La confianza en los bancos cubanos es asunto del régimen

Elias Amor Bravo economista

Es muy fácil. Por qué Cuba no se benefició de 280,2 millones de dólares, ni de nada. La prensa estatal cubana trata de dar explicación a un asunto que todo el mundo puede entender. Pero retuercen y tergiversan el argumento de tal modo, que al final acaban haciendo el ridículo con lo que eso supone de pérdida de credibilidad. Además los afectados, aunque ellos no lo crean, toman nota y lejos de modificar sus posiciones, las endurecen.

La cuestión es que, por justificar lo injustificable, ahora el régimen se inventa que el sistema bancario y financiero cubano ha seguido siendo “uno de los principales blancos de las medidas agresivas del Gobierno estadounidense, encaminadas a reforzar el bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla”. Conclusión, más bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla ha impactado sobre el sistema bancario.

Parece mentira que se digan estas cosas. Un sistema bancario como el cubano, cerrado del exterior, ineficiente, atrasado en sus servicios, de propiedad estatal y sobre todo, del que desconfían los cubanos, no puede ser “blanco de las medidas agresivas de ningún gobierno” como dice la prensa estatal, y el régimen. Es un sistema bancario sometido a las prioridades de gasto y déficit del régimen comunista, con dificultades objetivas para “bancarizar sus operaciones” y sin presencia internacional. No tiene parangón en otros países. De ahí, buscar posibles responsables del desastre interno en el exterior, es una grave falsedad que acabará estallando en el rostro de quienes lo digan.

El asunto es que alguien ha estimado que entre 2022 y 2023, “los detrimentos monetario-financieros ocasionados a la economía cubana por esta causa (ser blanco de las medidas agresivas de Estados Unidos) superaron los 280,2 millones de dólares” una cifra más que añadir a la lista de agravios que, periódicamente, el régimen comunista presenta a los miembros de la Asamblea General de Naciones Unidas en estos mismos días.

El autor del informe y de los cálculos numéricos es la cancillería cubana de Bruno Rodríguez, que debe tener economistas altamente cualificados, capaces de realizar una evaluación contrafactual de los impactos del bloqueo con las técnicas más avanzadas. Pues bien, esta vez el informe “señala un aumento significativo en la negativa de instituciones bancarias y financieras extranjeras a llevar a cabo transacciones con bancos y empresas cubanos”. Y claro, como no podría ser de otro modo, los autores del informe descubren que el responsable de este trato es el bloqueo de Estados Unidos. Falso. Los hechos lo demuestran.

A los autores del informe de la cancillería se les ha olvidado el juicio celebrado en Londres a comienzos de este año contra Cuba por incumplimiento de pagos de la deuda con una institución financiera internacional. Y ahora, en breve, llegarán los chinos con una reclamación si cabe aún mayor. Y claro, a los comunistas cubanos ni se les pasa por la cabeza que no pagar deudas tiene consecuencias. 

En concreto, la más grave de todas, esa negativa “de instituciones bancarias y financieras extranjeras a llevar a cabo transacciones con bancos y empresas cubanos”. Nadie presta dinero ni realiza operaciones financieras con quien no devuelve los créditos. Los bancos cubanos son víctimas de la irresponsabilidad crediticia de su régimen que, además como quedó demostrado en la sentencia de Londres, es dueño de los bancos y hace con ellos lo que le da la gana.

De modo, que las consecuencias de los impagos son bien conocidas, y no es extraño que el informe de la cancillería las relacione de forma explícita, desde el cierre de cuentas y contratos previamente establecidos, a la constante devolución de transacciones bancarias y la cancelación de claves para el intercambio de información financiera a través del SWIFT (Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias). Estas reacciones, absolutamente habituales con quien no paga sus deudas, son poca cosa para actuar contra quién por obra y gracia de su principal dirigente político, ya desaparecido, se ha negado históricamente a pagar deudas, y además, acusar a los prestamistas.

Encima, los comunistas cubanos, que ya se han entregado al imperio del dólar y en cualquier momento dolarizan la economía cubana, se quejan de “las restricciones en el uso del dólar estadounidense en transacciones con el extranjero, así como la imposibilidad de utilizar el sistema financiero estadounidense en casos en que una entidad cubana sea el origen o el destino de las transferencias”. ¿Qué pasa, que solo se puede operar en dólares, y por qué no en yuan, rublos o euros?¿Cuál es la obsesión con el dólar?

Estamos ante aquel mismo argumento falso de las bóvedas llenas de billetes de dólar que no podían utilizar en las operaciones internacionales. Alguno tiene la impresión de que se quiere usar el dólar como si fuera la moneda cubana. El castrismo se ha olvidado de que todo el ceremonial de la tarea ordenamiento para crear el peso como unidad de cuenta de la economía y eliminar aquel CUC de triste recuerdo, se lo llevó un vendaval. 

Por supuesto, el informe de la cancillería sostiene que no es responsabilidad de Cuba que no haya acceso a los dólares, sino que es el resultado “de la presión, intimidación y disuasión ejercidas por el Gobierno norteño sobre las instituciones financieras internacionales”, unas actividades que han dado lugar a la implementación de nuevos obstáculos, “como la solicitud de documentos adicionales, lo cual genera retrasos y limita la ejecución de los pagos”.

Esta gente se cree que los dólares se pueden usar como si fueran pesos cubanos, y no entienden que existen unas normas internacionales de pagos de obligado cumplimiento, que Cuba nunca ha aceptado ni respetado, porque y ahí están las hemerotecas, se mofa del FMI o del Banco Internacional de Pagos, cuyas normas no acepta.

Consecuencia de la mala data de pagador, el informe señala que unos 130 bancos extranjeros se negaron a realizar operaciones con bancos cubanos por diversas razones (75 de Europa, 21 de América y 34 del resto del mundo), afectando un total de 267 operaciones. Realmente parece ciertamente escaso el impacto, ya que todavía deben existir entidades financieras dispuestas a hacer negocios con la Isla, que sin duda alguna, acabarán sufrirán quebrantos provocados por esa mala praxis en la gestión de las deudas.

El informe de la cancillería destaca la vigencia de las sanciones contra Fincimex, una institución financiera no bancaria cubana que para el régimen es vital, por su gestión de las remesas enviadas desde Estados Unidos, a través de Western Union. Todavía no se han recuperado del cierre de todas las sucursales de esta última en Cuba, en noviembre de 2020. 

Las remesas y su control todavía están en los planes del estado comunista, pero le cuesta porque la entrada de ese dinero es informal y viaja en los bolsillos de los viajeros. Por último, el informe de la cancillería también registró testimonios de cubanos residentes en el extranjero que se enfrentaron en determinados momentos puntuales a la negativa de sus bancos a operar o realizar transferencias relacionadas con Cuba, sin importar su ubicación en el mundo. En realidad, una situación muy minoritaria que, una vez aclarada en la oficina donde uno tiene sus operaciones, sigue su curso sin más complicaciones.

Comentarios

  1. Exelente trabajo, contento de ver este tipo de análisis sobre economía. Tienes algún artículo donde compares la economía cubana con alguna similar y como hicieron ellos para salir del hueco? Quizás los paises bálticos, o cualquiera de las repúblicas satélites del regimen sovíetico

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