El régimen castrista y el bloqueo de los universitarios

Elías Amor Bravo, economista

No me cabe mayor asombro. El régimen castrista, una vez más, se muestra absolutamente contrario en sus prácticas a la razón humana. Y luego hablan del bloqueo y del embargo, cuando realmente, el origen de ese aislamiento se encuentra sólidamente arraigado en las estructuras políticas de la dictadura. Me refiero a la protesta, sin duda inducida políticamente, de los “miembros de la Federación Estu­dian­til Universitaria (FEU)”, contra el plan de becas de la organización World Lear­ning de Estados Unidos, al que la organización juvenil califica, y cito textualmente la nota de Granma, como una organización “cuyo blanco esencial son las nuevas generaciones de cubanos”.

Pensar que detrás de unas becas para la formación y el aprendizaje, se encuentra una amenazadora “estrategia injerencista y hostil del gobierno norteamericano”, como ha declarado Jenniffer Bello Martínez, presidenta nacional de la organización, me parece sorprendente y totalmente fuera de lugar.

Es como si mañana, los estudiantes Erasmus europeos que realizan estudios en universidades distintas de las de sus países durante un curso para obtener una vivencia de lo que significa Europa y sus diferencias, se lanzaran a protestar contra estas becas, acusando a la Unión Europea de “injerencista”. Simplemente, esta forma de pensar en Europa, y en Occidente no existe. Es imposible.

Deberían saber estos jóvenes cubanos, que cada año, miles de universitarios chinos y vietnamitas realizan estudios de posgrado en universidades de EEUU, europeas y occidentales, con becas que, de forma generosa, reciben de las instituciones para adquirir conocimientos y competencias que luego, cuando regresan a sus países de origen, les permiten desarrollar proyectos empresariales y profesionales de éxito. El mundo en que vivimos, dominado por la globalización y el rápido cambio tecnológico, no está para perder oportunidades de aprendizaje y mejora profesional cuando se presentan. Los estudiantes universitarios cubanos no deberían ser una excepción.

Ponerse a denunciar a Estados Unidos por conceder unas becas para la formación, es un acto que sólo puede entenderse dentro del reducido esquema aislacionista y autárquico de la revolución de los hermanos Castro. Mientras que estas becas de World Learning deberían contar con el máximo apoyo e interes social, en Cuba, se anuncia la organización de una serie de “actos de denuncia en la Universidad de La Habana, la de Ciencias de la Informática (UCI) y en la Ciudad Univer­sita­ria José Antonio Eche­verría (Cujae), que se pretende por la FEU que continúen por el resto de la isla con todas las brigadas estudiantiles, las facultades y universidades del país". Increíble, pero cierto.

Al parecer la protesta está motivada porque los dirigentes de la FEU dicen que “no necesitamos que venga alguien a decirnos có­mo debe ser el proyecto de país que queremos en el futuro, y menos si la sugerencia viene desde el Norte, donde siempre han tratado de inocularnos la cultura capitalista”. Les recuerdo a los autores de esta declaración que los estudiantes chinos o vietnamitas acceden a las mejores escuelas de negocios del mundo para aprender esas técnicas, y luego cuando vuelven a sus países, se mantienen dentro de la ortodoxia comunista que allí existe. Nadie pretende cambiar nada. Aprenden cosas importantes y sacan provecho de ello. Nadie, absolutamente nadie en su sano juicio, puede rechazar algo que contribuye a la formación del capital humano, la adquisición de destrezas y competencias para el desarrollo profesional.

Si el régimen castrista se lanza a manipular a sus estudiantes utilizando para ello las organizaciones de base que están bajo su control, comete un gran error, porque se pierde una oportunidad, sin duda importante, para que Cuba se abra al mundo y el mundo a Cuba. A lo largo de mi vida he tenido la ocasión de conocer a becarios del régimen castrista que estudiaron en países escandinavos o en Rusia, con los que se mantenían convenios. Muchos de ellos, decidieron no regresar a Cuba, y permanecieron en estos países que los acogieron, desarrollar su vida y profesión. Estoy convencido que cualquiera de ellos piensa en este asunto igual que yo. Ellos tuvieron una gran oportunidad, que posiblemente deban al régimen, pero también a su esfuerzo y abnegación. 

Pero ahora, ante un nuevo escenario, los universitarios cubanos deben salir de la obsoleta trinchera castrista y sacar provecho de las becas de World Learning, y de cualquier institución internacional que pueda ayudar a los jóvenes de la isla a mejorar sus competencias. Encerrarse en posiciones numantinas, que no están justificadas en modo alguno, es mostrar al mundo el peor rostro de un régimen que ha basado su existencia en la enemistad y la provocación con EEUU y que se resiste a cambiar. Tal vez el próximo presidente de EEUU debería tomar buena nota de ello.

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