Vuelven las "mulas", pero ¿por cuanto tiempo?

Elías Amor Bravo economista

En los próximos días, volverán las imágenes de carros de aeropuerto cargados de equipos electrodomésticos que sobresalen por los lados, como consecuencia de sus dimensiones. Un comercio de bienes y servicios que el régimen comunista cubano quiere que se haga por los métodos más absurdos conocidos, y además, bajo un control riguroso por parte del estado. De modo que en Granma se ha anunciado la Resolución 273/2021 de 6 de septiembre, que modifica los límites que existían para la importación no comercial de equipos electrodomésticos, sus partes y piezas fundamentales, por personas naturales. Una resolución más, de esas que quieren hacer funcionar la economía cubana a golpe de normas y disposiciones publicadas en la Gaceta y que viene a derogar otra anterior, la Resolución 143 del 13 de mayo de 2013. Otra cosa es que lo consiga.

Mientras que en otros países del mundo esta actividad (que ya tiene un componente online muy destacado) se realiza por distribuidores mayoristas profesionales que adquieren directamente los equipos en las fábricas y los venden después a través de establecimientos minoristas especializados, los cubanos que quieran un horno eléctrico o un equipo de aire acondicionado doméstico tienen que recurrir a estas formulas que, popularmente se conocen como “mulas”. En su día, se pensó que la creación de las tiendas en MLC iba a acabar con esta parte del negocio comercial, sin duda una de las que aporta mayores beneficios, pero poco a poco estas tiendas han ido languideciendo como consecuencia de la desidia castrista de siempre y la incapacidad del régimen para lograr un reaprovisionamiento eficiente y continuo. 

De Cuba empezaron a llegar quejas de que, hasta las tiendas en MLC, empezaban a tener problemas de suministro. En una situación de caos como la actual, con la economía colapsada y el régimen dando tumbos sin encontrar una salida a la grave crisis económica que empezó a finales de 2019, esta medida de autorizar la importación no comercial de equipos electrodomésticos, sus partes y piezas fundamentales, por personas naturales, es un “regreso al pasado” que muestra como el régimen, cuando se encuentra desesperado y todo le sale mal, recurre a la iniciativa privada para salvar las crisis. Los cubanos que vengan del exterior cargados con la mercancía van a ayudar al régimen a superar los graves problemas que tiene, que son muchos. Un aviso para los asesores de Biden: esto es más remesas, pero en forma de equipos electrodomésticos. Y sumen.

La llegada de mercancía prácticamente se generalizará para todo tipo de electrodomésticos de uso familiar, pero que también llegarán a algún trabajador por cuenta propia que los necesite. Los requisitos técnicos se han eliminado, admitiendo todo tipo de hornos eléctricos, no solo los denominados microonda de hasta 2.000 w de potencia sino también las cocinas eléctricas vitrocerámicas por inducción, con focos que no excedan de 1.500 w y en el caso de los aires acondicionados los que no excedan de 12.000 BTU o una tonelada de capacidad.

De paso, se han modificado los anexos de las resoluciones 206 Límite para la determinación del carácter comercial a las importaciones que realizan las personas naturales por cualquier vía (la Aduana ni entrará en consideraciones, vía libre) y 207 Listado de valoración en Aduana para las importaciones sin carácter comercial, las que no incluyen en sus anexos respectivos las cantidades y valores referenciales específicos para los electrodomésticos, cuya importación no admitía la mencionada Resolución 143.

Las autoridades señalan que, para la puesta en vigor de esta Resolución, que deja sin efecto los requisitos técnicos que limitan la importación no comercial por personas naturales, en su condición de viajeros y mediante envíos, de equipos electrodomésticos, “se tuvo en cuenta la política aprobada por el Estado y el Gobierno cubanos para el desarrollo perspectivo de las fuentes renovables y el uso racional de la energía en Cuba”. ¿Acaso están pensando en más apagones a la vista? Ya se verá.

Por lo pronto, estos productos se canalizarán a los mercados informales y sus transacciones se realizarán en dólares, por lo que cabe esperar una demanda creciente del billete verde para formalizar las compras en los garajes, que fueron autorizadas hace unos días. Incluso, es de suponer que algunos equipos se puedan vender a plazos, aunque todo ello fuera del control del régimen, que previsiblemente lanzará a sus hordas de inspectores y delatores para intentar cercar las ganancias que este negocio va a suponer, y los beneficios que para muchas familias supondrá el acceso a este tipo de electrodomésticos que hacen la vida más fácil.

