¿Qué cambia en materia de impuestos y tributos?
Elías Amor Bravo economista
En la misma Mesa redonda que Gil explicó de forma críptica
como pretende sacar a la economía cubana de las distorsiones creadas por su
ministerio en 2024, Regueiro Ale, ministro de finanzas y precios se encargó de
volver a insistir en que las medidas no son neoliberales y que el presupuesto,
a pesar de la escasez de recursos económicos, ha puesto prioridad en sectores
básicos como salud, educación, cultura, deporte, lo mismo de siempre y que
impide el necesario ajuste de las cuentas para corregir los graves desequilibrios
de la economía.
En suma, hay que esperar poco o nada de la política fiscal
del régimen, que seguirá siendo un obstáculo al dinamismo de las fuerzas productivas.
De hecho, los “ligeros incrementos para respaldar la recuperación de niveles de
actividad en estos sectores” que anunció el ministro no van a tener ese efecto,
porque conocidas son las limitaciones que tiene el presupuesto cubano para
estimular la actividad económica. Un presupuesto que prima los gastos
corrientes por encima de los de inversión tiene un arrastre limitado sobre los
sectores productivos que, mayoritariamente, dependen de ese apoyo estatal que
no se otorga.
Dicho de otro modo, la apuesta del ministro por un
presupuesto que crece los gastos en los servicios sociales va en la dirección
contraria de lo que se necesita que es justo reducir ese peso muerto en la económica,
y dejarse de medidas financieras de regulación, de control, e incluso
tributarias que no hacen otra cosa que aumentar la presión fiscal.
Descartado el diseño general presupuestario, el ministro
dijo que, en el área de los impuestos, se pretenden revisar todas las
exenciones, las bonificaciones fiscales concedidas a los actores estatales o no
estatales y en los distintos sectores. Una revisión innecesaria porque son
conocidos de sobra los efectos distorsionadores que generan esas actuaciones en
el comportamiento de los agentes económicos en el mercado. Para lograr más
crecimiento económico, lo que se tiene que hacer es eliminar todas esas exenciones
y bonificaciones y dejar que oferta y demanda se encarguen de generar mayores
servicios y niveles productivos en todos los sectores, incluido el estatal.
Es tal, la carga ideológica y la resistencia comunista a
perder el control de la economía que se tiene por medio de esos instrumentos
fiscales, que no se le ve mucho recorrido a este plan que anuncia el ministro,
que seguramente acabará olvidado en algún cajón perdido y santas pascuas. Con
todo, Regueiro dijo que hay decisiones previstas para el 1 de enero como la
suspensión de los incentivos de las exoneraciones para el pago de los tributos,
aprobados con la constitución de los nuevos actores económicos, sea para cooperativas
no agropecuarias o para mipymes. De efectos limitados y solo aplicable a casos
en que, tras su constitución, si estas derivaban de una reconversión de una
actividad anterior, podían disfrutar de un periodo de exención del pago de
tributos de seis meses. Si eran de nueva creación, el periodo era un año.
El ministro navega en la dirección contraria de lo que se
necesita, y afirma que, como el sector ha crecido y ha demostrado capacidad
económica y contributiva, se debe proceder a eliminar las exoneraciones o los
beneficios justo en el momento en que estas entidades necesitan más apoyo para
poder consolidarse, crecer y adquirir masa crítica.
Los comunistas cubanos apuestan más por la recaudación y la presión
fiscal que por fortalecer entidades y actores privados que, al final, son los
que hacen que una economía sea sostenible. Los que habían planificado su
actividad teniendo en cuenta los estímulos, tendrán que hacer números a toda
prisa. A lo mejor, no salen las cuentas y hay que cerrar. Al régimen no le
importa. Lo que quieren es que todos los actores que comienzan a tributar lo
hagan bajo las mismas reglas que el resto, y que paguen todos los impuestos
sobre las ventas, sobre los servicios, sobre las utilidades, es decir, sobre
las ganancias. Es decir, limitar su capacidad de crecimiento.
El error de Regueiro es creer que apretando a los actores
económicos y aumentando la presión fiscal va a recaudar más ingresos para hacer
frente al descontrol de los gastos del presupuesto. Justo lo contrario. La
presión fiscal reduce el crecimiento económico y elimina productores que no
obtienen rentabilidad a los tipos tributarios. La economía cubana volverá a
crecer menos, Regueiro recaudará menos, y el déficit volverá a descontrolarse con
sus efectos sobre la economía, que es hacerla crecer menos aún. Así no se puede
salir del círculo vicioso.
Un buen ejemplo, la decisión de extender a todas las
operaciones de comercialización la aplicación de los impuestos sobre ventas y
sobre servicio a las mipymes, por ejemplo, es un error. Hasta ahora la
aplicación de esos tributos se limitaba a la comercialización minorista de
bienes, pero las mipymes como suministradores en determinados sectores han
visto crecer su actividad ante la parsimonia del estado, y el régimen quiere
recaudar una capacidad económica que no estaba sometida a imposición. Conclusión,
se cortará ese espacio de crecimiento y de actividad para mipymes intermediarias
y se reducirá la oferta. Lo mismo de siempre sostenido por el argumento demagógico
de que no se les puede distinguir del resto de actores económicos, y ¿qué pasa
con el sector estatal?
