Comercializar sin producir: el drama del sector agropecuario cubano

Elías Amor Bravo economista

El régimen vuelve a la carga con la comercialización de los productos agropecuarios. Una vía que no lleva a ningún sitio porque no se dirige al problema que es la falta de oferta. Para distribuir y comercializar hay que liberar las fuerzas productivas para que aumente la producción.

El ministro de la agricultura, Ydael Pérez Brito; el viceministro primero de finanzas y precios y la directora de comercialización de agricultura participaron ayer en Mesa Redonda para incidir en este tipo de cuestiones y ninguno de ellos fue al núcleo del problema del sector agropecuario cubano. El título elegido por Cubadebate no puede ser mas explicito, “Retos de la nueva política de comercialización en la agricultura”.

Las autoridades insistieron, con un guion elaborado, que el desarrollo de la agricultura cubana se ha visto afectado por "la situación del recrudecido bloqueo y la incidencia prolongada de la pandemia, así como los obstáculos para adquirir todo tipo de insumos y recursos necesarios (fertilizantes, plaguicidas y herbicidas, pienso) y su influencia en la disminución de los rendimientos productivos". De todo ello, el bloqueo es, con diferencia, el principal problema para estos diagnósticos “políticos” que se pueden aplicar a cualquier sector de la economía. Pero esa excusa es cada vez menos aceptada por la sociedad cubana que el pasado 11 J estalló y dijo basta.

Por eso, los datos ofrecidos por el ministro en Mesa redonda no convencieron a nadie. La agricultura en el país durante los últimos ocho años ha perdido buena parte de su potencial de crecimiento porque se usa el 38% del promedio de insumos, que en el caso de fertilizantes alcanza un 22%. Esto ocurre porque no se ha obtenido divisas suficientes para comprar en el exterior estos productos, y porque los proyectos autárquicos de producir antes de importar, no han dado resultados. Culpar a otros de los errores propios es un grave irresponsabilidad.

También se culpa al estado de los suelos de la baja producción, porque no todos son categoría 1, y tienen problemas de rendimientos al ser de categoría 2 y 3. Y, por supuesto, al riego, que solamente llega a un 7%, lo que incrementa la acción de las plagas que no se pueden combatir por la falta de recursos para su importación del exterior. Recordar en este punto, que todo esto ocurre por los bajos niveles de inversión que dedica el gobierno a la agricultura, a diferencia de los hoteles o servicios empresariales.

De modo que ante un escenario como éste, las autoridades explicaron sus acciones para incrementar la producción de alimentos y satisfacer las necesidades crecientes de la población, cuyos resultados dejan mucho que desear.

En concreto, el ministro de la agricultura se refirió a las famosas 63 medidas para dinamizar el sector y las otras 43 para fortalecer la empresa estatal socialista. En total, 106 medidas que, según el ministro, son “panacea” para el sector pueda desarrollarse con sus propios esfuerzos.

Algunas de estas medidas son hilarantes como por ejemplo, “buscar variantes y salidas en cada empresa, en no pensar en una asignación como estábamos acostumbrados, y gestionar un recurso para realmente poder desarrollar”. ¿Qué significa este trabalenguas que ha quedado para la posteridad en la grabación de la Mesa redonda?

Según el ministro, cuando son muchos los que gestionan, los que buscan variantes y soluciones con los productos biológicos, con la cuestión de los precios, con lo relativo a la economía, con las exportaciones y los porcentajes que van al productor, con el tema del mercado interno en divisa para reaprovisionar esquemas y poder desarrollar productores y fincas, entre otras medidas, la cosa se complica de forma innecesaria. En su criterio se tiene que simplificar y citó como ejemplo la decisión de mejorar la tarifa eléctrica después del susto de la tarea ordenamiento.

Insistió en que no fue un cambio de precio de la tarifa, sino de la "forma de hacer las demandas cuatro veces al año, para que el productor no tenga penalizaciones, definir no usar el mediodía como horario pico para no tener que parar y arrancar cuando se está regando, entre otras". El ministro está convencido de que así se resuelve el problema de un coste de producción incrementado y no previsto por los productores, pero no tiene razón.

También habló del uso de transformados sobredimensionados, de modo que se puedan cambiar y bajar un nivel. Otro galimatías más y citó para ello el asunto  del agua, informando sobre ello que se bajó la subterránea, se bajó la que se usa en organopónicos cuando se consume la red de acopio.

También hizo referencia a que se está trabajando en una serie de normas legales que aseguran un nuevo modelo de gestión donde se prioricen las relaciones laborales y salariales. De ese modo, se pretenden conseguir dos caminos: uno que organiza mejor la vinculación de un usufructuario a una UEB o a una UBPC, una CPA o a la CCS a la que se vinculaba. Por medio del Decreto 358 se permite que un usufructuario se vincule también al estado, el mismo que presta la tierra que es del pueblo también se vincula y ayuda a organizar a esto.

