El legado económico del sucesor de Raúl Castro
Elías Amor Bravo, economista
Ante los acontecimientos que se están produciendo en Cuba, dedico este post del blog a lo que considero fundamental para empezar a cambiar la economía de la nación. La causa por la recuperación de de las libertades cívicas, los derechos humanos y la democracia sigue siendo una prioridad absoluta, pero la economía es el desafío más importante que deja Raúl Castro a su sucesor.
Los llamados “lineamientos”,
incorrectos en su planteamiento y mal implementados, no han servido
para dinamizar la economía. En buena medida, porque ese no era su
objetivo. Raúl Castro solo quería ganar tiempo, lo mismo que su
hermano, creando falsas expectativas de mejora económica. Lo que más
desean los cubanos.
El vacío oficial de estadísticas e indicadores
sobre el estado de la economía nos lleva a pensar que la situación
es mucho peor de lo que se cree. El régimen castrista durante los
últimos 60 se ha especializado en esconder todo aquello que le podía
suponer problemas, con un férreo control de la información pública,
convertida en propaganda demagógica para culpar a los demás de sus
fracasos.
Este modo de proceder tiene un tiempo limitado. Y
después del espectáculo lamentable de las turbas del régimen en la
Cumbre de Lima, nadie se cree que en Cuba puedan producirse cambios a
partir del día después. Todo lo contrario. El régimen reforzará
sus posiciones de control impidiendo cualquier salida a la democracia
y las libertades. La hegemonía de la oficialidad castrista desde el
partido, el ejército y la seguridad del estado tendrá que atravesar
tiempos difíciles, sin los apoyos del socialismo del siglo XXI.
Raúl Castro se despide del poder, o así trata de
hacer ver a todo el mundo con este espectáculo, pero lo único que
le interesa es conservar intacto el sistema económico de
planificación central en el que los activos son propiedad del
estado, y que penaliza la acumulación de riqueza, prohibiendo el
funcionamiento de la economía de mercado y la libre empresa. Lo
contrario sería ir contra la herencia de su hermano, al que ahora se
pretende situar en el limbo de los dioses.
Las reformas limitadas, lanzadas por Raúl Castro,
han conducido a la economía a un escenario macroeconómico de
notables desequilibrios internos y externos, en presencia de dualidad
monetaria, bajos salarios y productividad y un desempleo encubierto
que apunta a altos niveles de pobreza en la población, como
consecuencia de la reducción programada de los llamados gastos
sociales en los “logros de la revolución”, que según cifras
oficiales se han reducido en un 8% desde 2008, puede que más. El
sucesor hereda el peor escenario posible.
El alarmante agujero en las cuentas externas pudo
controlarse en un primer momento gracias a los generosos envíos de
petróleo chavista y la condonación graciosa de deudas por el Club
de París, pero cuando a partir de 2016 esos flujos entraron en
crisis, apareció el cruel rostro de la baja competitividad de la
economía, obligando a una reducción global de 15.000 millones de
dólares en las importaciones, lo que ha vuelto a crear situaciones
de escasez de alimentos, vestido, calzado y equipamientos
industriales, por no decir, de todo. De eso es lo que se quejan los
cubanos, según el último estudio del Observatorio Cubano de
Derechos Humanos.
El turismo, a pesar de su aumento, no acaba de
despegar como sector económico promisorio, y el régimen ha
descubierto, al parecer con sorpresa, que intentar obtener ingresos,
cuando lo permiten los tour operadores, exige liberalizar más aún
la oferta privada, que sigue estando bajo control. De las
condonaciones generosas de deuda por impago ya nadie se acuerda. De
la inversión extranjera, tampoco. Ahí están los pocos proyectos
que se han interesado en el Mariel, agobiados por una burocracia
ineficiente, que hace que esté muy lejos de funcionar como una Zona
Especial de Desarrollo, lo que estaba en los planes originales de
Odebrecht.
