La vía torcida a la bancarización: la propaganda y la demagogia se abren camino

 Elías Amor Bravo economista

Día sí y al otro, también, el régimen parece no escatimar esfuerzos para tratar de convencer a los cubanos que la bancarización es una cosa seria y que les va mucho en juego, por ello. Un artículo en Granma, titulado “De condiciones tecnológicas y bancarización” realiza una revisión histórica a una serie de hechos con los que se pretende justificar un camino expedito hacia la bancarización en Cuba. Claro, en ningún momento se reconoce que el efectivo es la preferencia de los cubanos para las transacciones y no se tienen en cuenta las razones que hay en ello. Lo importante es seguir las órdenes jerárquicas, cualquiera que sea el precio.

Porque ya me dirá alguien que tiene que ver el Joven Club creado por Fidel Castro en 1987 con la bancarización que se persigue ahora. Nada. La experiencia, 36años después, ha sido un fracaso y no ha servido ni para informatizar la sociedad ni para avanzar en la digitalización. Todavía no hace mucho tiempo, estos dos conceptos eran confundidos por los dirigentes del régimen. En fin, para qué hablar.

E incluso, ya me dirán que tiene que ver la bancarización con los alegatos del tal Eduardo Galeano, citado de forma recurrente en la prensa estatal comunista cubana, porque ha sido autor de frases como que “cuando se trata de Cuba, los grandes medios de comunicación aplican una lupa inmensa que magnifica todo lo que allí ocurre cada vez que conviene a los intereses enemigos, llamando la atención sobre lo que pasa en la Revolución, mientras la lupa se distrae y no alcanza a ver otras cosas importantes”. Ni tanto, ni tan calvo, diría el refrán.

O qué tiene que ver experiencias ya pasadas como la red Infomed de 1992, concebida como un proyecto del Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, para dar respuesta a la necesidad de facilitar el intercambio de información entre los profesionales, académicos, investigadores, estudiantes y directivos del Sistema Nacional de Salud cubano.

Con un supuesto falso alegato de que se pretendía excluir a los jóvenes del acceso a las TIC, mientras que en septiembre de 2002, la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) abría sus puertas al primer curso académico, con 2.008 estudiantes procedentes de todos los municipios del país. Una universidad con más de 20 años de retraso con respecto a tras similares en países de menor desarrollo.

Hasta se citan los programas de la Batalla de Ideas de 2001, con la fundación del programa de las salas de televisión, otra iniciativa colectivista que dicen que permitió a casi medio millón de cubanos beneficiarse de estas instalaciones.

El recuento no acaba ahí, y se cita EcuRed, en 2010, cuando el país tenía un ancho de banda para la conexión a internet de 393 Mbps en entrada, y 209 Mbps de salida, una plataforma cultural, educativa y “descolonizadora”, el sitio cubano más visitado en internet. En fin, por llamarlo de algún modo.

Y por supuesto, no se olvida referir el polo científico del oeste de La Habana, creado por Fidel Castro a principios de los años 90 del siglo pasado.

La propaganda castrista resalta que “todo esto y mucho más se hizo sin tener las condiciones de infraestructura y tecnológicas idóneas; pero sí las esenciales para iniciar esos procesos” para concluir por similitud que lo mismo ocurre hoy con el proceso de bancarización, confirmando una vez más que las decisiones del régimen llevan incorporada mucha más voluntad política que condiciones tecnológicas para avanzar. Y que si estas condiciones no se crean es difícil que los proyectos e iniciativas prosperen.

¿De qué sirve que el 83% de los lugares donde viven los cubanos tenga cobertura de telefonía móvil, el 50% cobertura 4G, y el 75% 3G si luego, la gente prefiere realizar las operaciones económicas en efectivo? ¿Es ésta la barrera con la que se enfrenta el régimen o hay más?

Un  buen ejemplo se ofrece en este artículo de Granma. Resulta que en la red de telecomunicaciones de Santiago de Cuba todavía están en servicio 13 kilómetros de cable de plomo que tienen más de 80 años de explotación, que no se han sustituido, porque no se ha contado con el financiamiento necesario. Y sin embargo, Santiago de Cuba avanza en los procesos de informatización y transformación digital. ¿Cómo lo harán es toda una incógnita?

