La logística comercial en Cuba no se arregla con más estado, sino con empresas privadas

 Elías Amor Bravo, economista
Después del invento de los “encadenamientos”, ahora Díaz-Canel quiere hablar de la cadena Operación Puerto-Transporte-Economía Interna (OPTEI), como una “dinámica económica que vive el país y resulta necesaria lograr una mayor organización en el funcionamiento de la economía y, más ventajas de una efectiva integración entre los organismos que se articulan a su alrededor”. Más o menos en estos términos se recoge en una información publicada en Granma.
Díaz-Canel utiliza el término OPTEI para hacer referencia a “un complejo proceso que abarca medidas de carácter organizativo que incluyen procesos relacionados con el aseguramiento de la cadena logística de los procesos productivos que impactan en la economía del país”. Por lo tanto, los comunistas que dirigen la economía cubana piensan que la mejor solución para ello, es crear una estructura estatal más, precisamente la OPTEI, con sus puestos de dirección, su organización institucional, su presupuesto y distribución territorial. Y adelante, todo ya está arreglado, y no conviene preocuparse más por la cuestión.
Pues no. Parece que no funciona bien. Lo que Díaz-Canel llama OPTEI funciona en todas las economías de mercado por medio de la acción de la libre empresa, y no requiere de organismo estatal, ni institución, ni mucho menos intervención alguna por parte de los poderes del estado (que están para otra cosa) sino que resultan del comportamiento libre, motivado y orientado por la lógica del beneficio de todos los agentes de la producción. Es decir, no hacen falta Lineamientos de ningún partido comunista, ni tampoco política ministerial de transporte, ni “perfeccionamiento” del balance de cargas y del funcionamiento de la cadena PTEI, dirigida por el susodicho ministerio. En cualquier economía del mundo, la OPTEI funciona de forma espontánea, genera importantes beneficios, puestos de trabajo y contribuye al desarrollo y la prosperidad de la economía.
Así que, si en Cuba la OPTEI, como entidad institucional del estado no funciona, y exige la máxima atención de los dirigentes políticos, será por algo. Esto es lo que se tiene que investigar, y no perderse por los famosos “cerros de Úbeda”. Tratar de determinar en qué es diferente la economía cubana del resto del mundo y corregir esa deformación ideológica es una tarea fundamental para que las cosas funciones, una de ellas, la OPTEI.
En Cuba, sin embargo, las autoridades no hacen este ejercicio, y consumen tiempo y esfuerzos adjudicando a los militares el diseño de buenas prácticas para la OPTEI, como si la economía de base cuartelera introducida por el tandem Raúl Castro-Marino Murillo sirviera para algo. Convendrán conmigo que los militares están para otras cosas. El problema por tanto sigue ahí, incluso agudizándose, porque no han sido capaces de dar pie con bola.
En suma, los problemas observados por los diputados que explican el mal funcionamiento de la OPTEI son numerosos, pero se encuentran unidos por un hilo común que cualquier estudiante de primer curso de economía sabría identificar. 
Los diputados citaron el desfavorable estado técnico operacional de los viales para el acceso y circulación interna dentro de los recintos portuarios, por la falta de inversión en infraestructuras (recordemos que en Cuba la participación de la formación bruta de capital fijo en el PIB no llega al 10% de media).
Igualmente, cuestionaron la insuficiente utilización del cabotaje (evidente, no hay barcos adecuados para realizar estas actividades, porque los que existen se dedican a otras cosas y son lentos e ineficientes).
También hicieron referencia al deficiente estado de las carreteras y de las travesías por las poblaciones, con los riesgos y la lentitud que ello supone para los transportes, otro problema que obedece igualmente a la falta de inversiones en infraestructuras.
Se citaron igualmente, la falta de silos en los puertos, en cantidad y calidad, para almacenar los productos a granel (lo que no ocurría antes de 1959, cuando la infraestructura portuaria cubana era de primer nivel a escala mundial) en suma, otro problema motivado por la falta de inversiones.
Los centros de carga y descarga del ferrocarril, y el pésimo uso que se realiza de este transporte en Cuba. La obsolescencia del parque móvil, los deficientes trazados viarios, los mismos que hace 100 años, o los tiempos perdidos, son algunos de los problemas citados.
Problemas que no son insolubles y que se pueden atender con inversiones orientadas por criterios de rentabilidad económica. Inversiones que han de surgir, o bien del estado, en su parte relativa a las infraestructuras básicas de la economía, o bien de los agentes económicos privados que operen en el sector logístico. En numerosas ocasiones, se ha defendido en este blog que una fórmula para incrementar los bajos niveles de inversión que existen en Cuba se encuentra en las fórmulas aceptadas a nivel internacional de colaboración público y privada, basada en la rentabilidad para las partes.
En una economía como la cubana, donde el sistema de distribución logístico se encuentra atrasado por su dependencia absoluta del estado, y que tiene una limitada e ineficiente capacidad de respuesta a las necesidades del sistema de comercio mayorista con 450 almacenes de alimentos, 622 cámaras frigoríficas y 199 almacenes de productos industriales y más de 3.000 almacenes minoristas, pensar que la entidad OPTEI o cualquier otro organismo del estado puede atender la cadena puerto-transporte-economía interna para dar cumplida satisfacción a las necesidades de los consumidores y empresas, es una quimera.
Díaz-Canel debería reconocer públicamente que la actividad privada en la distribución comercial y logística es fundamental, que la empresa privada libre debe ser el agente principal en este sector fomentando la atracción de inversores extranjeros hacia estos empresarios privados, facilitando la llegada de tecnología, know how y formación. Para conseguir esto, sería necesario implementar un cambio de 180º en la organización del sector, lo que redundaría en una mejora notable de la actividad logística para lograr ese objetivo de “desarrollo del país”, del que habla Granma. Los cubanos deben saber que otro modelo de política económica es posible.

