La autarquía no sirve para la sociedad digital
Elías Amor Bravo, economista
Se descuelga Granma con un artículo
titulado “Soluciones nacionales: más calidad de vida y soberanía tecnológica”
en el que se presentan los avances en “la informatización de la sociedad”.
¿Soluciones
nacionales? Otra aventura más que acabará mal. ¿A quién en 2020 se le puede
ocurrir emprender una iniciativa de naturaleza autárquica para avanzar en la
sociedad digital?
El artículo, tras destacar la
importancia que tiene este proceso “para el incremento del bienestar y la
calidad de vida de la población”, lo que es incuestionable, aborda su influencia en “el desarrollo del
comercio y el gobierno electrónicos, lo que ayuda a potenciar el empleo de las
tecnologías de la información y las comunicaciones en nuestra cotidianidad”. El
comercio, cuando no hay bienes y servcios que comerciar, difícilmente puede avanzar. La cuestión
del gobierno electrónico todavía es más controvertida, porque realmente cuesta
creer en esa voluntad de apertura de la caja negra del régimen.
Al parecer, durante una de las
reuniones de chequeo, Díaz-Canel dijo “que tan necesario resulta el comercio
electrónico para la vida y las finalidades estratégicas del país, que de haber
avanzado más en esa actividad nos habríamos enfrentado mejor al COVID19”. Seguramente
tendría en el pensamiento el pésimo servicio a domicilio que ofertan las
empresas estatales dedicadas a esta actividad, Tuenvio y Correos, en
particular, y que han recibido no pocas quejas por parte de los clientes.
Además, añadió que, “en la medida
en que avancemos en este tema, vamos a tener menos vulnerabilidades en el
comercio y será posible ofrecer más facilidades y mejor calidad del servicio”,
y en este punto, incidió en la especial preponderancia a las soluciones
nacionales que favorezcan la soberanía tecnológica. ¿Soberanía tecnológica? Ni los chinos están en esa onda. Nadie está por esa apuesta en nuestro tiempo. Consume demasiados recursos y no es rentable. Este es el mismo asunto de
siempre, ¿qué fue primero, el huevo o la gallina? No es un asunto baladí,
hay que dar respuesta antes de lanzar campanas al vuelo.
La cuestión que interesa, en
este punto, es el hecho que, para poder avanzar, la sociedad digital precisa
una infraestructura que la respalde y, en concreto, una industria electrónica
capaz de sostener sus demandas. Desconocemos datos relativos a la industria
electrónica en Cuba (número de empresas, empleo, facturación, etc).
El otro baluarte del modelo se
encuentra en los profesionales que realizan estudios técnicos y de tecnologías de
la información en disciplinas como electrónica, telecomunicaciones, control
automático, informática.
Pues bien, si se atiende a la
evolución de la cifra de alumnos matriculados publicada en el anuario de la
ONEI, los resultados no son buenos. Desde el curso 2013-14 al curso 2018-19, el
número de alumnos que estudian estas disciplinas en las universidades cubanas
ha pasado de 32.723 a 30.496, un descenso del 6% equivalente a 2.227
estudiantes menos.
Algo no se está informando de
forma correcta en Granma, donde se dice que “los miles de ingenieros en las especialidades
referidas, formados en las universidades cubanas” trasladando una abundancia
que en realidad no es tal. Pueden ser miles, pero en descenso. Conviene tener
en cuenta el matiz, porque tan solo el 13% de los universitarios cubanos se
forman en las materias de la sociedad digital a diferencia de lo que está ocurriendo
en otros países.
Pero, además, los datos del
anuario de ONEI son igualmente interesantes para desmontar discursos
triunfalistas, ya que, en estas especialidades necesarias para la sociedad
digital, los alumnos graduados entre el curso 2013-14 y el 2018-19 han pasado
de 5.360 a 4.176, y en este caso, el descenso relativo es mayor, un 22%, lo que
limita mucho más la disponibilidad de profesionales para atender las
necesidades de las empresas. De la misma forma, el porcentaje sobre el total de
graduados de todas las disciplinas no llega a la quinta parte del total, un
18% y solo un 13% de los matriculados se gradúa en estos estudios. Un balance demoledor.
Díaz Canel no lo tiene fácil. Apostar
por una sociedad digital inspirada en un modelo económico basado en la autarquía,
como el que defendían las dictaduras fascistas de mediados de siglo XX, no
lleva a ningún sitio. El ejemplo está en las elevadas tarifas de ETECSA, el
monopolio estatal, que se aprovecha de su posición de dominio para exprimir el
presupuesto de los cubanos que pagan sus servicios gracias a las remesas que
envían las familias residentes en el exterior.
Es cierto que el sector de las
comunicaciones ha sido uno de los que han presenciado un mayor incremento del
número de emprendedores y trabajadores por cuenta propia, lo que ha facilitado su desarrollo y crecimiento en los últimos años, pero se encuentra muy regulado, sometido a un elevado control, lo que limita el crecimiento de la escala
productiva. La autarquía no es buena consejera para el desarrollo de la
sociedad digital, aunque si lo pueda ser para el régimen comunista. En algún
momento, tendrán que pensar en la sociedad.
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