La vía errónea de la sustitución de importaciones: el caso Cometal
Elías Amor Bravo, economista
A vueltas con la política errónea. Día si, día no, Granma presenta ejemplos de empresas a las que los planificadores del régimen les encargan “dispararse un tiro en el pie”, es decir, sustituir importaciones. Este es el caso de Cometal, una empresa estatal de producciones metálicas, que según Granma, “trabaja en aras de fabricar y comercializar productos que contribuyan al desarrollo industrial del país y a la sustitución de importaciones”. A ella dedican un artículo en el diario oficial castrista.
Como se señala en Granma, Cometal cuenta con más de 30 años de experiencia, una cifra superior a 900 trabajadores, entre ellos especialistas y obreros de amplia experiencia y calificación en sus departamentos, talleres y brigadas de montaje, distribuidos en una red que abarca todo el país. Desde 2013, la empresa trabaja en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, donde instalaron ascensores, facturaron más de 200 módulos de facilidades temporales en baños, comedores y garitas, y en estos momentos se encuentra en la contratación de otros servicios.
Una empresa que merece especial atención. Sin duda.
Los economistas saben que no hay nada más perjudicial para el desarrollo económico y bienestar de un país que sus empresas se orienten por una política de sustitución de importaciones, de naturaleza autárquica, desvinculada de la realidad económica internacional y los procesos que animan la globalización. Cuando ello ocurre, surgen empresas poco o nada competitivas, cuya esencia depende de mercados protegidos y limitados que condicionan su propio proceso de desarrollo. Tarde o temprano, cuando las barreras proteccionistas caen, el sistema, en su conjunto se viene abajo. La autarquía no es una política económica sostenible.
Los grandes éxitos de los “dragones asiáticos” en la década de los años 80 del siglo pasado, o de Vietnam a comienzos del siglo XXI, se debieron precisamente al abandono de esa vía autárquica y la firme apuesta por la integración de las economías en el comercio internacional, la mejora de la competitividad y las ganancias del comercio. Los resultados no pudieron ser mejores.
La dirigencia comunista de Cuba se empeña en que las empresas estatales sustituyan importaciones por medio de la “adopción de soluciones rápidas y de costo menor, en aras de contribuir al desarrollo industrial del país”, lo que la Ciencia económica se empeña en mostrar, una y otra vez, es que esa vía es la menos adecuada para mejorar las condiciones de vida de un país. La sustitución de importaciones puede aliviar a corto plazo el balance comercial con el exterior, pero a medio y largo plazo, supone la consolidación de una estructura empresarial ineficiente y poco competitiva que termina desapareciendo con un coste social mucho más elevado.
Más aún cuando se trata de la fabricación de bienes intermedios, como es el caso de Cometal, especializada en el electrodo E-6013 para soldadura manual, electrodos inoxidables y ferroníquel, que al parecer tienen gran demanda en el mercado nacional. Además, la empresa fabrica “paneles destinados a la construcción, las tejas metálicas y el sistema constructivo Titán Steel”, entre otros, en suma, se trata de manufacturas que se destinan a su integración en otros procesos productivos, de gran impacto para las necesidades de sus clientes. Para esta empresa Cometal, los planificadores de la economía castrista quieren la vía autárquica. No tendrán éxito. El daño puede ser irreversible.
Este tipo de empresas especializadas en la fabricación de bienes intermedios necesitan de la globalización como los seres humanos del oxígeno para respirar. Al parecer, “en Europa y Asia se encuentran los mercados de importación de los elevadores, las bobinas de acero galvanizado, que son necesarios en la conformación del sistema Titán Steel, así como las piezas de repuesto para ascensores y cámaras frías”. Dar la espalda a esta realidad, tiene poco sentido. Precisamente, si se pretende producir a menores costes, con la tecnología más actualizada y dar el mejor servicio a los clientes, hay que estar al día. Los contactos internacionales entre empresas son necesarios. Y a partir del diseño de una adecuada política de I+D+i, con un control de costes y una continua mejora de la competitividad, avanzar en la conquista de los mercados internacionales. Para ello, existen opciones como las cadenas de valor, poco exploradas en la aislada economía castrista, que sigue soñando con el modelo de sustitución de importaciones.
El principal problema de Cometal, como el de la mayoría de empresas estatales de Cuba, es que da servicio a los mercados estatales castristas, que se encuentran igualmente protegidos de la competencia exterior: los ministerios de la Construcción, la Industria Alimentaria, la Agricultura y el Grupo de la Administración Empresarial del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, crean un espacio protegido, ficticio, ajeno a la realidad global, que impide a este tipo de empresas prosperar.
Cierto es que con este tipo de clientes, la apuesta por mejorar la calidad del servicio al cliente final o mejorar la eficiencia en la política de compras y logística, puede pasar a segundo plano. Más aún, cuando se reconoce en el artículo de Granma que “la demanda de los productos no está cubierta en su totalidad”, y aquí aparece otro problema del “embargo o bloqueo interno” de la economía castrista, que es cada vez más acuciante, relativo a la falta de “financiamiento de las entidades a las que se prestan servicios lo que imposibilita que se disponga a tiempo de los recursos solicitados por sus clientes”. Sin entrada de recursos del exterior, la situación puede acabar siendo peor.
Mucho hay que hacer en la economía castrista para enderezar su rumbo. Cometal es un buen ejemplo de que en 58 años muy poco se ha aprendido y que la vía elegida por los planificadores no es la correcta. Lo veremos.
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