¿Podrá funcionar el comercio electrónico en Cuba?

Elías Amor Bravo, economista

Mientras que las autoridades comunistas de La Habana se disponen a implementar un conjunto de medidas para el comercio en la red de tiendas de Cimex, TRD, Caracol, Mercados artesanales industriales y mercados ideales, Granma dedica un artículo a "Tu envío" una de las pocas experiencias de comercio electrónico en Cuba que, al parecer, continúa sin resolver los problemas detectados en su funcionamiento, pese a los meses transcurridos.

El inadecuado funcionamiento de "Tu envío" y las medidas adoptadas por los dirigentes comunistas habaneros son las dos caras de una misma moneda cuyo significado se presenta en este post.

Con respecto a “Tu envío” el artículo de Granma dice, y cito textualmente, “hace semanas que apenas se menciona en nuestros medios de comunicación, y no precisamente porque mejorara esta forma de comercio electrónico. Entre el rebrote de la COVID-19, el retroceso de La Habana a la fase de transmisión autóctona limitada, y las afectaciones de la tormenta tropical Laura por toda Cuba, poco tiempo ha quedado para abordar el tema”. Y a partir de ahí se aborda el escenario actual del comercio electrónico en Cuba.

El artículo ha sido escrito por un usuario de los servicios de “Tu envío”, para destacar que su aparición “resultó un alivio” y calificar de positivos los esfuerzos para “el impulso del país en su informatización y por el interés gubernamental de mantener a la mayor cantidad de personas posibles en sus hogares, para evitar la propagación del virus”.

Y describe, igualmente, cómo al principio, en medio de no pocas dudas, vio con satisfacción que “los pedidos llegaron en tiempo y, por tanto, cada vez que tenía la posibilidad, repetía la operación”, para destacar que “otros nunca tuvieron tanta suerte”, destacando al mismo tiempo que “no hacía nada diferente a ellos: entrar a las tiendas más o menos en los horarios en que sabía que abastecían, meter el producto en mi carrito y pagar”. Visto desde esta perspectiva, acertar con “Tu envío” era una lotería.

También en el artículo se cuestionan las decisiones actuales de Cimex, según las cuales “cada cliente puede adquirir solo un módulo diario, independientemente de la tienda en que se haya realizado la adquisición”. Una decisión que hace que “ni madrugando es posible comprar para la mayor cantidad de personas”. Para añadir que “las tiendas sacan dos tipos diferentes de combos que desaparecen en menos de cinco minutos” .

Llegados a este punto y a partir de este análisis sencillo pero contundente del principal problema de la economía cubana, que no es otro que el eterno desabastecimiento, el artículo pregunta “¿cómo se explica que, después de aplicada la nueva medida, haya empeorado el acceso a la mercancía?”

Leyendo opiniones de clientes en redes sociales, se obtienen las siguientes razones.

En primer lugar, la existencia de fallos aún no solucionados por completo en la disponibilidad de los productos. Problemas organizativos que no deberían ocurrir.

En segundo, el tiempo que puede mantenerse en un carrito comprando online. La red.

En tercero, la existencia de dificultades en los servidores en las tiendas que dan fallo técnico. Aquí se combinan la organización y el servicio informático, mucho peor.

En cuarto, la posibilidad de que ocurra algún tipo de fraude informático. Los que ese esconden para sacar algún beneficio y la poca protección de los sistemas de venta online.

Quinto, los problemas que ocasiona la falta de transparencia por no conocer, por ejemplo, cuántos combos al día se venden en cada centro. Problemas del comerciante electrónico, que no es capaz de despejar dudas e incertidumbres de sus compradores.

Con respecto a la detección del fraude informático, se señala que “los usuarios de "Tu envío" desearíamos, cada vez que una compra nos falla, ser profundamente conocedores de la tecnología” para acabar preguntando “¿qué tan supersónica es la velocidad de conexión de las personas que sí logran comprar?”. Como si el éxito en la operación comercial tuviera alguna relación con la velocidad de la red.

El artículo concluye que aun cuando se desea comprar en "Tu envío", por entender que es una fórmula interesante, “queda mucho trabajo por hacer para mejorar esta plataforma, cada vez más importante en un escenario de pandemia y de facilitación de servicios que son igual de imprescindibles para una sociedad que tiende al decrecimiento demográfico”.

Destacar la última afirmación, por ser cierta, “el comercio electrónico es, más que una opción, una necesidad. La COVID19 también llegó para plantearnos desafíos superiores que deben encontrar soluciones en plazos más inmediatos”.

Ojalá que los dirigentes comunistas pensaran así. Si estos negocios de comercio electrónico fueran gestionados por la iniciativa privada cubana, en vez de la burocracia estatal, sus resultados en términos de eficiencia, rentabilidad y calidad de servicio a los ciudadanos, serían mucho mejores. Desde luego, aquí tiene el gobierno otro campo muy importante para privatizar y aumentar espacios a la empresa privada. Pero no lo harán. No es ese su objetivo.

Un buen ejemplo son las disposiciones de las autoridades habaneras en relación con el comercio, durante la fase actual de máximo control (fase de transmisión autóctona limitada) para comprender por qué el comercio electrónico es esencial. Eso es lo que realmente hace el régimen. Le importa poco que el comercio electrónico no pueda dar servicio por problemas informáticos, de red o abastecimiento. El control de la población, si que importa. Pero esta vez el agua se derrama porque la última gota ha sido definitiva.

En concreto, las autoridades han acordado limitar, con medidas que recuerdan mucho a las épocas de guerra, la venta en los establecimientos de Cimex, TRD, Caracol, Mercados Artesanales Industriales, Mercados Ideales, entre otros, a alimentos, productos de aseo e higiene y bebidas alcohólicas solo para llevar.

Además, establecen que el comercio de productos se hará solo para las personas que residan en el municipio, donde se ubica el establecimiento, en horarios si cabe más reducidos y mostrando su carné de identidad o una autorización temporal de los Consejos de Defensa municipales.  Incluso han entrado a regular la venta en tiendas y establecimientos ubicados en las calles límites entre dos municipios, autorizando la compra a los residentes en ambas.

Y así, llegan las gotas que rebosan el vaso. Las autoridades han señalado que las tiendas que venden en MLC quedan al margen de la estrecha regulación territorial, manteniendo carácter provincial. De igual modo, han vuelto a apostar por el “appartheid” a los cubanos respecto a los extranjeros, ya que estos podrán comprar en todos los municipios, sin tener en cuenta su residencia. Las medidas estarán en vigor del 1ro. al 15 de septiembre de 2020, y podrán ser prorrogadas por decisión del Consejo de Defensa Provincial.

Además, hay una cierta contradicción en la justificación de las medidas, ya que se afirma que su adopción obedece a la delicada situación epidemiológica de la COVID19, que experimenta La Habana, y la necesidad de incrementar la percepción del riesgo, así como la auto responsabilidad. Pero este argumento no casa con dejar fuera de regulación las ventas en las tiendas en MLC, y permitir a los extranjeros comprar donde y cuando quieran. Algo huele mal en estas medidas de las autoridades comunistas de La Habana y desde luego, se percibe una clara injusticia en la forma que afectan las mismas a toda la población.

El comercio electrónico, de funcionar correctamente, podría ser la respuesta eficiente a problemas como los descritos. Por eso, precisamente, a los dirigentes del régimen no les interesa realmente.


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