En torno al primer consejo de ministros de Díaz Canel (II)

Elías Amor Bravo, economista

En el post de ayer me quejaba del escaso contenido del primer consejo de ministros de Díaz Canel, a tenor de lo que publicaban los diarios oficiales del régimen. Un solo día mas tarde, nos ofrecen una crónica detallada de los principales temas abordados en dicha reunión. ¿Quieren que les diga algo? Mejor no haberlo hecho. El tipo de cosas que se han expuesto ante el nuevo dirigente de la isla, es como para levantarse y salir corriendo. Vamos, que el morlaco que ayer engatusé sin querer a Díaz Canel, se ha convertido en algo así como un elefante de dimensiones gigantescas. Y además, cualquier parecido con la realidad es pura casualidad.

Cómo si no interpretar, en el momento del análisis del Plan de la Economía durante el primer trimestre del año, que se señale como uno de los problemas fundamentales para cumplir el plan la falta de inversiones. Esto lo venimos diciendo años: el porcentaje de la formación bruta de capital fijo en el PIB de la economía cubana no llega al 10% cuando la media de América Latina se acerca al 25%. Sin inversiones no hay futuro para una economía.

Pues bien, al respecto el viceministro primero de Economía y Planificación, Alejandro Gil, explicó que continúan incidiendo "las tensiones en cuanto a la disponibilidad de las divisas por incumplimiento de las exportaciones y las dificultades con el abastecimiento de los combustibles". ¿Cómo no van a continuar si no se ponen soluciones para resolver dicho problema?

Por ello, se estima cumplir en un 90 % el plan de inversiones del primer trimestre. Y me parece mucho, lo más probable es que no lleguen ni al 60%. Entre los problemas fundamentales que inciden en este incumplimiento, según el viceministro se encuentran “la no entrada de un grupo de suministros de importación; el déficit de la fuerza de trabajo constructora y la falta de preparación de los actores que participan en el proceso inversionista”. Que las importaciones se dificulten por el eterno problema de la escasez de divisas se puede entender, hasta cierto punto. Ya vemos lo difícil que es para los comunistas aprovisionarse de fondos financieros en los mercados de capitales.

Pero lo que es de auténtica risa, vamos, de partirse el pecho, es que en el país que presume del mejor capital humano del mundo, de la educación y la formación de alto nivel regalada por la llamada revolución, resulta que escasea “fuerza de trabajo constructora”. Tremendo. Es evidente que se han olvidado durante 60 años que la formación tiene que orientarse por las necesidades del tejido productivo. Y sí, mucho gasto en educación y bla, bla, bla, pero resulta que no tienen delineantes, aparejadores, maestros de obra, albañiles, fresadores, encofradores, etc.... ¿a ver si los van a tener que traer de Haití o de la India como en la Manzana de Gómez?

¿Y qué me dicen del otro problema, la “falta de preparación de los actores que participan en el proceso inversionista”? Los comunistas que dirigen la economía cubana deberían preguntarse si la responsabilidad no es de ellos, y de tanto orden y disciplina. En otros países, en los que las empresas privadas libremente deciden qué producir, contratar, ahorrar e invertir no hace falta tanta preparación para esta actividad. Las cosas funcionan de forma espontánea y natural. ¿De qué preparación hablan estos dirigentes comunistas? Increíble, como si no hubieran tenido 60 años en el poder para preocuparse de esto.

En el análisis del plan hay otros datos que llaman la atención, reconocidos por los comunistas. Se trata del eterno incumplimiento en el sector del azúcar, al que una vez más se atribuyen las consecuencias de “factores climatológicos como una intensa sequía y luego un periodo sostenido de lluvias, a lo que se suman los efectos del huracán Irma”, como siempre. También se afirma que “a pesar de las tensiones, el comportamiento de la actividad industrial al cierre de marzo evidenció un cumplimiento de las principales producciones industriales del encargo estatal, entre ellas el aseo –jabón, crema dental, perfumería y cosmética–, envases para medicamentos, sacos de polipropileno y mobiliario”, incluso las “almohadillas sanitarias” son objeto de análisis porque, al parecer, se declara que ya “arribó al país la materia prima necesaria y se espera normalizar la situación en el mes de mayo”. Temas sin duda relevantes para un consejo de ministros de Díaz Canel. No me cabe la menor duda.

De la llamada pomposamente XII Comprobación Nacional al Sistema de Control Interno realizada durante 2017 bajo las órdenes de la inefable señora Bejarano, se informó que se aplicaron 339 inspecciones y 22 comprobaciones especiales en entidades subordinadas a los consejos de la Administración provincial y el municipio especial de la Isla de la Juventud, así como en 20 OSDE, la Aduana General de la República y la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.Si se tiene en cuenta que en Cuba según datos de ONEI existen 9.623 entidades según formas de organización, la atención de esta XII Comprobación es ciertamente limitada. Habría que averiguar por qué son 339 entidades y no menos, o más.