El artículo se desvive ofreciendo una miríada de indicadores y cifras reconocidos por organizaciones internacionales, hechos y realizaciones que sitúan a Cuba como un país avanzando en materia de telecomunicaciones y de las TIC en los últimos años. Más o menos lo mismo que ocurre con los indicadores de desarrollo humano, que sitúan a Cuba en los primeros 50 puestos del mundo, pero luego la realidad es otra bien distinta.

Datos asombrosos como que en el periodo 2021-2022 aumentó el tráfico mensual a internet en 3,2 veces y 1,9 veces la conectividad internacional. De enero a noviembre de 2022, el tráfico de internet en Cuba fue, como promedio, de 113,045 Gigabits por segundo (GBPS) en recepción y 16,914 GBPS en transmisión. La necesidad de los cubanos de estar conectados con el mundo para conocer la realidad y mantener relaciones con la familia explica estos resultados.

Otro dato. El tráfico en las redes sociales digitales en 2022, en una medición realizada en un periodo de 48 horas, alcanzó la cifra de 377 Terabyte (TB) y 4,2 millones de suscriptores. En 2021, en un momento similar, el comportamiento fue de 4 TB con 3,6 millones de suscriptores. En videos y fotos en ese mismo periodo registró 217 TB con 3,9 millones de usuarios contra 14 TB y 3,6 millones de consumidores en igual etapa del año 2021. En definitiva, comunicaciones familiares para hacer frente al desgarro del exilio y la ruptura provocada por el régimen. Pero no mucho más.

En mensajería instantánea también hubo un incremento de 135 TB en relación con el año anterior. De la misma manera se aprecia un incremento sustancial en la cantidad de personas que acceden a juegos, así como en el consumo de películas y otros materiales audiovisuales, a través de Netflix. Un crecimiento motivado igualmente por esa necesidad de estar conectados.

Y qué decir de los datos, al cierre del año pasado, de Facebook tenía 4,1 millones de suscriptores (+600 000); YouTube 3,9 millones (+600 000); WhatsApp 3,9 millones (+300 000), Telegram 3,7 millones (+300 000) y Twitter 3,7 millones (+1,4 millones). Es lo mismo, la necesidad de conocer y ampliar horizontes, superando así la ergástula en que se ha convertido la Isla.

La propaganda se recrea en el desarrollo por Cubade dos pasarelas nacionales de pago electrónico: Transfermóvil y EnZona, y destacan que este resultado se logra por muy pocos países. Falso. Lo que ocurre es que en otros países no se tienen que desarrollar estas pasarelas porque existen las grandes operadoras internacionales que prestan globalmente estos servicios que en Cuba se encuentran controlados por el régimen y sus organismos y entidades estatales.

En el caso de Transfermóvil, tiene 4,3 millones de clientes activos; en el primer semestre de este año se realizaron 444 millones de operaciones y se estima que al cierre del año se alcancen mil millones de operaciones; la experiencia de usuario es de 4,78. Por esta pasarela ha crecido sostenidamente el pago de servicios en los últimos años. La realidad es que solo el 60% de los cubanos realiza operaciones con tarjeta magnética, no hay otra.

La propaganda enfatiza que en la actualidad se paga el 87,8% de la telefonía, 40,05% de la electricidad, 60% de los impuestos, 25,6% del gas y 8,35” del agua con medios electrónicos, porcentajes realmente muy bajos que ofrecen una idea de la escasa confianza de los cubanos en los bancos estatales y que no van a subir de forma rápida a corto y medio plazo.

Se señala que las realizaciones alcanzadas en la Isla en los últimos años en el acceso a internet han echado por tierra el estereotipo que han pretendido fabricar. Habría que preguntarse de qué estereotipo se está hablando, porque a lo mejor se introduce alguna confusión con ello. Para los comunistas siempre existirá la justificación de los daños del bloqueo económico, que en los últimos diez años suman más de 500 millones de dólares solo para las telecomunicaciones. Unos datos cada vez más absurdos e irresponsables.

Todo para acabar señalando que desde que se anunció el inicio del proceso de bancarización en Cuba, se ha tratado de imponer la matriz de opinión de que no existen las condiciones tecnológicas para asumir tal reto. Una matriz de opinión que tiene muchas razones para avanzar pero que tiene sólidas bases en un hecho incuestionable: los cubanos no usan tarjetas magnéticas para sus operaciones, rechazan el control bancario y prefieren el uso del efectivo. Hasta ahora nadie ha salido para explicar por qué esto ocurre así. No lo harán, prefieren recurrir a descalificaciones e insultos, pero la orden está dada y hay que seguirla. Otro desastre viene en camino.

 

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