Comentarios

  1. Mi estimado: creo que en la ecuación del analisis económico cubano siempre falta una variable basica, o una cifra en ese proceso de restas interminables, que hace siempre la operacion buena en sus elementos, pero que pierde de vista esa variable que lo explica todo: el desinteres real de Fidel Castro y sus adlateres de desarrollar el pais y el bienestar de los ciudadanos. Por supiesto que Fidel castro sabia muy bien todo lo que debia saber. Hace mas de 500 años se viene demostrando qué funciona y hace más de un siglo que sabemos lo que no funciona. Y entonces, si han tenido todos los recursos humanos y materiales, porque el pais ha retrocedido de manera creciente, ha destruido sus infraestructuras basicas, la produccion de todo tipo de bienes, al extremo de importar azúcar, café y otros productos con los cuales fue rey del mundo? Como se destruyeron 500 años de creación de la industria del azucar, de la ganaderia, de la pesca y de todo lo que pueda mencionarse? Mu simple: ese no era interes del gobierno. Lo poco que fincona si es de su interes: sus casas, sus autos, sus oficinas y servicios medicos, sus abastecimientos, y sobre todo, sus cuentas cada vez mas abarrotada, tanto fuera d e Cuba como dentro Si el Partido ( esa mala masoneria en forma de piara inepta, corrupta, antinacional, contra-revolucionaria y estafadora) tenia como funcion poder order, guiar como fuerza superior por encima del estado y del pueblo, y nunca lo hizo, cosa que el propio Raul Castro ha recoido cuando dijo en publico, que yo lo vi y lo oi que se le caia la cara de vergüenza pero que no se habian cumplido ninguno de los acuerdos de ninguno de los congresso...entonces, dé qué estamos halando?. Todo se reduce a una pantomima de estafa, a burlarse de la gente en su cara con el cuento del traje del emperador, a un ahacer que hacen mientras se van dando la gran vida, y ellos y sus familias acumulando capitales muebles e inmuebles. Y claro que Diaz Canel sabe, como sabia Fidel, que funcionaba y que no funciona. Y le echa ahora la culpa a los economistas de no ¨desatar las fuerzas productivas.¨ Hay un momento en que del embaraje sa pasa al franco cinismo, y en esa etapa anda agora el gobierno de Cuba. Por tanto, metodológicamente, es un error que empaña el análisis creer que ese gobierno quiso en realidad en algún momento desarrollar el pais, hacer eficiente su economía, crecer en las producciones y servicios que heredó en 1959, con menos corrupcion, pero ha pasado todo lo contrario, con la corrupcion generalizada y el miedo como eje de coordenadas minuciosamente estudiado y puesto a funcionar. Te obligan a corromperte para que vivas con miedo, seas sumiso y no hables. Por supuesto que eso ya esta pasando cada vez menos y la gente habla, pero aun muchos siguen creyendo, sugiriendo al gobierno, ¨no explicándose por qué no esto o lo otro, que debian hacer y reconocer esto o aquello¨ cuando la realidad que lo explica todo, como espejuelos que de pronto te hacen ver con claridad, es QUE NO LES INTERESA, QUE NUNCA LES INTERESO EL PAIS, excepto para saquearlo, tomarlo de pedestal y no de ara. Todo lo que pasa, tras 60 años de evidencias, es perversamente deliberado. Saludos cordiales.

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