En materia laboral, el decreto previsto establece las mismas condiciones a un colectivo laboral desde una empresa estatal, siendo gestionada por el estado y no por un usufructuarios a la vez que se flexibilizan los sistemas de pagos, la vinculación con la empresa, los créditos, el manejo del presupuesto, la gestión y contratación de la fuerza de trabajo. También se pretende organizar al que produce y no tiene tierra, al apicultor que no se retira.

Según informó el ministro, ya se cuenta con la base para el diseño del sistema empresarial estatal agroindustrial municipal, que se encuentra en fase de aprobación del comité ejecutivo y después irá a su implementación. 

De igual modo, las 63 medidas se han distribuido en siete grupos y se ha logrado un sistema de dirección participativo e integrado con todos los factores aumentando el número de perspectivas que observan a la agricultura, como si realmente eso fuera lo que necesita el sector en la actualidad.

Y aquí es donde viene la cuestión, porque de ese grupo de medidas, la nueva política de comercialización de productos agropecuarios es la que ocupa la preferencia del régimen en su estrategia para activar el sector.  De hecho, el ministro dijo que si estas medidas se implementan bien, los resultados se tienen que ver en el plato de nuestro pueblo, en el desarrollo de más exportación, en más balance de los productos y, por supuesto, en más alimentos, tanto agrícolas como pecuarios.

Entonces, ¿por qué siguen sin verse estos resultados? ¿Qué está ocurriendo en la agricultura cubana que no remonta sus cifras y da de comer a toda la población? Muy simple, y además, el ministro lo dijo en Mesa redonda: todas las medidas están encaminadas a dinamizar la agricultura y fortalecer la empresa estatal socialista para que le preste buen servicio a los productores, reduzca sus plantillas, que sea más dinámica, que dé mejores y más eficientes servicios. Y ¿del sector privado, qué? Nada de nada.

Por ello, a pesar de la novedad de la política de comercialización, con el objetivo de estimular de la producción y la comercialización de productos agropecuarios, la eliminación de trabas que existen hoy por mala implementación, la cosa apenas se mueve. La flexibilidad de la comercialización no resuelve las carencias de la agricultura. Reconozcan el error y den marcha atrás cuanto antes, apostando por las medidas estructurales, las únicas, que pueden cambiar esta situación.

Por ejemplo, de nada sirve eliminar el monopolio de Acopio, situándolo como uno más en la cadena. Esta no es la solución, porque los productores siguen pensando en que tienen que operar con el estado a través de ese Acopio, que no desaparece. Habría que traspasar toda la intermediación comercial a la iniciativa privada y apostar por cadenas comerciales que reduzcan el canal desde el productor al consumidor.

Otro ejemplo, cuanto más se apoye al municipio para fortalecer el desarrollo local, los productores tienen más dificultades para aumentar la escala de la producción y obtener rendimientos a escala. Justo lo contrario que necesita la agricultura cubana para ser más eficiente y productiva.

Como cabría suponer, el ministro defiende los resultados obtenidos con este conjunto de normas, pero lo cierto es que dejan mucho que desear. Hasta el momento, hay 1.024 productores que han sacrificado 2.115 cabezas de ganado, una cantidad ínfima. En el caso de la leche, en los últimos dos meses hubo un sobrecumplimiento de los indicadores límites y se contabilizaron más de 30.000 CL, moneda libremente convertible, otro resultado que deja mucho que desear. Para el ministro, las medidas de la ganadería son muy importantes, porque se tienen que ver sus resultados a más largo plazo. Ya veremos si se consigue, y si hay tiempo para ello.

Con respecto al marco legal, existen otras resoluciones del Ministerio de Finanzas y Precios que también inciden en la política. Por ejemplo, la eliminación de algunos precios que estaban alzados o duales,  fortalece más al comité de créditos en el territorio. También existen las resoluciones de precios que establecen los Gobiernos provinciales y municipales, para ordenar lo que salga aprobado en un comité de precio y contratación, una de las novedades de esta política. Pero la intervención y regulación de precios por el estado se mantiene firme.

Con relación a los precios, el viceministro de este departamento, defendió la necesidad de mantener precios centralizados para algunos productos establecidos por el MFP como organismo rector (la leche, carne vacuna, el café, el arroz) y de precios concertados, que son los que se logran establecer a nivel de Gobiernos municipales y provinciales, por comités con varios integrantes. Se destacó el hecho de que ya no existe casi ningún precio centralizado. Prácticamente todos se concentran en los territorios y solo mantenemos centralizados los productos balance, pero es esa determinación de precios por los territorios de consecuencias tan negativas como toparlos.