Otro ejemplo en materia de impuestos es el relativo al
incentivo que se realiza con la aplicación del impuesto aduanero o del arancel.
Este incentivo pretendía fomentar las importaciones de bienes intermedios, de
insumos, de materias primas necesarios para e desarrollo del sector productivo,
tanto de los actores económicos estatales como de los no estatales, incluso de
la concertación y de la articulación de procesos productivos que puedan
realizar de forma conjunta.
¿Qué ha ocurrido? Pues que, a pesar de estos incentivos, las
importaciones realizadas por los actores económicos no estatales en 2023
superan los 1.000 millones de dólares, en su mayoría productos terminados. Nada
de lo que estaba previsto con los incentivos.
Por esta vía no llegan insumos para la creación de bienes,
de prestación de servicios, dirigidos a las capacidades de la industria, sino
cervezas, bebidas con gas y otros productos manufacturados que la industria cubana
no puede producir. Y claro, esas importaciones elevadas rompen el equilibrio
externo de la economía y acentúan las necesidades de financiación.
Todos estos fenómenos que obedecen a la lógica de
funcionamiento de las necesidades reales de la economía, que los dirigentes
comunistas no quieren reconocer, se atribuyen por Regueiro a complejidades y distorsiones.
A tal efecto, la resolución que próximamente emitirá su ministerio para regular
el nuevo marco que facilita las importaciones de insumos y materias
primas, implicará el análisis particular de cada proyecto de importación, del
destino, la verificación de está destinada hacia un proyecto productivo que
aporte a dinamizar nuestra economía. O sea, que se importarán menos productos y
volverá a escasear la oferta con los correspondientes aumentos de precios. Casualmente,
el único componente del IPC que se reduce en la economía son las Bebidas alcohólicas
y no alcohólicas. Por algo será.
Y claro, con los comunistas cubanos nunca hay dos sin tres,
de modo que, como dicen estar reduciendo aranceles para los insumos y materias
primas, ahora se tiene que incrementar las tarifas arancelarias para la
importación de mercancías que tienen similares en producciones nacionales, lo
que se define como una protección para la industria y la economía nacional.
El régimen regresando a políticas proteccionistas que nada tienen
que ver con el entorno de la globalización de la economía mundial y que ya no
se practican en ningún lugar del mundo. La obsesión por el control de la
economía cubana llega al sector externo y el arancel que actualmente se está
pagando tendrá dos categorías, una general y una de nación más favorecida,
que, dadas las condiciones del comercio, es la que más se aplica, entre un 10 y
un 5%. Es decir, la tarifa efectiva viene siendo de un 5%, y la medida concibe
un incremento de la tarifa general a un 30% y de aplicación efectiva para la
nación más favorecida de un 15%.
De modo que Regueiro está convencido de que aumentar los aranceles
para los productos que tienen producción nacional similar a la exterior sirve para
favorecer las exportaciones y también mayor presencia de las producciones en el
mercado nacional. En un año, se verá que ocurre justo lo contrario. Otro
fracaso más a la vista que, además, como en otros ámbitos de la economía afectará
más a los actores no estatales. Más aún cuando se anuncia que la tasa de cambio
para los actores no estatales de un dólar equivalente a 120 pesos cubanos va a
ser modificada porque no se tuvo en cuenta su relación con el cálculo y pago de
los aranceles.
Todas las empresas que prestan servicios de importación a
las formas de gestión no estatal se verán afectadas. Incluso, con formas de
gestión no estatal que están aprobadas para prestar esos servicios entre ellas
mismas. Un cambio en el escenario que, una vez más, obligará a los actores
económicos a recalcular sus beneficios y costes.
La exoneración del pago de aranceles, incluso
liberación de los límites para la importación durante varios periodos, de
productos como los de aseo, alimentos, medicamentos y algunos implementos
médicos, va a continuar aunque los beneficios finalizaban el 31 de diciembre,
extendiendo el plazo hasta el 31 de marzo.
Esos beneficios arancelarios (para personas no naturales en
condición de pasajeros, vía equipaje acompañado o no acompañado) vencen el 31
de diciembre, pero se ha tomado la decisión de prorrogarlos un trimestre,
hasta el 31 de marzo. Otra liberalidad más del régimen que muestra la escasa
seguridad y certidumbre con que los actores económicos pueden hacer sus planes
en la economía cubana.
Aunque se informa que no se restringen estas importaciones,
se acentuará la vigilancia y control en el seguimiento de esas cadenas allí donde
se pueda distorsionar el sentido de estas importaciones libres de aranceles.
Hola, Elías, no es para comentar tu artículo, si no para decirte que mi hija acaba de leer tu libro El final de los sueños y cada día me iba comentando lo que iba leyendo sobre tu familia, que ahora me habla sobre ti, tu hermana, tus padres y tus abueloss como si los hubiera conocido. Esta semana se lo enviaré a um amigo madrileño que después que viajó a Cuba en 2017 empezó a leer e informarse sobre la Isla real, no la de la propaganda oficial. Siempre leo tu blog y tus excelentes anális económicos se los mando a mi hijo Iván García Quintero, quien desde La Habana escribe como periodista independiente. Ojalá que 2024 marque el principio del fin
ResponderEliminardel totalitarismo cubano. Un abrazo, Tania Quintero Antúnez