Cabrisas ante la Asamblea Nacional: 2017 un año de tensiones

Elías Amor Bravo, economista

La verdad es que no hacía falta esperar a la Asamblea Nacional, ni tampoco a las declaraciones vacilantes de Cabrisas ante la Comisión de economía, que se han divulgado en la prensa oficial del régimen, para saber que la economía castrista en 2017 ha vuelto a registrar uno de los peores ejercicios de su historia. Con las estimaciones de CEPAL ya sabíamos que el crecimiento económico apenas había alcanzado un 0,5% uno de los más bajos de toda América Latina. Ahora el pésimo escenario se confirma, y el máximo responsable de la gestión económica en Cuba declara que "ha habido grandes retos en las actividades productivas y de servicios, dadas las tensiones financieras y materiales". Lo mismo de siempre.

Retos en las actividades productivas. Primera pregunta, ¿para quién? No hemos quedado que el estado posee más del 80% de los activos existentes en la economía nacional y es el directo responsable de hacer que funcione la maquinaria económica. Pues bien, ya tenemos un responsable directo de la parálisis: el estado castrista y su maremágnum de directrices, reglas, imposiciones y frenos a la libertad económica, que no son otra cosa que la expresión más clara del bloqueo que el régimen mantiene sobre los cubanos. La receta parece simple pero las resistencias ideológicas pesan, y mucho. La propiedad de los medios de producción debe ser devuelta a los agentes económicos privados, y ellos deben ser los protagonistas del funcionamiento de la economía.

Segunda cuestión, ¿tensiones financieras y materiales? Las primeras no parecen estar claras. Tras la condonación de deudas del Club de París, el régimen había obtenido un valioso salvavidas para afrontar el futuro desde una mejor posición de solvencia. Entonces, ¿dónde ha quedado todo eso? ¿De dónde vienen las tensiones financieras? ¿No se están pagando los plazos de la deuda?

En cuanto a las tensiones materiales, Cabrisas reconoce que sin petróleo de la Venezuela chavista, la economía intensiva en combustible de los Castro no puede funcionar. El dato oficial es alarmante: “la producción de petróleo equivalente, se ha incumplido en 38.000 toneladas. La importación de combustible ha sido muy tensa y al cierre de noviembre las entregas se incumplen en 431.000 toneladas”. La cuestión es quién va a sustituir a Venezuela en los suministros de petróleo semi gratuitos para que el régimen siga produciendo derivados de petróleo para reexportar. No lo se.

Con una economía al borde de la bancarrota, incapaz de generar producción suficiente para las necesidades de sus nacionales, y completamente endeudada con el exterior, Cabrisas defiende que para “proteger las principales prioridades, ha sido posible garantizar la sostenibilidad de los servicios básicos a la población y los principales niveles de actividad contemplados en el plan”. Y pienso que una vez más, el que empieza una casa por el tejado acaba viendo como se derrumba. Lo hemos dicho en tantas ocasiones que una vez más tampoco se pierde nada. No es posible mantener servicios básicos ni nada parecido, si la economía es improductiva, ineficiente y carece de competitividad. Las bases de la economía productiva deben servir para financiar la actividad del estado, y no viceversa. Aunque el dueño de todos los activos de la economía sea el estado, el despilfarro y el déficit no son la mejor receta en tiempos difíciles. Lo que suele ocurrir es que se tiendan a empeorar los indicadores de referencia. Y eso es lo ocurrido.

Me imagino que las declaciones de Cabrisas ante la Comisión de Asuntos económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular habrán agotado la paciencia de algún diputado, sobre todo, cuando volvió a decir, por otro año más, “no significa que podamos sentirnos satisfechos”. Los cubanos de dentro de la isla deben ser conscientes, que en cualquier país democrático esa resignación del ministro,  debería ir acompañada de una petición de dimisión. Y si ésta no se produce, el cese fulminante. En Cuba, eso no ocurre, y me temo que el año que viene, la eterna combinación de factores que impactan en la economía van a seguir siendo los mismos, y que las explicaciones de Cabrisas, también.

Lo demás, ya lo saben. Una vez más, salió “la persistencia del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos”, el asunto de “los incumplimientos por exportaciones de bienes y servicios, la disponibilidad de combustible, así como la inejecución de programas inversionistas y las afectaciones derivadas de la sequía y el huracán Irma”. Con la excepción del huracán o la sequía, que podría ser atendida si se realizaran adecuadas obras de infraestructura hidráulicas, el resto de los problemas tienen un responsable más que evidente: el dueño de los activos de la economía, el estado, que no gestiona bien, que incumple.

Más ejemplos. Cabrisas hizo referencia a “las dificultades en la utilización de los créditos, pues al cierre de noviembre se han ejecutado solo el 70,1%”, una evidencia del pésimo funcionamiento del sistema bancario en manos del estado.

De igual modo, las inversiones en infraestructuras, tan necesarias para corregir el deterioro del capital productivo nacional, vuelven a quedar por debajo de lo planificado, “el plan de inversiones debe cerrar en el orden del 90,8%, debido a atrasos en las importaciones de insumos y recursos e incumplimientos en los cronogramas de ejecución”, lo mismo que el transporte de cargas por debajo de lo establecido, “se cumple al 94,6% en tanto que la de pasajeros mejora discretamente” sin datos.
En ese sentido, Cabrisas explicó la importancia de las inversiones asociadas al desarrollo de infraestructuras, potenciación de ingresos en divisas, obras en la Zona Especial de Desarrollo, turismo, transporte ferroviario, fuentes renovables de energía, así como ampliación de capacidades de almacenamiento, pero es evidente que sin liquidez ni financiación, todo puede acabar en lo mismo. En nada.

En el lado contrario, Cabrisas destacó “los resultados positivos obtenidos en las actividades de la construcción, comercio y turismo, así como suministro de electricidad, gas y agua”, que como ya he señalado al evaluar el informe de CEPAL, no son suficientes para estimular el crecimiento que necesita la economía.

La industria alimentaria también va “a cumplir los niveles productivos fundamentales, y los renglones agropecuarios principales reportan cifras favorables, entre ellos, el tabaco agrícola, hortalizas, frijoles, viandas, carne bovina y de cerdo; aunque decrecen las producciones de huevos y leche”. Los últimos datos de ventas de productos agropecuarios dados a conocer en la ONEI así lo atestiguan, si bien las ventas en las tiendas estatales han descendido notablemente con relación al resto de puntos comerciales que funcionan en el país.

De lo expuesto por Cabrisas, destacar el pésimo negocio que tiene el régimen en relación con la estadía de barcos en la isla. Parece que esta es otra actividad que explica las resistencias a la llegada, por ejemplo, de cruceros. Según el ministro, “los gastos asociados al pago por estadía de barcos asciende a 10,5 millones de dólares aproximadamente. En ese sentido, resulta totalmente contradictorio que los gastos relacionados con la disponibilidad de transporte suman 385.500 dólares, mientras que por problemas en la gestión de los organismos receptores se han erogado más de 3 millones”. Una vez más, la misma pregunta, ¿a quién corresponde resolver esos problemas de gestión de los organismos receptores que son de propiedad estatal?¿no sería mejor y más eficiente que esa actividad la realizaran operadores privados?

Y para concluir, lo que ya nos temíamos. Si 2017 ha sido un mal ejercicio para la economía cubana, Cabrisas en un ejercicio de realismo pesimista anuncia que lo peor está por llegar y que “la tensa situación del 2017 repercutirá, sin dudas, en los resultados del año venidero”. Nadie dijo nada. Habría que preguntar a Murillo, por cierto, ¿dónde está?


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