El dirigente castrista explico las cuatro transformaciones fundamentales de la política.

En primer lugar, los comités de contratación y precios con sus funciones y responsabilidades, que funcionan en los territorios, distorsionando los precios en el conjunto del mercado nacional. El ministro destacó su variada composición, pero ello sirve de poco en un régimen en el que solo existe una visión de la realidad, la comunista, y también las facultades que tienen para liberar algunos precios de productos o toparlos si lo consideran necesario. Su injerencia en la interacción oferta y demanda, sigue siendo total.

En segundo lugar, otra de las transformaciones propuestas por la política tiene que ver con la autonomía en la gestión de los que se encargan de la comercialización, tanto mayoristas como minoristas. Una línea que se sigue investigando, según el ministro, para evitar “desórdenes”.

Se pretende con esta política abrir “un camino de reparar los mercados, de darle mantenimiento, pero también de implementar lo establecido y avanzar en la innovación, en la aplicación de nuevas dinámicas”, pero todo ello se quiere conseguir sin cambios en la estructura de los derechos de propiedad, lo que impide lograr los resultados deseados. Nadie trabaja por nada.

En tercer lugar, se trabaja en la creación de mercados de nuevo tipo, sobre todo en la red minorista, que tratan de lograr una mayor llegada de productos a las tarimas habaneras, un objetivo que se fía exclusivamente a una “supuesta flexibilización de precios a los productores”, lo que solo resuelve una parte del problema, y acaba encareciendo los productos.

¿Qué son estos mercados de nuevo tipo?

La explicación corrió a cargo de la directora de comercialización del Ministerio de la Agricultura, que empezó por abordar el tema de los arrendamientos y dijo que “la posibilidad de arrendar un mercado agropecuario hoy está abierta, no solo para un trabajador por cuenta propia, un campesino, una cooperativa, un usufructuario; también las empresas estatales pueden arrendar un mercado agropecuario y gestionarlo”.

Señaló al respecto que ya existen entidades que funcionan con esta condición, pero se quiere extenderlo al conjunto del sector, con la convicción de que ello puede estimular la producción y con ello, “cambiar la imagen del mercado agropecuario y la del abastecimiento a la población”.

La directora de comercialización definió la actual policía como “flexible, amplia y que brinda muchas posibilidades, desde la contratación de la producción de todos los destinos, sector estatal y formas de gestión no estatal, que pueden contratar las producciones que necesitan para gestionar sus mercados, cafeterías u otros establecimientos”.

A partir de ahora, una persona puede arrendar un espacio en un mercado de forma temporal, por un día, o una semana, por ejemplo, para ir a vender su producción. Puede ser un productor, una cooperativa, no tiene que ser un arrendamiento permanente, puede ser temporal o puede hacerlo de forma ambulatoria por un pico de cosecha que tenga, o puede comercializarlo con cualquiera de los participantes en el proceso. El problema sigue estando ahí si esa persona o entidad no produce en el surco, porque existen límites que no se han remozado para que lo logre, y ahí reside el problema a resolver.

La directora dijo que hay dos principios básicos de la política que plantean que las entidades acopiadoras y comercializadoras solo pueden hacer compras en función de sus capacidades logísticas y financieras. Si una entidad acopiadora no tiene dinero para financiar una producción, o no tiene la logística, no puede hacer esa compra.

El segundo principio complementa al primero y alude a que, en el caso de los productos que por problemas logísticos o financieros de la entidad acopiadora o comercializadora no puedan ser adquiridos, el productor tiene toda la autorización para venderlos a cualquiera de las formas de gestión existentes, e incluso comercializarlos él mismo.

La directora de Comercialización del Ministerio de la Agricultura reiteró que con el mercado de nuevo tipo se pretende transformar la imagen del mercado agropecuario y para ello se establecieron 17 principios, y cuando se habla de mercado de nuevo tipo no se contempla como solo un  mercado que está reparado constructivamente y que tiene una cantidad determinada de productos, sino que se aplican esos 17 principios, que incluyen comercio electrónico (no solo código QR sino pago inmediato del productor al proveedor), licencias sanitarias y veterinarias, empleados uniformados y capacitados, productos beneficiados y sin tierra, entre otros.

Al respecto, señaló que en apenas un mes y poco más, se ha abierto en la capital 12, y en lo que resta de año deben abrir más de un centenar, siempre que “cumplan esos requisitos y no retrocedan en la calidad y la cultura del detalle”.

