¿Cómo producir más leche y llevarla a los mercados?
Elías Amor Bravo, economista
La solución no está en los tanques de frío.
Un artículo en el diario oficial, Granma, relata la
experiencia de la empresa pecuaria, Punta de Palma, en Pinar del Río, donde “la
activación de decenas de tanques de frío se constituye como una estrategia
dirigida a favorecer el acopio de leche”. Al parecer, las vacas eran ordeñadas
a las cinco de la mañana pero el camión del combinado no llegaba hasta medio
día, cuando llegaba. Y el ganadero se quedaba con la leche podrida, y los
cubanos sin poder adquirir dicho producto en las tiendas racionadas. Parece
mentira, pero eso ha sido, y en buena medida, sigue siendo así.
Los tanques de frío, que exigen inversiones a los
ganaderos, permiten aumentar “la calidad del producto que llega a la industria”
y a los productores les facilita “retomar la práctica del doble ordeño y captar
los excedentes logrados por algunas personas que no son ganaderos, pero poseen
vacas en ordeño para el consumo familiar” dice Granma. Como consecuencia de
ello, el suministro de leche, aumenta.
Si se reconoce que los tanques de frío mejoran la
producción, lo que no se comprende es por qué “después de muchos años de
explotación, estaban desahuciados”. Al parecer, hace algún tiempo se había
dejado de utilizar estos medios que son fundamentales para almacenar la leche y
facilitar su distribución posterior, “además de conservar los parámetros de la
leche, que se mantiene fría, sin peligro de echarse a perder, hasta tanto
llegue el camión del combinado”.
El retorno de los tanques de frío a la ganadería
castrista, fundamentalmente a las CCS, se ha planteado como un gran éxito en el
artículo de Granma. Pero insisto, el problema no reside ahí, y por tanto,
tampoco la solución. Lo que hay que resolver realmente es por qué el camión de
recogida de la leche llega tarde, mal o simplemente no llega.
Una vez más volvemos a identificar en este
sencillo ejemplo dónde se encuentra el auténtico embargo que atenaza a la
economía castrista desde 1959, su improductividad, ineficiencia y escasa capacidad
para alimentar a la población. Es incuestionable que se puede producir más
leche, y hacerlo con eficiencia, superando los obstáculos del modelo económico.
Nada lo impide, pero luego, el producto hay que trasladarlo a los mercados de
consumo. Y ahí es donde se rompe el canal por el modelo político imperante. Ahí
es donde se observa la cruda realidad de la economía castrista, su anticuada
raíz estalinista, que desincentiva la actuación de los emprendedores en
distintas líneas de la actividad, como es el caso de la distribución comercial,
los mayoristas.
En el artículo se apuntan otros datos
interesantes. El proceso de reconversión de campesinos tabaqueros en ganaderos
hace pensar que la rentabilidad del producto orientado al mercado (la leche,
con todas sus vicisitudes) puede ser mayor que la obtenida con ventas al
monopolio estatal, como sucede en la producción de tabaco. No tardaremos mucho
tiempo en constatar caídas en la producción de tabaco. Otras informaciones
significativas permiten constatar la existencia del pluriempleo en las
actividades ganaderas, al indicar que hay quiénes no pueden ordeñar sus
animales por la mañana temprano por estar en otros lugares, y atender al
horario que pasa el camión de recogida.
Los tanques de frío han sido valorados como una
gran solución. Como señalan algunos ganaderos, "la leche ya no se echa a
perder esperando a que vengan a recogerla". ¿Por qué se tiene que
estropear por la falta de un adecuado servicio de transporte? ¿Qué es lo que
hace que el camión no llegue a la hora prevista, o simplemente no llegue? ¿De
quién es esa responsabilidad, en una economía en la que faltan los
combustibles, los medios de transporte o el incentivo para realizar
determinadas funciones que no están adecuadamente retribuidas? ¿Es que nadie ha
pensado en el factor motivacional que lleva al trabajador a vincular
rendimiento con retribución? Nada cae del cielo con facilidad. Nada es tan
complicado como tratar de que una economía de planificación central sin
propiedad privada se encargue de tomar todas las decisiones que suplantan la acción
libre de los agentes económicos.
Si los tanques de frío continúan aumentando y las
CCS invirtiendo recursos en su adquisición, estamos qué duda cabe ante una “burbuja”
de tanques de frío que puede estallar en cualquier momento, con graves
consecuencias para ganaderos y productores. Pero, si el servicio de transporte
no mejora, la situación seguirá siendo la misma. La leche no se recogerá de
forma adecuada y no llegará a los mercados de consumo, y los ganaderos, como
otros muchos productores agropecuarios cubanos, verán que su esfuerzo no se
encuentra recompensado.
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