Mesa redonda de Finanzas y precios y Banco Central de Cuba: la ocasión perdida

Los cubanos tienen la suerte que, cuando en la Mesa redonda los comparecientes empiezan a decir majaderías, pueden apagar la televisión y se sientan tranquilamente en el portal para hablar con cualquier vecino. Pero Randy Alonso, no. Tiene que permanecer junto a los invitados, y no se sabe muy bien si en algún momento desconecta. Los tiempos del programa son cada vez más anodinos, y sin índices de audiencia, como existen en cualquier otro país del mundo, es difícil saber si este programa de la televisión cubana, en horario estelar, sirve de algo.

Esto en referencia a la última edición de Mesa redonda, en la que las ministras de Finanzas y Precios y del Banco Central de Cuba comparecieron para hablar y hablar de las acciones que impulsan ambos organismos como parte de la llamada “Estrategia” de Díaz Canel contra la COVID19 que, como señaló Randy al principio del programa, “demandará de un cambio en la manera de pensar y de actuar”. Y poco más dijo después. Lo cierto es que no le dejaron. Pero esa es otra cuestión.

La primera en hacer uso de la palabra fue la ministra presidenta del Banco Central de Cuba, Marta Wilson. Conforme pasaba el tiempo, su intervención se hacía cada vez más larga y farragosa. El poco interés que podía tener en la audiencia el tema de la unificación monetaria y cambiaría lo mencionó solo de pasada. Randy ni le preguntó. No se sabe bien, si por olvido, o porque alguien del gobierno y el partido se lo prohibió expresamente. Mucha gente apagó el televisor a partir de ese momento. No tenía sentido seguir viendo el espectáculo.

La señora Wilson pasó a enumerar, a continuación, una serie de informaciones asombrosas. Que si las oficinas bancarias habían estado abiertas “a partir de las orientaciones de los consejos de Defensa en cada localidad” que, desde luego, tiene poco que ver con la eficiencia de la operatoria bancaria. Citó las restricciones para los clientes por el cierre de locales, lo que llevó a un aumento del uso de los canales electrónicos de pago para realizar operaciones y medios digitales para interactuar con los bancos, siempre que fuera posible”, que es casi siempre, no.

Detalló la prioridad concedida al pago a los jubilados, nada excepcional si se tiene en cuenta la situación sanitaria de estas personas, así como la suspensión de los pagos por la amortización de los créditos a determinados clientes, tampoco nada extraño, ya que esto se ha producido en la mayor parte de países afectados por la pandemia. La cuestión es que en Cuba, ese número de clientes será muy reducido y su impacto en la economía limitado.

Ofreció datos del sistema bancario en la actualidad, que cuenta con 1.199 oficinas y CADECA, así como 3.133 espacios de caja; que el número de operaciones realizadas en las oficinas bancarias, al finalizar el mes de agosto, representan el 72% de las efectuadas durante el 2019, y que al cierre del mes de agosto había un total de 8.1 millones de tarjetas magnéticas activas. Para concluir que en 2020 el número de tarjetas ha aumentado a una media de 100.000 mensuales, se ve que el dinero de plástico es lo único que crece ante la necesidad de comprar en las tiendas en MLC.

También hizo referencia al aumento de las operaciones por medio de los canales electrónicos de pago, de modo que al cierre del mes de agosto se realizaron 80.7 millones operaciones en la red de cajeros automáticos, con un promedio mensual de 10.000.000 de operaciones por este canal de servicio. No dio datos comparativos, pero se trata de cifras reducidas con relación a la población, inferiores a los que se producen en otros países.

Ofreció el dato que las operaciones de compras y pagos de servicios realizadas por las plataformas Transfermóvil y EnZona, se han incrementado en 3 y 5 veces respectivamente con relación a las efectuadas en 2019 y que a final de agosto se habían bonificado un total de 3.8 millones de operaciones de compras y pagos de servicios, que hoy representa el doble de los costos asumidos por los bancos en el 2019. Explicó que el sistema bancario afronta un aumento del servicio como consecuencia de las solicitudes de nuevas cuentas asociadas a tarjetas magnéticas de las cuentas en USD para el acceso a las tiendas que ofertan en MLC.

Pero también por el aumento de las cuentas en CUC y CUP para acceder al comercio electrónico, así como la solicitud de tarjetas de coordenadas para el uso de TRANSFERMOVIL, las solicitudes de cambio de CUC por CUP, ante las especulaciones por el comienzo del proceso de ordenamiento monetario (fue la única referencia a lo que más podría interesar a la audiencia) y para el pago de los jubilados. Por todo este incremento de actividad, asumió la persistencia de colas en las oficinas bancarias sin pedir disculpas. Habitual en las autoridades del régimen.

La presidenta del Banco Central continuó explicando la política de sistema de pago que pretende incorporar nuevos servicios a las plataformas de pago (Transfermóvil y EnZona) como el pago de impuestos y multas, o la apertura de depósitos a plazo fijo, los pagos del Joven Club y en determinados establecimientos, como Copelia.