En cuarto lugar, se analizaron las medidas financieras y tributarias y su capacidad para estimular la producción. Esta tarea corrió a cargo de Vladimir Regueiro, viceministro primero de Finanzas y Precios, que comenzó señalando que “el tema de precios se tiene que ver en una visión general y también parcial, o sea, dividir en lo que corresponde a los precios de acopio, los precios que estuvieron establecidos de manera centralizada y también en función de esta política flexible mucho más amplia de comercialización directa a la población. La política que se ha venido configurando es mucho más integradora, pone en igualdad de condiciones a todos los actores de la economía, especialmente a estas diversas formas de gestión de la agricultura”

Recordó en este punto que con la implementación del ordenamiento monetario se establecieron un grupo de principios en la formación de los precios, especialmente para los del sector agropecuario, que deben trasmitir a los productores “las señales del mercado, que incluyen afectaciones por temas climatológicos, o las carencias de determinados insumos”.

Según el viceministro del MFP solo se establecen precios máximos o centralizados a una lista bastante reducida de productos. Ha sido un principio que los productos que han sido trascendentales para el balance de alimentos del país (la leche, el azúcar, algunos rubros exportables) llevan un condicionamiento en la formación de precios diferente. En el resto de los productos, la formación de precios está descentralizada. Otras cuestiones con estas nuevas formulaciones, y que dan una visión integral para la formación de ese precio, son los grupos empresariales y las autoridades del Gobierno local con los comités de contratación.

En la formación de los precios de Acopio se han reconocido los niveles de utilidad que tenían los productores con anterioridad al ordenamiento monetario, a los costos y gastos incrementados como parte de la actualización de estos valores en el ordenamiento, y especialmente como parte de su implementación. En dicho sentido, las 63 medidas y las que forman parte de la actualización del sistema empresarial se pretende un intercambio y un reconocimiento de los incrementos de estos valores en los precios de las producciones agropecuarias.

Se pretende con ello estimular al productor a cumplir con sus compromisos, más centrados en la contratación, con base en las hectáreas que están producidas, en los recursos que se han puesto en función de estas producciones. Por ejemplo, en la producción de leche puede llegar hasta nueve pesos el litro si se cumple con los planes contratados, conforme con los requerimientos técnicos productivos que reconocen las direcciones de Agricultura.

El dirigente destacó el tratamiento de precios dual para un grupo de productos, como el boniato, la malanga o el plátano, lo que implica más responsabilidad por parte de los titulares del presupuesto que tienen que administrar los recursos. E insistió que esto no implica un incremento de precios de los productos de cara a la población, ya que los precios de los productos para las dietas médicas siguen siendo los mismos, y para el sistema de atención a la familia no trasciende está descentralización de los precios. Tampoco en los comedores obreros. Esta descentralización no afecta las facultades de las autoridades locales y de la nueva estructura de los comités de concertación de precios.

La Mesa redonda, excesivamente larga para mi gusto, prestó atención, por increíble que pueda parecer, a otros temas, como el tiempo que tardan las matas de plátano en producir racimos maduros. Ello con referencia a los daños causados por varias tormentas hace un año por Artemisa y Mayabeque, por Ciego de Ávila, lo que restó producción para el abasto de la capital. También se citó el esfuerzo del Ministerio de Economía y Planificación para distribuir un nivel del fertilizante 913 en diferentes áreas de boniato en los suelos rojos del occidente, o la siembra de 25.000 ha más de plátano que en igual período del año pasado y la existencia de 116.000 ha, gracias a unas luvias más favorables.

También se citó el crecimiento de 27.000 ha en la siembra de yuca y otras 88.000 ha en existencia.  El dirigente reconoció que no se ha crecido tanto en la malanga, que los productores limitan un poco porque tiene un ciclo muy largo de rendimiento.

Y se destacó que a pesar de las dificultades en el tema de los precios, los productores siguieron sembrando. El dirigente castrista dijo, menos mal, que el precio es importante, estimula, ayuda, pero todavía no se ha logrado lo que pretende. Su receta para que los precios cumplan su función es errónea. Para ello, dijo, “hay que seguir trabajando en concentrar los polos productivos, continuar poniendo un nivel de inversión a la empresa La Cuba, porque se sabe sembrar plátano allí; hay que trabajar en lugares concentrados como Jagüey Grande, con los frutales (el cítrico se ha deprimido mucho, lleva mucho dinero y mucha tecnología, y hay una enfermedad muy fuerte, pero podemos sembrar guayaba u otro cultivo, reorientar), y, acá en otras áreas cercanas a la capital, avanzar en la siembra de vianda”. Y todo ello, dicho con la boca pequeña, porque las autoridades reconocen que hay que aumentar la escala de producción, pero sin estridencias. De cambios estructurales en la propiedad de la tierra, nada se dijo. Hay miedo de ir directamente a resolver el problema.

 

 

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