Como
consecuencia de estos tiras y afloja,
los cubanos han observado el peor rostro de la economía de mercado,
con un aumento sin precedentes de los niveles de desigualdad social,
con una gran frustración en
amplios
sectores de la población que, amparándose en la mayor facilidad
para salir al exterior, han emprendido la huida. Intentando evitar
episodios conocidos del pasado como Camarioca, El Mariel o
Gunatánamo, Raúl
Castro, de
forma absolutamente imprudente e interesada a la vez, abrió
parcialmente
las puertas a los cubanos para que salgan al exterior, lo que deja al
país sin población joven, la única que puede contribuir al
crecimiento a medio y largo plazo.
Y en medio de este complicado escenario para el
final de una larga dinastía, los informes que llegan de Cuba
insisten en el ajuste duro al que se está sometiendo a las empresas
estatales, paralizadas por la falta de insumos, de equipamientos e
incluso de energía, dada la prioridad que se ha establecido para la
población. En los últimos años, el ajuste silencioso del sector
estatal había llevado a la reducción de un número elevado de
entidades, según los informes de la ONEI. El ajuste se ha
endurecido durante 2018 y es de suponer que continúe.
La destrucción de capital productivo que supone
este ajuste duro ya no parece preocupar a Raúl Castro. En vez de
asumir el fracaso histórico de las nacionalizaciones y proceder a
una privatización progresiva de los activos en manos del estado, el
último de los Castro está empeñado en que su heredero tenga que
labrarse el porvenir desde la nada. De ese modo, el legado solo
contiene deudas acumuladas, pero no las fuentes para obtener
ingresos. Complicada situación.
El sucesor tendrá que emplearse a fondo en la
reforma de las empresas estatales para convertirlas en
entidades movidas por la óptica de la eficiencia, rentabilidad, la
innovación y la creación de empleo y riqueza. Es una tarea
fundamental que se debería haber puesto en marcha hace décadas.
Fidel Castro odiaba cualquier mención a este tipo de cosas. Raúl
convenció a muchos de unas intenciones cuando lanzó el fracasado
“perfeccionamiento empresarial”, pero poco o nada ha hecho al
respecto.
La economía de Cuba no tiene futuro porque la
mayor parte del déficit del estado se tiene que canalizar a
subvencionar a empresas estatales improductivas, Los que piensen que
la unificación monetaria podría ayudar, se equivocan, porque lo que
se necesita es impulsar, antes, una privatización profunda del
tejido empresarial, devolviendo la propiedad privada de los medios de
producción a los cubanos, y apartándola del estado comunista. No es
una separación de funciones como la que ya existe, sino el retorno a
un marco jurídico estable de derechos de propiedad privada como los
que había antes de 1959. El reconocimiento del fracaso absoluto de
60 años de régimen comunista.
Más o menos lo mismo que hicieron chinos o
vietnamitas, o europeos del Este y rusos mucho antes. La fórmula de
devolución de la propiedad privada a los cubanos no es compleja, y
existen experiencias y buenas prácticas en antiguos países
comunistas que se pueden implementar en Cuba. Si los comunistas
aceleraron las confiscaciones del capital productivo con las ominosas
leyes publicadas entre 1959 y 1961, de infausto recuerdo, la
devolución a los agentes privados debe seguir un proceso igualmente
rápido y tenaz.
El sucesor de Raúl Castro tiene aquí un papel
importante a jugar. Sin embargo, vigilado de cerca por los
reaccionarios dirigentes comunistas y los poderes monopólicos pertenecientes a la seguridad del estado y del ejército,
interesados en mantener sus cuotas de poder, los márgenes de
actuación serán limitados. Se tiene que despojar de un caparazón
ideológico de mediados del siglo pasado, que ya no sirve para
funcionar y competir en la globalización. Hacerlo será difícil,
pero es posible. Si se pone a ello, no me cabe la menor duda que
tendrá el apoyo de muchos cubanos y sobre todo, el internacional de su lado. Y eso, aunque parezca que
no, puede ser muy importante para Cuba.
Saludos, Señor Elías. Les escribo desde Venezuela, quisiera saber si podría publicar su artículo en el blog juvenil "Subversión en letras" para darle a conocer a todos nuestros lectores lo que ocurre en Cuba y la "caja de resonancia" que compartimos.
ResponderEliminarAcá le dejo nuestro enlace https://subversionenletras.blogspot.com/