También detalló el trabajo de desarrollo de las nuevas cuentas en MLC asociadas a tarjetas magnéticas para las formas de gestión no estatales, como soporte para la actividad de exportación e importación (la reforma Malmierca) de las que ya existen 565 cuentas de personas naturales, de ellas 453 con saldo; 95 cuentas de personas jurídicas, de ellas 1 con saldo.

Habló de promover el uso de instrumentos de pagos más eficiente, con un sistema de comisiones más atractivo para las personas jurídicas, potenciando principalmente la utilización de la transferencia bancaria e implementar las primeras acciones de una estrategia para la educación financiera, coordinada por el BCC.

De manera especial se refirió a los cajeros automáticos, un auténtico quebradero de cabeza para muchos clientes, como reconoció. El problema es que solo se cuenta con 917 cajeros distribuidos en 70 municipios. Una cifra escasa, que impide generalizar y extender el uso de los mismos. En este punto, habló de planes y programas a medio plazo, lo que quiere decir, que no hay mejoras a la vista y las colas en los cajeros seguirán.

También la Ministra Presidenta del Banco se refirió a la política crediticia.

Explicó el apoyo a la producción agropecuaria con créditos a largo plazo y tasas de interés favorables apoyadas por el Presupuesto del Estado, eso si, en ramas y programas de interés gubernamental. Para nada aludió al sector privado agropecuario. Habló de algo relativo al crédito de consumo a la población, pero sin concretar en exceso. Si que aludió a los procedimientos para establecer los créditos bancarios para proyectos productivos de desarrollo territorial y el sistema de garantías de los financiamientos bancarios, para reducir los riesgos. También se refirió a la eventual aprobación de un banco para el fomento agrícola, institución que ya existía en Cuba antes de 1959 y que los comunistas decidieron eliminar en sus reformas revolucionarias. En este punto la presidenta del Banco Central concluyó su intervención sin hablar de la política monetaria o de la unificación de las monedas y fijación de tipo de cambio.

A continuación, la ministra de Finanzas y Precios (MFP), Meisi Bolaños tomó la palabra, sabiendo que su tiempo en el programa iba a ser más limitado, para decir algo tan bonito como que el Presupuesto del Estado “ha priorizado los recursos para garantizar la vida”. Con referencias de este tipo a “presupuestos humanistas” y otras lindezas comunistas, la señora Bolaños entró en materia cuando no le quedó mas remedio que reconocer el alto costo que ha implicado cuidar a los enfermos de COVID19, y mantener las condiciones higiénico-sanitarias, sin ofrecer cifras del desvío de las cuentas públicas en 2020 que promete ser un récodr, y solo se limitó a anunciar, tímidamente, que se han tenido que destinar 418.000.000 de CUP para respaldar las garantías salariales del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

Después habló de los incentivos fiscales a todos los actores de la economía que produzcan bienes o presten servicios con destino a la exportación, que es uno de los objetivos de la Estrategia de Díaz Canel y que se presentaron como una medida estrella. Dijo, en particular, que los incentivos fiscales se destinarán a aquellos que incrementen la producción y venta con destino a la exportación.

El incentivo se define como una bonificación del pago anual del Impuesto sobre Utilidades o del Impuesto sobre Ingresos Personales, e incluye a empresas estatales y sociedades mercantiles de capital 100% cubano; empresas mixtas y contratos de asociación económica internacional; cooperativas;, y trabajadores por cuenta propia y otras personas naturales autorizadas a producir bienes o prestar servicios. Además, señaló también que se establecen bonificaciones a los contribuyentes cuando se inicien en la exportación de bienes o servicios o con destino a la Zona Especial de Desarrollo Mariel. Estos beneficios comenzarán a aplicarse el próximo año, con base en el cierre del ejercicio fiscal 2020.

Señaló la señora Bolaños, a continuación, que desde el mes de agosto se logró la ampliación de las opciones de pagos electrónicos de los impuestos a través de la aplicación Transfermóvil, si bien consideró que es todavía insuficiente.

Cerró su intervención, con relación al problema alimentario y la necesidad de que los productores agropecuarios aumenten la oferta, indicando que el sistema financiero cubano busca mecanismos que “permitan que los dineros rindan más y oportunamente”, cito textualmente. En concreto, destacó la necesidad de eliminar el impago a los productores de alimentos, para lo cual se implementa el pago por facturas (desvestir un santo para vestir otro) así como la instrumentación del fondo de inversiones en el Presupuesto del Estado para financiar inversiones, en particular aquellas impulsadas en sectores priorizados en el plan de desarrollo económico-social. La ministra de finanzas y precios concluyó sin hablar de liberalización económica, desvío del déficit, cobertura de necesidades financieras y reformas estructurales.

Randy despidió el programa. Se le veía cansado. Agotado.


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