Preparando otra pésima cosecha de azúcar en 2023

Elías Amor Bravo economista

Los comunistas cubanos ya no se cortan. Conocedores de que la situación económica es muy grave, ya no tratan de esconder el desastre sino que lo difunden antes de que ocurra, para que la gente se vaya preparando. Es un cambio de estrategia que en el caso del azúcar o los apagones, ya se encuentra instalado.

La noticia, publicada en Cubadebate, no tiene desperdicio. El titular es increíble, pero cierto, “Cuba se alista para una zafra pequeña, pero más eficiente”. ¿Alguien sabe de qué va esto? ¿Es acaso una broma macabra?

Todo viene a cuento porque a partir de mediados de noviembre deberá comenzar en Cuba, como todos los años, la zafra azucarera en 23 centrales, una cifra que se reconoce inferior a la de la campaña anterior, que, como es conocido, dio lugar a una de las menores producciones de la historia, al no alcanzar el medio millón de toneladas. 

De ahí que Díaz Canel, ante los dirigentes del sector, plantee como objetivo “ser más eficientes, y contar con un nivel de recursos que garanticen una producción estable” en la zafra de 2022-2023. Si han oído bien, producción estable. Pero vamos a ver, ¿acaso no se reconoce que la utilización de centrales será menor? Entonces, ¿Cómo se va a conseguir una producción estable? En todo caso, las 500 mil toneladas ¿se consideran producción estable cuando no permiten cumplir compromisos con el exterior y son insuficientes para el consumo interno? Que venga alguien y lo explique.

Un país que ha estado liderando la producción mundial de azúcar durante siglo y medio y que en los años 50 del pasado lograba una balanza comercial superavitaria que mantenía al peso cubano a la paridad del dólar gracias al azúcar, no puede conformarse con medio millón de toneladas como "producción estable y eficiente". Eso es suicida. 

Para empezar, como se comprobó en 2020, cuando la pandemia frenaba las actividades económicas en la Isla, el único sector en crecimiento fue el azúcar, que permitió que el PIB frenase su caída espectacular.  El azúcar ha sido, en años beneficiosos, un motor del conjunto de la economía, y en años de crisis, ha permitido frenar la caída. Olvidarse de esto, es un grave error. 

El azúcar cubano supone una fuente de riqueza, empleo, tecnología, cualificación profesional, ingresos en divisas, potencial de crecimiento, y todo esto se pierde porque los dirigentes comunistas apuestan por una supuesta estabilidad que Cubadebate define como “zafra pequeña, pero más eficiente”. Así no habrá país que sostener o defender. El azúcar cubano se ha perdido definitivamente para la historia de Cuba. Es insalvable, salvo que se apueste por otro modelo productivo. 

Mientras tanto, que por reuniones no quede. Y así en el encuentro de Díaz Canel con el sector, celebrado telemáticamente desde el palacio de la revolución con los 13 territorios implicados en la zafra y con la participación del primer ministro Marrero y del vicepresidente Valdés Mesa, se pasó revista a la implementación del nuevo concepto de eficiencia para planificar la zafra.

De nuevo “planificar”. El verbo que peor se conjuga en la economía comunista que rige la constitución de 2019, y que en el caso de la zafra se pretende, escuchen esto, que “sea objetiva, flexible y, aunque pequeña, con buenas prácticas, concentrando los recursos en menos centrales para lograr mayor eficiencia”. Es decir, si todo sale según lo previsto, en 2023 nos vamos a encontrar con otro “récord” histórico de baja producción de azúcar, y serán dos seguidos. No hay remedio.

Desde AZCUBA, se defiende este nuevo enfoque de tamaño reducido pero eficiente. En claro contraste con las grandes cosechas alcanzadas en el pasado, este nuevo modelo surge como un desiderátum de hacer las cosas de forma diferente, de rechazar la cultura histórica del azúcar de la que todo buen cubano, debe sentirse orgulloso y conocer. Nos queda la resignación, a los que estamos fuera de la Isla, de no participar en este espectáculo de destrucción de un sector puntero de la economía nacional, iniciado por Fidel Castro a comienzos de este siglo y que ahora, sus herederos, pretenden culminar. Qué gran herencia que dejan para la historia.

Aunque en este blog hemos dedicado entradas a este análisis ¿Por qué fracasa el azúcar cubano? Se podría responder que, por culpa del modelo económico, y sería suficiente, pero hay más. Detrás de esta decadencia estructural se encuentra la falta de financiación (Cuba no tiene acceso a los mercados financieros que pre financiaban la cosecha antes de 2000, y por esta vía la nación obtenía los créditos necesarios para funcionar), la imposibilidad de atender el consumo interno con las bajas producciones, la escasa tecnología disponible para obtener derivados de la producción (que es donde están las líneas rentables del azúcar), la producción para alimento animal, de alcoholes y mieles. Nada de ello es posible ni existen fórmulas, motivaciones o ideas para recuperarlos. Lo único que se pasa por la cabeza de los dirigentes es ser más eficientes.

Para resolver estos problemas, se plantean ideas susceptibles de desarrollo y poco relacionadas entre sí, como apostar por la economía circular, el modelo ciencia e innovación (de Díaz Canel) o un nuevo modelo de negocios, basado en la planificación financiera y no solo en la medida de la producción de azúcar, lo que tampoco se entiende bien. Nada realista y que se pueda llevar a término en el corto plazo.

En suma, las estimaciones para 2023 es que se muelan 6.574.000 toneladas de caña y se produzcan 455.198 toneladas de azúcar, con destino a la canasta familiar y otros consumos de la economía como el turismo, medicamentos, producciones industriales y para la exportación. Y ello, se insiste, supone de nuevo quedarse por debajo de mínimos históricos.

Los alegatos sobre la "disciplina" no faltaron en la reunión, o la respuesta de los azucareros, y se insistió en la necesaria certificación de calidad de las reparaciones por parte de los equipos técnicos de AZCUBA. No cabe duda de que al igual que el sistema eléctrico nacional, el azúcar se resiente de una falta de inversiones del estado que ha provocado la obsolescencia de los centrales. Visto en perspectiva, la problemática es similar.

Tapia Fonseca dijo durante su intervención, que “el central que no muela sus resultados económicos no va a ser bueno”, y aclaró que este año no habrá más subsidios por pérdidas en el sector. A continuación, insistió en seguir de cerca los "indicadores de eficiencia porque ellos son el arma principal de la zafra que anunció como la del inicio de la recuperación cañera en el país". 

Mucho optimismo cuando a estas alturas de la zafra no se ha aclarado quién debe asumir las labores de reparación y mantenimiento para garantizar la contienda azucarera siguiente en los centrales que no muelen en esta. Cierta sensación de desorden y caos se trasladó a los asistentes, pero al fin y al cabo, esta es la esencia del modelo económico.

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