Al final del camino nos encontramos con un resultado indeseable. Los cubanos tienen que recurrir al trabajo abnegado de las "mulas" para poder tener algo tan sencillo como una vitrocerámica. Con lo fácil que es, en cualquier país del mundo, visitar la tienda especializada de la esquina y realizar la compra entre varias decenas de equipos competitivos que pujan por precio y calidad para atraer el interés del cliente (o hacerlo online, más fácil aún). En Cuba, todo esto se tiene que confiar a la actuación eficiente de la "mula" y su capacidad para acertar, pero sobre todo, la posibilidad de viajar al exterior, que no está accesible para cualquiera.

Después, el cliente en España, Francia o República Dominicana paga el electrodoméstico en su tienda de confianza, y lo hace en su moneda nacional (nada de MLC ni dólares o euros), eligiendo la fórmula que mejor le convenga, el contado o plazos, con respaldo de entidades crediticias que se gestionan en la misma tienda. En Cuba, se tendrá que pagar en dólares, o lo que es peor, en pesos cubanos al cambio informal, porque no parece razonable que las transacciones se realicen a 1x24 que ya pasó a mejor vida.

La pregunta es entonces, ¿Por qué todo esto, de comprar un aire acondicionado o una vitro, tiene que ser tan difícil en Cuba y tan fácil en el resto del mundo? Que le pidan explicaciones al gobierno. La animadversión comunista, rayana en lo enfermizo, contra los mayoristas y minoristas privados, impide a los cubanos comprar una cocina con la facilidad antes descrita. 

No hay que dar vueltas. Sin un sector de distribución comercial privado e independiente del estado como el que existe en cualquier país del mundo (China y Vietnam incluidos), orientado por el móvil de la rentabilidad y la satisfacción del consumidor para que pueda elegir con libertad, los cubanos seguirán pagando un alto precio. Hay que despojarse de complejos estalinistas de mediados del siglo pasado y de complejos y obsesiones enfermizas de Fidel Castro, que por suerte ya quedaron atrás, y apostar por la libertad económica, el sector privado y el mercado. No hay otro camino. Esos cubanos que llegarán cargados de electrodomésticos para su venta posterior a sus clientes son un buen ejemplo de ello. Que nadie se embulle mucho, en cuanto el régimen vuelva a ver visos de normalidad pondrá fin a todo de nuevo. Así son las cosas.

 

Comentarios

  1. Este gobierno, como lo hicieron en su día los Bolcheviques con la NEP, acuden a una especie de mercado privado para salvar las graves situaciones que ocasiona el estado-mercado. Ni tan siquiera son capaces de competir libremente con personas individuales y sin recursos en la gestión de los abastecimiento. Cuando se ven ganadores bloquean con toneladas de normas y regulaciones la gestión privada hasta que la hacen desaparecer. Pero cuando hasta para ellos es evidente el fracaso de sus medidas, vuelven con otras toneladas de regulaciones que derogan las anteriores, para darle paso nuevamente a la iniciativa privada; claro, nunca por la vía lógica y habitual en cualquier país normal, es decir, mediante la competencia de muchos distribuidores mayoristas. Control de la sociedad, es lo único que explica tanto desatino. Gracias

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  2. Este gobierno cubano, como lo hicieron en su día los Bolcheviques con la NEP, acuden a una especie de mercado privado para salvar las graves situaciones que ocasiona el estado-mercado. Ni tan siquiera son capaces de competir libremente con personas individuales y sin recursos en la gestión de los abastecimiento. Cuando se ven ganadores bloquean con toneladas de normas y regulaciones la gestión privada hasta que la hacen desaparecer. Pero cuando hasta para ellos es evidente el fracaso de sus medidas, vuelven con otras toneladas de regulaciones que derogan las anteriores, para darle paso nuevamente a la iniciativa privada; claro, nunca por la vía lógica y habitual en cualquier país normal, es decir, mediante la competencia de muchos distribuidores mayoristas. Control de la sociedad, es lo único que explica tanto desatino. Gracias

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