Todavía peor: la economía cubana sigue reduciendo su tamaño

Elías Amor Bravo, economista
Quienes estamos dedicados al análisis continuo de la economía cubana, a pesar de las limitaciones de datos e indicadores, no podemos menos que atender a la evolución de la denominada “Organización Institucional. Principales entidades”, una publicación periódica elaborada por la Oficina Nacional de Estadística e Información, ONEI, que tiene como objetivo fundamental presentar el número de entidades que existen en la economía, distribuidas por territorio, organismos y actividad económica, según su forma de organización de los registros jurídicos y administrativos de la Oficina.
Esta publicación tiene una periodicidad semestral y es, sin lugar a dudas, un termómetro del estado de la economía cubana, toda vez que ofrece información relativa a la dinámica de las entidades que la constituyen con datos procedentes de los Registros Jurídicos de la ONEI entiéndase Registro Estatal de Empresas y Unidades Presupuestadas (REEUP), del Registro Estatal de Entidades Agropecuarias No Estatales (REEANE) y del Registro Estatal de Unidades Básicas de Producción Cooperativa (REUCO) donde son registradas las cooperativas agropecuarias (CPA, CCS y UBPC), así como del listado administrativo de las Sociedades Mercantiles de capital totalmente cubano, y de las Cooperativas No Agropecuarias (CnoA).
Lo más destacado de esta información es que, desde 2006, cuando comenzaron las tímidas reformas raulistas en la economía, que acabaron concretándose en los llamados “lineamientos” y el “plan estratégico 2030”, en la economía cubana se ha producido un descenso muy significativo del número de entidades que operan en la misma. En el Cuadro 1 se presentan los resultados.
El número de entidades ha disminuido un 23%, pasando de las 12.435 existentes en 2006 a las 9.591 que se mantienen en funcionamiento en 2018. El ajuste producido en las entidades que funcionan en la economía es de una magnitud muy destacada, y su concreción ha debido resultar ciertamente problemática. Es cierto que desde su llegada al poder en 2006 Raúl Castro advirtió que aquellas entidades que no fueran solventes serían eliminadas, porque sería imposible mantener los subsidios, y este principio se ha mantenido en los “lineamientos”. Sin embargo, el ajuste es muy duro y alcanza a prácticamente la cuarta parte de las entidades que existían en 2006.
En cualquier economía del mundo, el número de entidades que funcionan en la economía puede variar de forma significativa de un año a otro, incluso en períodos más largos, cuando se atraviesan etapas de crisis o recesión. Sin embargo, lo normal es que una vez recuperada la senda alcista del ciclo, vuelva a aumentar el número de entidades, conforme aparecen personas con proyectos para ser llevados a la práctica. El problema de Cuba, reflejado en los datos del Cuadro 1, es que en los 13 años transcurridos desde 2006 el número de entidades ha descendido de forma continua, sin que se advierta recuperación en ningún ejercicio. 
¿Se imagina alguien una evolución similar en EEUU, España e incluso China? En absoluto. En todos los países con economías de mercado, el número de empresas se mantiene en crecimiento a medio y largo plazo, porque eso es garantía de solvencia, crecimiento y una mejor calidad de vida para todos. En Cuba, se produce un ajuste duro y silencioso en el número de entidades que funcionan en la economía, todas ellas dependientes del estado, una tendencia nada favorable que tiene mucho que ver con los problemas que ha ido arrastrando la economía cubana en estos últimos años. Pero nadie responde por ello.
Además, la dinámica de las entidades permite constatar que el ajuste duro se ha producido básicamente en las empresas y sociedades mercantiles, en menor medida en las cooperativas, y sin embargo, las entidades pertenecientes al sector presupuestado bajo control directo del estado han sido las que han aguantado de mejor forma el ajuste. En el Gráfico 1 se puede comparar la dinámica distinta del número de empresas que se desploma prácticamente a la mitad, pasando de 3.239 en 2006 a 1.789 en 2018, mientras que las entidades del sector presupuestado lejos de descender, aumentan pasando de 2.093 en 2006 a las 2.243 unidades de 2018. Es decir, las entidades públicas de la economía cubana han experimentado un crecimiento, cosa que no ha ocurrido con las empresas o las cooperativas, que igualmente disminuyen su cifra en un 22% en el período establecido.
Una evolución como la descrita en el número de entidades que funcionan en la economía cubana, plantea numerosos problemas de sostenibilidad presupuestaria y de control en la evolución de las cuentas públicas. Cabe suponer que las empresas que han sido eliminadas por su dueño, el estado castrista, lo han hecho por tener pérdidas, pero en todo caso, habría que preguntarse cuál habría sido la viabilidad de las mismas en condiciones de una buena gestión y un modelo de economía de mercado con empresas libres y no dependientes del estado. En cuanto a las cooperativas, su disminución en un porcentaje similar al registrado por el conjunto de entidades, viene a confirmar que estas unidades económicas en Cuba nada tienen que ver con las existentes en otros países, convertidas en instrumentos de control del estado de la actividad de los privados. En todo caso, al reducirse el número de entidades, la economía se contrae y su capacidad de crecimiento a largo plazo es también menor.
El diagnóstico a realizar no puede ser favorable. No es bueno que una economía pierda músculo de esta forma, incluso cuando las fuerzas no sean las más adecuadas. Un ajuste de estas características pertenece más al imaginario castrista de los programas de intervención del FMI que tanto condena y cuestiona el régimen, que a una buena gestión empresarial y económica. Sin embargo, los cubanos se ven obligados a acatar, sin poder cuestionar, decisiones de este calado, cuyo resultado no es positivo, si se tiene en cuenta que la economía está estancada en sus cifras de crecimiento sin mejorar la productividad. Alguien les tendrá que informar de lo que está pasando.

Cuadro 1.- Evolución del número de entidades en la economía cubana (2006-2018)






 




Gráfico 1.- Evolución del número de empresas (en azul) y entidades del sector presupuestado (rojo)






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