extraño que las
autoridades reconozcan que los cubanos no estén acostumbrados a ello. Con
salarios inferiores a 18 euros mensuales, poco margen existe para el pago de
impuestos. ¿Hacia dónde va la Ley Tributaria? Evidentemente, a la masa de
trabajadores estatales mal pagados, no. Sino a la red de cuenta propistas, cuyo
crecimiento se pretende cercenar.
Murillo
continuó ese batiburrillo de datos hablando de cosas absolutamente increíbles e inconexas entre sí,
como por ejemplo, cómo piensa afrontar el elevado ritmo de envejecimiento de la
población cubana, para el que también dice tener “una estrategia integral”. Ya
veremos.
Y continuó
refiriéndose al problema de siempre: ¿cómo incrementar la producción
agropecuaria, por su sensibilidad para la economía nacional? Hizo referencia a
la aprobación el pasado mes de marzo de 17 medidas para eliminar las ataduras
que limitan el funcionamiento de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa
(UBPC), las cuales se harán extensivas a las cooperativas de Producción
Agropecuaria (CPA) y de Crédito y Servicios (CCS) en lo que corresponda.
Ataduras que serían fácilmente eliminables cambiando el modelo económico, y
dejándose de tanto parche.
Por ejemplo,
qué hacer para mejorar la política de comercialización de productos
agropecuarios para las provincias de La Habana, Artemisa y Mayabeque, la cual
comenzará a implementarse en septiembre, otro experimento, como si la logística
y el marketing empresarial no estuvieran suficientemente experimentados.
Otros temas
que expuso Murillo fueron el proceso de “subsidiar personas y no productos”, la
venta de materiales de la construcción, “reconociendo los problemas existentes
con la calidad, fundamentalmente en la carpintería de aluminio y los muebles
sanitarios, lo que constituye un reto para la industria” en palabras del
dirigente castrista.
Hubo críticas
hacia la lentitud inicial de los Consejos de la Administración Municipal para
aplicar el Reglamento del Consejo de Ministros sobre el otorgamiento de
subsidios a las personas sin solvencia económica, que hacen obras en sus
hogares.
Murillo anunció
más decisiones en estudio, como la venta liberada de alimentos cocinados, o de
gas licuado de petróleo (GLP), para quienes deseen complementar este con las
demás variantes existentes, todo ello sin subsidios.
Más
experimentos respecto al arreglo de los equipos electrodomésticos, otro de los
quebraderos de cabeza de los cubanos. Para este fin, se anunciaron medidas para
lograr sistemática en la disponibilidad de piezas de repuesto, “como realizar
importaciones para un mayor periodo y la elaboración de ellas en el país”.
Algún miembro de la Asamblea preguntó al ministro sobre la posible protección
estatal, más subvenciones, al precio de reparación de estos equipos, bajo las
nuevas fórmulas de gestión en talleres destinados a esta función de los cuenta
propistas.
Murillo
Jorge expresó que la voluntad estatal era mantener las tarifas actuales, pero
para ello resultaba indispensable asegurar la disponibilidad de piezas de
repuesto, pues ante toda escasez de oferta para una amplia demanda emergen
actitudes lucrativas, al margen de lo aprobado. Es tan difícil apostar por la
economía de mercado libre.
Y hasta aquí
todo lo que dio la comparecencia de Murillo. Nada nuevo bajo el sol. Fidel
puede estar tranquilo y contento. Nadie le va a mover su sillón. Eso sí, tal
vez por vez primera, desde que realizo el seguimiento de estas conferencias, no
hubo referencia alguna al embargo de EEUU como el principal mal de todos los
problemas de la economía castrista. ¿Por qué será?
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