CEPAL sobre economía cubana en 2018: crece solo un 1,5%
Elías Amor Bravo, economista
A pesar de las “cordiales relaciones” que
mantiene el régimen comunista de La Habana con CEPAL, el organismo
ha vuelto a lanzar un jarro de agua fría sobre las autoridades
castristas al señalar en su “Estudio económico de América Latina
y el Caribe”, que ha sido presentado en México ayer que la
economía cubana crecerá en 2018, pero solo un 1,5%, una cifra
inferior a la de 2017. Es decir, la economía no remonta, y lo que es
peor, el débil crecimiento estimado impide corregir los graves
problemas estructurales que atenazan su dinamismo.
El “regalo” que ofrecen desde CEPAL a los
responsables del régimen es, no obstante, significativo, ya que
estiman que la economía cubana crecerá en un porcentaje similar a
la media de América Latina y el Caribe, si bien se observan diferencias regionales muy importantes. Este débil crecimiento
viene motivado por síntomas de “incertidumbre y volatilidad” que
el organismo especializado de Naciones Unidas detecta en la región.
De modo que el repunte de la demanda interna, básicamente del
consumo privado, será insuficiente para estimular el crecimiento.
Dicho de otro modo, si se tiene en cuenta que en Cuba el consumo
privado es insignificante, como consecuencia del bajo poder
adquisitivo de los salarios, la previsión para la isla es más un
desideratum que un dato real estimable. El resultado final puede
acabar siendo mucho peor.
CEPAL reconoce que “el crecimiento promedio
general de la región, cuya proyección disminuyó siete décimas con
respecto a la última estimación entregada por el organismo en abril
pasado, mantiene una tendencia positiva, si bien muestra signos de
ralentización”. Lo difícil es apuntar este mismo tipo de
resultados para la economía cubana, en la que no existen indicadores
estadísticos confiables para medir la coyuntura a muy corto plazo de
la economía. De modo que previsiblemente estos resultados tengan que
ser revisados dentro de cierto tiempo, a la vista de lo que pueda
ocurrir finalmente con la economía.
CEPAL destaca igualmente la “enorme
heterogeneidad del crecimiento entre los distintos países y
subregiones, ya que se espera que América del Sur crezca 1,2% en
2018, mientras que América Central lo haría en 3,4% y el Caribe en
1,7%”. En el Cuadro adjunto se presentan los resultados por países. Un
vecino geográfico de Cuba, la República Dominicana, se convierte en
el campeón del crecimiento económico con avances de un 5,4% y no
muy lejos, Panamá registrará otro 5,2%. Cifras menores, pero muy
significativas, se estiman para Paraguay (4,4%), Bolivia (4,3%),
Antigua y Barbuda (4,2%), y Chile y Honduras (ambos con 3,9%). Los
peores resultados en Venezuela, con -12%, Dominica y Argentina. No
deja de ser curioso comprobar que Cuba, con un 1,5% de crecimiento,
está muy lejos en sus resultados de la República Dominicana, a pesar de contar con
niveles de población similares. Algo no funciona bien en la economía
cubana, y la proximidad a una zona en crecimiento, no parece
beneficiar.
CEPAL señala que este crecimiento económico
regional se produce “en un escenario global complejo, caracterizado
por conflictos comerciales entre Estados Unidos, China y otras
naciones; riesgos geopolíticos crecientes; una caída en los flujos
de capitales hacia los mercados emergentes en los últimos meses y un
alza en los niveles de riesgo soberanos; depreciaciones de las
monedas locales frente al dólar; y una expansión económica mundial
que tiende a perder dinamismo”. Factores que, unidos a los internos
propios de la economía cubana, están detrás de los resultados
estimados para la isla.
Dos datos llaman poderosamente la atención por
las notables diferencias de la economía cubana. El Estudio
de CEPAL
señala que entre 1995 y 2017 la formación bruta de
capital fijo (inversión fija) aumentó del 18,5% al 20,2% su
proporción en el PIB de la región. Pues bien, si se realiza este
mismo análisis con respecto a la economía cubana, ese porcentaje en
ningún caso ha sido superior al 9% del PIB, e incluso su dinámica
ha sido decreciente, ante la ausencia de una inversión privada como
en el resto de países. En el caso concreto de la economía cubana,
toda la inversión corresponde al estado, único con capacidad para
hacerlo, y éste, preocupado por mantener los llamados “logros”
en educación y sanidad, dedica todos los recursos a estos fines,
dejando de lado los motores del crecimiento económico.
De ese modo, en ausencia de inversión privada en
Cuba, ni un sector de construcción ha servido para reforzar la participación
de las inversiones, ni tampoco las inversiones en maquinaria o
equipo, como observa CEPAL en otros países. Resulta evidente que la
incapacidad para generar recursos para las inversiones en
infraestructuras y capital productivo es un grave obstáculo que las
autoridades del régimen castrista no han conseguido superar. Sin
inversiones en el horizonte, la economía cubana crece cada vez menos
y no genera riqueza para la población. Tal vez un buen indicador del
bloqueo del régimen con el pueblo cubano.
El otro dato que llama la atención del informe de
CEPAL hace referencia a la recaudación tributaria en América
Latina, que se mantiene estable en 2018 en torno al 17,8% del PIB
(frente al 17,9% anotado en 2017). Una vez más, la economía cubana
muestra su peor rostro. La participación de los ingresos tributarios
en el PIB supera el 70%, detrayendo una notable cuantía de recursos
de la economía nacional que se destinan a funciones con escaso
impacto en el crecimiento. Una pesada presión fiscal que recae de
forma creciente en los trabajadores por cuenta propia, a los que se
permite funcionar para convertirlos en fuente de ingresos
tributarios. Lo curioso es que mientras que en la región se frena la
voracidad fiscal de los gobiernos, abriendo espacios para la
actividad privada, la economía cubana va justo en la dirección
contraria y trata de recaudar cada vez más. De ese modo, se limita
su potencial de crecimiento, sin que se pueda controlar un déficit
primario que rebasa el 11% del PIB mientras que en el conjunto de la
región oscila entre el 0,5% y el 0,8% del PIB según CEPAL.
Por eso cabe afirmar que
CEPAL no ha sido especialmente duro con la economía de Cuba; al
contrario. Atribuir ese 1,5% de crecimiento supone una apuesta, un
salto de fe, cuyo resultado final se irá comprobando conforme avance
la temporada turística con datos cada vez peores, y se perciban los
efectos de una menor cantidad de petróleo de Venezuela. Cuba no solo
es víctima de las turbulencias internacionales, sino de los pésimos
indicadores fundamentales internos, que están en el origen de su
modelo económico “comunista o socialista” que quieren mantener a
cualquier coste, pese a haber fracasado de forma estrepitosa.
Crecimiento económico
en América Latina y el Caribe 2018 (previsiones en %)
Fuente: CEPAL
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