En cualquier caso este es un trabajo difícil de valorar, ciertamente, ya que en cualquier economía de mercado, las empresas se someten todos los años a auditorías para certificar la validez de sus cuentas y captar el interés de los inversionistas. Al parecer en Cuba estas prácticas de control tienen otros objetivos, como “verificar el control y uso de los inventarios, el cumplimiento de los procesos de contratación económica, las cuentas por cobrar y pagar, el control del combustible y el pago a trabajadores por cuenta propia” tareas esencialmente burocráticas, que tienen poco que ver con la supervivencia de las empresas. De todo ello, se destaca el control al “pago a trabajadores por cuenta propia”, donde la Contraloría ha empezado a denunciar pagos a “personas sin licencia para ejercer las labores, en actividades no autorizadas y mercancías o servicios de los trabajadores por cuenta propia que no se recibieron en las entidades estatales”. Preocupante, ¿no creen?

Del estado de las cuentas por cobrar y pagar, y según explicó la ministra de Finanzas y Precios, Lina Pedraza, al concluir 2017 los mayores importes de cuentas por pagar vencidas se concentran en las organizaciones superiores de dirección empresarial Azcuba, Ganadero y Agrícola, la Unión de Ferrocarriles de Cuba y en las empresas minoristas de los consejos de la Administración Provincial de Artemisa, Camagüey, Santiago de Cuba y La Habana.

Para el consejo de ministros que los grupos más importantes de la economía estatal, directamente controlados por el régimen, no sean capaces de pagar, es por culpa de cuestiones menores, como la "falta de sistematicidad en el control de los depósitos de efectivo por las ventas diarias en las unidades minoristas; el mal funcionamiento de los grupos de cobros y pagos a nivel de empresas, OSDE y OACE; así como a la falta de exigencia en el cumplimiento de los contratos económicos entre las empresas”. Sinceramente, ¿entienden ustedes algo? Que absurda maraña de organismos estatales, burocráticos, intermedios e innecesarios se han creado en la economía cubana durante estos 60 años. Qué necesario es eliminar todo ese complejo aparato de falta de eficiencia y abrir las puertas de la libertad económica, ¿no creen?

En lo relativo al incumplimiento de las regulaciones urbanísticas y de proyectos, el consejo de ministros dio una de cal y otra de arena.

Por un lado, reconoció el trabajo que se realiza para enfrentar las ilegalidades en el ordenamiento territorial y urbano, en el que “se constata una mejor organización del enfrentamiento y un fortalecimiento de la acción del partido, los gobiernos en los territorios y los organismos de la administración central del estado para dirigir, ejecutar y controlar esta tarea”. Ya me dirán qué tiene que hacer el partido en este asunto.

De otro lado, se admite que persisten ilegalidades cuya eliminación depende en gran medida de la asignación de recursos, los cuales se han ido entregando en la medida de las posibilidades económicas del país. Es decir, a pesar del déficit estatal, se piden más recursos para esta actividad en la que los gobiernos locales y provinciales son los principales perjudicados de las restricciones impuestas en el presupuesto en detrimento de otras áreas de gobierno, como los subsidios a empresas estatales que siguen aumentando sin freno.

La confianza en que una futura política de vivienda pueda ayudar a corregir ilegalidades, como el “incumplimiento de las regulaciones urbanísticas y de proyectos; la construcción, ampliación y reposición de viviendas sin la documentación establecida; la ocupación ilegal del suelo y el ejercicio del trabajo por cuenta propia fuera de las áreas autorizadas” me parece que es un deseo que no se verá cumplido. Ya veremos.

Y por último, dejo para el final el que posiblemente fuera el tema más delicado de todos los tratados en este primer consejo de ministros de Díaz Canel, en concreto, las afectaciones económicas ocasionadas en operaciones del comercio exterior, constatando que mantienen una tendencia a la disminución. Entonces, ¿cuál es el problema?

Antonio Carricarte, viceministro primero del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, fue el encargado de ofrecer detalles de las operaciones de comercio exterior que han implicado afectaciones económicas para el país, así como de los procesos penales que en consecuencia están en curso y de algunas de las sanciones impuestas a los implicados. Un mensaje para aquellos que creen que el control comunista se ha relajado. En algunas cosas si, probablemente, pero en otras, no. De hecho, Díaz Canel reiteró lo planteado por Raúl Castro sobre este tema, “que los hechos extraordinarios de este tipo deben tratarse con todo rigor”.

Lo que pasa es que no creo que potenciar el papel rector del Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera en estos temas sea la solución a los mismos. Existe preocupación por la imagen y el prestigio que para Cuba representan estas situaciones. Es de esperar que en los próximos meses se anuncien novedades. Los cubanos están acostumbrados, por desgracia, al sonido repetitivo de aquella guaracha que dice "y se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a parar". Bueno, pues ahora es Díaz Canel el encargado de parar. Ya veremos cómo lo hace. En todo caso, los que tengan intereses económicos en Cuba deberían estar preparados.

De la “asignación de graduados a los centros educativos” y de la libre elección de estudios y formación, que también se trato en el consejo de ministros, ya hablaremos otro día.

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